jueves, 6 de septiembre de 2012

¿Qué llevas puesto?

Después de repartirnos los papeles, cada una salió de casa a cumplir su misión. Cada una salió a buscar provisiones con las que pertrecharnos delante de mi tele, esperando el momento en el que empezarían los Video Music Awards 2012, presentados por un tío al que yo ni siquiera conocía, en el que aparecerían todas las estrellas del panorama musical.
Alba y yo rezábamos porque los de la Saga estuvieran allí, lógicamente. Había rumores de un nuevo tráiler de Amanecer, y nosotras queríamos ser de las primeras en verlo.
Así que Noe se dirigió al kiosco por excelencia de la ciudad a arramplar con todas las chucherías posibles mientras Alba se encaminaba al McDonals a pedir nuestra cena y yo bajaba a todo correr al kiosco de debajo de mi casa (en el que no había chuches, vaya mierda de kiosco) a comprar más y más revistas, pastelitos... lo típico, lo justo y necesario para una noche de chicas impacientes por ver a sus novios famosos actuar en la tele y dejar a medio mundo sin ovarios.
Si lo pensabas en frío, aquello sonaba raro de cojones.
Pero las tres estábamos demasiado aceleradas como para pararnos a pensar: cada una gritaba órdenes y las demás las cumplían, no importaba lo extrañas que fueran. Salvo irse a tomar por el culo (o Fanta, como ahora estaba de moda decir). En ese caso el dedo corazón se alzaba automáticamente hacia la dictadora.
Teníamos tiempo de sobra para ver más programas, ya que la ceremonia no empezaba hasta las 2 y media de la madrugada, aunque seguramente conectaran con la alfombra roja una hora antes.
Le habíamos dicho a los chicos que cuando salieran del hotel nos dieran un toque al teléfono, para no estar plantadas delante de la tele toda la noche, tragándonos la porquería de la Mtv del tamaño de Embarazada a los 16 o Made: quiero cambiar.
Si hubieran echado Pequeñas Mentirosas, se habrían ahorrado el coste de establecimiento de llamada, me cago en todo ya.
Así que allí estábamos: Alba y yo plantadas delante de la tele viendo Aquí no hay quien viva mientras Noe hojeaba con una furia desmedida la Rolling Stone, acordándose de la familia de todas y cada una de las personas que trabajaban en ella porque Justin finalmente no había sido portada en España.
Aunque yo sabía que ninguna estaba prestando demasiada atención a lo que nos rodeaba, estábamos demasiado ocupadas sumidas en nuestros pensamientos. Yo no sentía la mirada reprobadora de las patatas fritas que había apartado de mi McMenú (las mismas que me gritaban ¡Zorra traidora! ¡Antes no éramos suficientes, vaca infeliz!), Alba apenas sonreía con las tonterías que soltaba Juan Cuesta, Presidente de esta nuestra comunidad, y Noe paseaba los ojos pro las páginas, por las palabras, sin reconocerlas, como si estuvieran escritas en chino.
Noté la sensación familiar de tirón en el estómago, esa que yo le pedía a Eleanor que me dejara experimentar cuando estaba dormida, y cerré los ojos, preparándome para aterrizar en mis recuerdos.
-¡QUE ERES EL PRESIDENTE, HOMBRE YA!-bramó Paloma Cuesta en la tele.
Pero yo ya no estaba allí.

El sol londinense luchaba por quemarme la piel, por clavarme el puñal del milenio, pero no era lo bastante fuerte para mi resistente piel mediterránea (a pesar de que mis raíces eran del norte, mi piel había decidido volverse ibicenca, aunque yo encantada de la vida, ya que solo me había quemado uan vez en toda mi existencia y fue por chulearme con un agua demasiado salada en nuestro adorable archipiélago de las Islas Canarias), con lo que apenas parecía acariciarme los poros, una caricia fantasmal, una caricia que no estaba allí.
Cerré los ojos y me recosté contra la hamaca mientras los chicos seguían con su partida de póker, Louis subiendo y subiendo su apuesta, aunque no tenía nada, Niall mirando a sus dos amigos con cara de desconfiado, y Zayn chupeteando su cigarro como si no hubiera mañana.
La verdad era que Zayn estaba muy sexy cuando fumaba. Ponía cara de interesante. A veces me sorprendía pensando cuántas chicas matarían por ser aquel cigarrillo.
Y otras veces me asustaba al ver que yo bien podría ser una de ellas.
Movió los labios de forma que el cigarro se sacudió violentamente hacia arriba y hacia abajo. Lo cogió con dos dedos, lo apartó de sí y soltó el humo hacia arriba, sin apartar la vista de sus cartas, decidiendo su jugada.
Tiene algo. Tiene algo y Lou no tiene nada, pero va a ser él quien gane, porque Louis se marca unos faroles geniales.
Y la verdad era que así era: estaba recostado hacia atrás, fingiendo luchar por contener, inútilmente, una sonrisa victoriosa.
Por la forma en que Niall miraba a ambos, deduje que tendría dos parejas, o incluso un full, pero no sabía que hacer ante el derroche de confianza de Louis.
Zayn debía de tener un as, el único que suponía le faltaba al de Doncaster para que los demás aflojaran toda la pasta.
-No voy-gruñó Niall, arrojando las cartas.
Doble pareja con escalera de tréboles.
Miré por encima de mis RayBan aviador a Zayn, intentando infundirle confianza. Zayn alzó la vista por encima de su cigarro y me miró. Se rascó lentamente los abdominales, pensativo (debía de ser la primera persona que se rascaba los abdominales cuando estaba concentrado en algo), y miró al cielo. Louis no perdía detalle de lo que hacía, parapetado detrás de su desastrosa mano de póker y de su sonrisa cínica.
La voz de Taylor voló hasta mi cabeza mientras me maravillaba con la actuación de mi novio, al que bien podrían ovacionarle veinte minutos seguidos en el Royal Theatre londinense.
Si esos abdominales son reales, ese chico se merece un Oscar, había saltado Taylor, fingiendo ser asiduo de Edward, ante una foto de su antagonista femenina en la que aparecía él mismo sin camiseta. Recordaba haberme reído como loca ante ese comentario. Todas las Lauties del mundo habíamos asentido al unísono al llegar ahí, aquello era una verdad como un templo.
Zayn volvió a mirarme, yo asentí imperceptiblemente con la cabeza. Louis se giró y me miró a través del mismo modelo de gafas de sol, solo que las mías efecto espejo, las suyas, marrón degradado.
-Veo tus 20 y los subo 10 más.
Louis frunció el ceño, pero aceptó sin dudarlo. Lanzó las moneditas de póker al centro de la mesa y volvió a reclinarse.
Sube, Zayn. Dalo todo.
Pareció oírme.
-Voy con todo-espetó, empujando los pilares de monedas que tenía a su lado. Louis se giró otra vez, me miró, sacudió suavemente la cabeza y se encogió de hombros.
-Yo no-bufó, arrojando las cartas. Zayn sonrió, le mostró las suyas (¡pareja de ases, dos damas y un rey, todos del mismo color excepto el as de corazones!), y empezó a recoger la pasta. Cogió una libretita y sumó el dinero que los dos les debían.
-563 libras con 24-anunció. Niall suspiró y echó un vistazo a las cuentas del moreno, frunciendo el ceño. Louis se giró en redondo y me clavó una mirada envenenada a través del cristal chocolate.
-Has hecho que pierda casi quinientas libras.
-Casi, no-rectificó Niall-, yo solo he perdido 42.
-Joder-masculló Louis, sacudiendo la cabeza de forma frenética.
-La avaricia rompe el saco, Lou.
-Lo dice la millonaria-protestó, sin girarse-. No tengo aquí, Zayn. ¿Te las puedo pagar mañana?
Zayn se encogió de hombros.
-Invítame a ir de compras y te perdono la deuda.
Lou se echó a reír.
-Y es entonces cuando gastas 600 libras y lo pago yo todo, ¿eh? Mañana te lo doy.
Zayn chocó los cinco con él y le retuvo la mano.
-Más te vale, porque si no, te robo la novia.
Louis alzó las manos al aire.
-Salgo ganando, tío-se giró en redondo y se bajó las gafas para atravesarme con aquellos ojos azules-, Eri, hoy te enrollas con Zayn, ¿qué te parece?
-Que tienes una patada en la boca muy seria, eso me parece-protesté, moviendo la braga del bikini para que no me quedaran marcas en la cadera.
Cuando alcé la vista, él estaba arrodillado a mi lado.
-No me quieres, ¿eh?
-Eres el demonio.
-Ya lo sé.
-Pero muy, muy malo.
-Lo sé.
-Cállate-repliqué, pasándome un brazo por la cara para tapar el sol. Se echó a reír y me besó la mano que colgaba a un lado de mi cabeza.
-Cómo te he engañado, ¿eh?
-No lo digas dos veces. Pobres Directioners.
Me apartó la mano y me besó los labios.
-Venga, mujer, si sabes de sobra que no tienes precio para mí.
Me encogí de hombros.
-En realidad pagabas por librarte de mí.
Asintió, solemne.
-Pero solo hasta diez libras, tampoco te creas tan importante.
Le di un puñetazo en el hombro.
-¡Eres imbécil!
Pero lo besé en los labios, pasando mi mano por su pelo castaño, mientras él sonreía en mi boca.
-¿Quieres jugar?
Miré a Niall y Zayn.
-¿Os importa?
Niall cogió una silla y la colocó a su lado a modo de respuesta, mientras Zayn negaba con la cabeza, ofendido.
Me senté entre Louis y Niall y observé maravillada cómo barajaba Zayn las cartas, haciéndolas mezclarse en el aire, uniéndolas a una velocidad bestial.
-Chulo-sonrió Niall, y Louis se rió entre dientes.
-No sé las reglas-les advertí mientras Zayn nos lanzaba las cartas a cada uno.
-Aquí no hay, nena. En el Texas Hold'em es donde hay reglas. Aquí gana el que mejor mano tenga, y listo-replicó Louis, esperando a que Zayn recibiera su última carta, colocara las sobrantes en una esquina y nos mirara a todos.
Levantamos las cartas y les echamos un vistazo al unísono.
Tres ases.
Tres condenados ases.
Oh, Jesucristo. La partida era mía.
Tranquila, nena. Finge que no tienes nada. Haz como si tu mano fuera mala.
Vale, vale. Actuar. Se me da bien eso.
Zayn frunció el entrecejo y miró a Louis, que cogió un pequeño montón de moneditas y las colocó en el centro de la mesa.
-Voy con quince.
Louis me miró.
-Si quieres seguir apostando, igualas mi apuesta. Si crees que tienes mejor mano, la subes. Si no quieres apostar, enseñas las cartas.
Oh, vaya si quiero apostar, Swagmasta.
-Los veo-dije, lanzando tres moneditas de cinco al centro de la mesa.
Niall estudió su mano, negó cno la cabeza y descubrió sus cartas. Una pareja de reinas, de distinto color, era lo único que el irlandés poseía.
Zayn subió la apuesta.
-Veo tus quince, y aumento a 20.
Louis se nos quedó mirando, pero al final aceptó.
Ahora sí que tenía una buena mano.
Eché otra monedita y me quedé plantada, mirando al moreno.
Dentro de casa, Noe gritó. Todos sonreímos.
-¿Cuántos lleva?-preguntó Louis, echándole un vistazo furtivo a la cocina.
-No sé. ¿Dos, tal vez? ¿Tres?
-¡Harry!-bramó Zayn, alzando la voz-.¡Ten piedad de esa pobre mujer!
Risas dentro, dos pares de ellas.
Louis y yo nos miramos, pensando lo mismo: podrían ser tres pares si Harry no hubiera entrado ayer en el piso.
20 minutos después, Zayn y Louis fueron con todo. Louis había decidido dejar atrás su actuación magistral de chico poco afortunado. Estaba segura de que tenía un trío, por lo menos.
Niall se pegó a mí y miró las cartas por encima de mi hombro mientras yo suplicaba que no se asombrara, pero no dijo nada. Me miró, preocupado.
Dios, gracias, Nialler. Recuérdame que te consiga una buena esposa.
Eso fue lo que empujó a aquellos dos a jugárselo todo a una sola carta.
Empujé las moneditas que me quedaban hacia el centro de la mesa rápidamente, como temiendo cambiar de opinión. Niall abrió mucho los ojos y me miró.
-Pero Eri...
-¿Qué mas da? Tengo dos millones de libras en el banco. Puedo permitírmelo, Niall. Voy con todo-les anuncié a los chicos. Ellos asintieron, Zayn se quitó el cigarro de la boca y Louis se pasó una mano por el pelo.
Fue él quien mostró primero sus cartas.
Escalera de tréboles que acababa en el rey.
Zayn gruñó, y yo suspiré. Entonces, él descubrió sus cartas: full, ningún as.
Niall y yo nos miramos y sonreímos, y les enseñé mis cartas a los chicos.
-La madre que la parió-espetó Zayn, contemplando embobado mis dos ases y mi dos y mi tres de corazones.
-¡Mentirosa!-ladró Lou, con ojos como platos.
-A ver si aprendéis de ella, chicos-replicó Niall, chocando los cinco conmigo. En esa partida, gané casi dos mil libras.
Pero luego las fui perdiendo en demás partidas, quedándome solo con 32 de ganancia.
Bueno, algo era algo.

Alba tuvo un día más excitante que yo, eso sin duda. Por la mañana, estuvimos las tres preparando las maletas, antes de desayunar, incluso.
Y, después de desayunar, ella se encerró en la habitación con Liam.
Estuvieron hablando de tonterías (supuse que de lo mismo que hablábamos Louis y yo antes de intentar dormir, ya que ella no dio más detalles cuando nos lo contó), besándose y haciendo el amor.
Sí, el amor.
Porque Noe había dicho mientras nos afanábamos en meter nuestras compras en las maletas que ninguna de las dos había hecho nunca el amor.
Que yo era la que lo hacía todas las noches con Louis.
Alba se quedó tiesa y yo di un brinco.
-¿Qué? Yo no me he acostado...
-Deberías ver cómo te mira, Eri. Y cómo le miras tú a él. Os adoráis... y eso se ve. Créeme, te lo digo yo, hacéis el amor cada vez que vuestros ojos se encuentran. Y es precioso-suspiró, nostálgica, añorando una noche tierna pero apasionada que nunca llegó con Harry. Alba frunció el ceño, y le pidió a la pequeña que definiera eso-. Sí, Alba. Nosotras hemos follado. Pero no lo hemos hecho despacio nunca, precisamente, ¿verdad? Seguro que los tuyos son como fueron los míos: aquí te pillo, aquí te mato. Basta mirar a Louis y a Eri para ver que su primera vez va a ser lentísima... muy dulce... como debe ser-se encogió de hombros y se afanó en cerrar su maleta que, rebelde, reivindicaba que había comprado en exceso.
Alba se lo contó a Liam mientras los dos estaban tumbados en la cama de ella. Él besó su cabeza.
-Te quiero-murmuró ella.
-Yo también, cucharita.
Cuando estaban solos, Liam llamaba a Alba cucharita. Nadie nunca oyó decirle eso a ella, ni ella lo mencionó jamás, y ninguno se habría imaginado la razón por la que Liam la llamaba así... pero así era.
Y Alba, como siempre que oía esa palabra en boca de su novio, sonrió.
-Quiero hacer el amor contigo-susurró, y notó cómo sus mejillas se volvían rojas.
Liam la miró un segundo.
-Yo también quiero hacer el amor contigo, mi vida.
Y se desnudaron despacio, como si no se conocieran bien. Liam entró en ella con cuidado, temiendo romperla, esperando no hacerle daño al romper una membranita que había sido rota hacía mucho tiempo. Se movieron lentamente, compenetrados, como si estuvieran en un velero navegando en un mar en calma.
Los dos cerraron los ojos, los dos disfrutaron, y los dos desearon con todas sus fuerzas que su primera vez hubiera sido así, en vez de aquella bomba que explotó en casa de ella.
No se podía cambiar el pasado.

A Noe, en el fondo, aquello de hacer el amor no le iba.
Es decir, le encantaría, pero sentía que no podría hacerlo con Harry.
Sus instintos más oscuros se desataban cuando aquellos ojos aguamarina se posaban en los de ella, y cuando él la miraba anhelante... ella no se controlaba.
Recordaba noches en las que se había despertada bañada en sudor, y, sin embargo, sonriente. A veces incluso tenía la suerte de recordar el sueño, y lamentaba que no fuera real.
Había sido tan salvaje... tan... sucio, tan animal... que a ella le encantaba.
Y no soportaba despertar, darse cuenta de que aquello no había sucedido en realidad. Ver que estaba sola en la cama, en su habitación, mientras Harry dormía desnudo unas habitaciones más allá.
Habría sido tan fácil quitarse la ropa, recorrer el pasillo, abrir la puerta de su habitación, despertarlo, y dejar que la penetrara a su antojo...
Necesitaba que la usara. Lo necesitaba dentro, y los dos lo sabían.
Aunque el corazón de Noe protestara cada vez que ella deseara aquello.
Se sorprendió a sí misma soltándome aquella frase digna de algún libro de poemas, encogiéndose de hombros con gesto adusto, como si no estuviera allí realmente.
Pero Harry era dinamita pura, y no puedes esperar iluminar una habitación con una vela hecha exclusivamente de dinamita.
Ese era el mayor encanto de Harry. Cada vez que estaba con él, que estaban juntos, sentía que él centraba toda su atención en ella, que no era capaz de pensar en otras, algo realmente meritorio en Harry RicitosViolables Styles.
Así que, después de terminar con la maleta, de desayunar, de lavarse los dientes y de comprobar su aspecto, bajó lentamente las escaleras, como una princesa en su baile de cumpleaños.
Se colocó detrás de Harry en el sofá, se inclinó hacia delante y casi exigió, con voz cálida:
-Vamos a la cama.
Harry levantó rápidamente la vista de la tele y la centró en su chica.
Ayer se había declarado, le había dicho a Noe que quería estar con ella, que la necesitaba, que la amaba... Y Noe le había recompensado por ser así de valiente.
Harry había entrado en su habitación, le había dicho que si tenía tiempo para escuchar algo que tenía que decirle... ella había asentido, curiosa, aunque el enfado de la noche anterior todavía estaba presente.
-Te quiero solo a ti y no voy a irme con otras, Noe-había dicho él, mirándola a los ojos. Te quiero solo a ti, te quiero solo a ti, resonó en la cabeza de mi amiga, como un eco glorioso. Ella se levantó de la cama y dio un paso hacia él. Él dio otro, vacilante, y Noemí echó a correr.
Se abalanzó sobre él y comenzó a besarlo como si su boca fuera agua y ella llevara un siglo sin beber, un siglo cruzando el desierto.
Harry la tomó de la cintura y la levantó de forma que sus ojos estuvieran a la misma altura.
-¿Quieres salir conmigo, niña?
Noe asintió.
-No me lo digas dos veces.
Harry exhibió la mejor de sus sonrisas Colgate.
-¿Quieres salir conmigo?
Noe volvió a asentir.
-Claro que quiero, Harry.
Y comenzaron a besarse más rápido.
Ni siquiera llegaron a la cama; acabaron en el suelo, ella encima de él, mirando cómo se acercaba más y más al orgasmo mientras manejaba los suyos propios.
Joder, Noe no hacía más que robarme fantasías sexuales.
Y ese día no fue diferente. Cogió a Harry de la mano y tiró de él, intentó llevarlo a su habitación, pero él negó con la cabeza.
-Vamos a la mía.
Ella no protestó, no protestó cuando él la puso contra la pared, le subió la falda y le arrancó las bragas, no protestó cuando entró en ella durísimo como nunca lo había estado, sino que gritó. Le dio lo que él le pedía, después, lo desnudó, y se metieron en la cama.
Noe no contaría, orgullosa, que llegaría siete veces al orgasmo esa tarde. ¡Siete veces, mujeres! gritó, pletórica de alegría.

Pero ni de coña fue todo sexo desenfrenado (sobre todo para mí, AHJAJAJAJAJA de qué cojones me río) ni besos, ni momentos felices.
Cuando nos despedimos en el aeropuerto, todos lloramos. Todos.
Ellos querían que fuéramos a América con ellos; nosotras, que nos llevaran. Pero Paul les dijo que nada de eso, que si le hubiéramos avisado de aquello con antelación, tendríamos hasta asientos en la gala. Pero que decidirlo en el aeropuerto, cuando nuestro avión estaba a punto de despegar, era demasiado para él.
Louis sostuvo mi rostro entre sus manos y me miró a través de la cortina húmeda de sus ojos. No dejó que ninguna lágrima resbalara por su rostro, pero se notaba la emoción en su mirada.
-Te quiero. Te quiero muchísimo, mi vida. Siento no poder estar ahí para tu cumple. Te quiero. Te quiero.
-Lo sé. Lo sé, mi amor, y yo a ti. No pasa nada-susurré, dejando que él me secara las lágrimas. Se inclinó hacia mí, me besó suavemente y me acarició la mandíbula.
No te vayas.
No te vayas, por favor.
No te vayas.
Sus labios se separaron de los míos y se llevaron un pedacito de mi alma con ellos.
-Te quiero-dije, echándole los brazos al cuello y volviendo a besarle. Fue un beso salado, un beso que no me gustó por lo que significaba... pero era mejor que contemplar cómo desaparecía entre la gente, cómo se hacía más y más pequeño hasta que yo no pudiera distinguirlo...
No era nada comparado con abandonar su país y no saber cuándo iba a volver.
Había sido horrible cuando Niall se apartó de nosotros con la cabeza gacha. Cuando fui a buscarlo, cuando le puse una mano en los hombros, alzó la vista y me miró. Lloraba.
Me rompió el corazón con cada lágrima.
Noté en el estómago algo parecido a que me cortaran en dos con una espada.
Ahí empecé yo, las chicas me siguieron, y rápidamente todos empezaron.
Solo las fans consiguieron animar a los demás, animarme. Pero Niall y Noe eran imposibles de detener, y ella no paró de llorar hasta que se durmió, presa de los tranquilizantes, en el avión, mientras Alba y yo oteábamos el horizonte, y yo le decía adiós a los monumentos de Londres.
Adiós, London Eye.
Adiós, Big Ben.
Adiós, Convent Garden.
Adiós, Puente de Londres.
Louis.
No, a Louis no podía decirle adiós. Ni siquiera podía decirle hasta luego, ni hasta dentro de tantos minutos.
Bastante me dolía darle las buenas noches y pensar que íbamos a estar separados un par de horas.
Si alguna vez estás triste, por lo que sea, quiero que pongas nuestra canción a todo volumen, que le des a repetir, y que te escuches cantar. Porque tu voz es la más bonita del mundo, nena. Es muy injusto que yo tenga un disco fuera y tú no, pequeña me había confesado él. Y yo obedecí, encendí mi iPod y puse la versión de Valerie que habíamos hecho.
No le di a repetir, si no que me paseé por las canciones de la banda, desde Torn hasta la última, la que aún no había sonado en la radio pero que yo ya había escuchado, la que cantarían en los VMAs.
Dejé que la voz de mis cinco mejores amigos me acunara y se llevara mi tristeza. Me sorprendí sacudiendo levemente la cabeza con Alba en Up All Night.
Cerré los ojos cuando llegó el solo de Louis en la versión acústica de One Thing. La forma en que dejaba su voz "arrascar" el final del primer verso me encantaba. Evoqué cada uno de los momentos juntos, cuando nos besábamos, cuando me cogía la mano, cuando me miraba a los ojos, cuando me acariciaba el vientre, el cuello, la mejilla... cuando me decía que me quería.
Viviremos mientras seamos jóvenes, pensé.
Y sonreí.

-Les echo de menos-espetó Alba de repente, con la vista clavada en la tele, aún mirando Aquí no hay quien viva.
Deseé estrangularla por sacarme de mis ensoñaciones justo cuando los labios de Louis se iban a posar sobre los míos aquella primera noche en el río, casi dos meses atrás, cuando empezamos a salir.
-Y yo-murmuré, sacando el teléfono y contemplando las fotos que teníamos los dos juntos, luego las que me había hecho con todos y cada uno, hasta la que teníamos los ocho en el pueblo de Alba.
-Quiero que ganen. Quiero que lo ganen todo. Que le jodan a Justin. Necesito que lo ganen todo-espetó Noe, enfadada, de repente. Las dos la miramos co ojos como platos, incapaces de creer lo que nos había dicho-. Sigo siendo Belieber, pero quiero que mi novio le gane a mi ídolo. No es tan malo, ¿no? A fin de cuentas, Harry también es mi ídolo, es mi amigo, es todo para mí, los chicos son mis amigos, y se lo merecen. ¡Se lo merecen!-ladró, volviendo a mirar la revista.
Me sorprendí aún más cuanto solté:
-Creo que si Louis y Taylor compitieran en una misma categoría y fuera de votar, votaría por Louis.
-Y yo por Liam. Lo siento por Robert, pero... Liam es Liam.
-Louis es Louis.
-Harry es Harry.
-Es One Direction, ¡putas!-salté, emulando clarísimamente a la canción de la princesa del pop It's Britney, bitch!. Se echaron a reír.
-¡Putas, son nuestros chicos! ¡Apartáos de ellos, Directionators de mierda!-bramó Alba, alcanzando las Coca Colas y pasándonoslas.
-¡Por los mozos!-gritó Alba, moviendo las cejas de forma seductora.
-¡Larga vida a One Direction!
-¡Que la suerte esté siempre detrás de Louis para que nunca se le caiga el culo hermoso que tiene!-clamó Noe, alzando la lata, y yo me eché a reír.
-¡Brindo por eso!
Me levanté de un brinco, me revolví el pelo y me eché la manta rosa por encima. Comencé a pasearme por el salón como si fuera la reina del universo, parodiando a la loca de Los Juegos del Hambre.
-¡Y QUE LA SUERTE, ESTÉ SIEMPRE DEL LADO DE LAS DAMAS!-chillé, recordando cómo se llamaban entre ellos, cómo los llamábamos para cabrearlos y cómo los llamaban cariñosamente las fans; lads.
¿Dónde está Zayn? ¿Está de tour con las damas?Sí, está en tour con las damas. Está bailando música R&B de forma sexy.
No, no está de tour con las damas.¿Ha twitteado hace horas? ¿Era su tweet sobre bañarse? ¿Twitteó que ya había dejado de bañarse?No, no twitteó que había acabado de bañarse.
Sigue bañándose.
Sí, twitteó que ya se había bañado.
Entonces está bailando música R&B de forma sexy.
Me revolqué en el suelo, muerta de risa, recordando aquella foto del croquis de la situación de Zayn ante la mirada incrédula de mis niñas.

Nuestros móviles se iluminaron a la vez, y las tres nos abalanzamos sobre ellos.
-¿Sí?-preguntó Noe.
-¿Diga?-soltó Alba
-¿CUÁNDO COÑO PENSABAS LLAMARME, LOUIS?-bramé yo, pues fui la única que miró la pantalla para ver quién me llamaba.
Él se echó a reír.
-¿Me echabas de menos, nena?
-¿Cómo te atreves a dudarlo? ¡MALDIGO EL DÍA EN QUE NACISTE CON EL RETRASO MENTAL TAN GRANDE QUE TRAES ENCIMA, CHAVAL, LO MALDIGO, MALDIGO AL MÉDICO QUE AYUDÓ A TU MADRE A...!
-¡Vale, vale!
Dios, ver a Estela Reynols a esas horas de la noche me afectaba.
Ya se ha abierto el cajón de mierda.
-¿Cómo estás?-pregunté, subiendo los pies al sofá y cambiando a la Mtv, donde una rubita entrevistaba animadamente a los integrantes de 30 seconds to Mars.
-Bien.
-¿Nervioso?
-Eri, por favor. Solo estoy histérico. Cierra la boca ya.
Nos echamos a reír.
-Además-continuó-, ya hemos ganado o perdido los premios, lo único que aún no lo sabemos. ¿Sabes? Lo que me preocupa es la canción. A mí y a todos-susurró, y comprendí a qué se refería.
Harry tenía un solo tras unos segundos de música, por lo que tendrían que moverse.
Y Moverse más Harry Styles era igual a Harry ahogándose, no consiguiendo sacar la voz y suicidándose después.
-Vais a hacerlo muy bien-repliqué yo.
-Gracias.
-Lo dice la novata que cantó para todo el mundo en su primer concierto.
-Lo sé, yo estaba allí, ¿recuerdas?
-Oh, sí. Cierto-asentí con la cabeza y me llevé una mano al pelo, capturando un mechón y rizándomelo con los dedos-. Sí, es verdad. Tú fuiste el cabrón que me echó a los leones.
-El mismo-replicó, riéndose-. ¿Y tú qué tal?
-Bien. Tengo sueño, pero estoy bien. Tengo ganas de veros. De ver cómo te caes escaleras abajo, o de escuchar las gilipolleces que vayas a decir en las entrevistas.
-Si me preguntan por ti te voy a poner a parir.
-Lo sé, mi amor.
Un pequeño silencio, pero que no fue incómodo.
-Si me preguntan por ti les voy a decir la verdad.
-Defíneme la verdad.
Casi pude verlo encogerse de hombros a 10.000 kilómetros de distancia.
-Que estamos juntos, que somos felices... lo típico.
-Lo que nunca decís en las entrevistas.
Y ahora sonreía, escuché su sonrisa en la respuesta.
-Exacto.
-Te quiero muchísimo, BooBear.
-Yo también te quiero mucho, mi niña.
Oh, cuando me llamaba mi niña, ¡apaga las luces, vamos a hacerlo!
-Deséame suerte.
-No la necesitas.
-Por favor.
-May odds be ever in your favour, Louis William Tomlinson. In yours, in Harry Edward Styles, Liam James Payne, Niall James Horan and Zayn Javaad Malik. May odds be ever in your favour, One Direction-canturreé. Cualquiera diría que odiaba los Juegos del Hambre (que NO eran la Saga más grande de todos los tiempos. Que hubiera dicho eso Harry Potter se entendería, porque así era, que lo dijéramos los Twihards también, porque habíamos movilizado a todo un mundo, pero, ¿Los Juegos del Hambre? ¿Qué es esto, una convención del absurdo?)
-Gracias, nena. Ah, y por cierto, pienso decirle a Zayn que lo has mencionado el último.
-Pobre Zayn.
-Cómo le marginas, te debería dar vergüenza.
-Ya.
Levanté la vista y miré a las chicas, que hablaban con sus respectivos novios, ilusionadas. Noemí se había recostado contra el sofá, había puesto una pierna sobre la otra y meneaba el tobillo en el aire; Alba sonreía y miraba al suelo mientras le susurraba a Liam.
-Te echo de menos-le dije a Louis.
-Yo no, ayer nos fuimos de putas, ¿sabes?
Me eché a reír.
-Eres imbécil, Louis.
-Sabes que es mentira y que yo también te echo de menos. No se te puede tomar el pelo.
-Ya ves.
Nos quedamos mirando la tele un segundo, mientras los chicos cuchicheaban entre ellos. Luego, oí como Harry y Liam les hacían a mis amigas la misma pregunta que Louis me hizo a mí.
-¿Qué llevas puesto?
Estallé en sonoras carcajadas.
-Estoy desnuda-gruñó Noe, mirándonos a Alba y a mí-, me acabo de duchar.
Mentira.
-Los vaqueros y la sudadera-contestó Alba, obedientemente.
-Adiós, Louis-repliqué, divertida.
-¡Eri, venga! ¿Qué te cuesta decírmelo?
-Te decepcionarías.
-Lo dudo. Dímelo, venga, ¿qué llevas puesto?
-Adiós, Lou. Te quiero. Te echo de menos. Un beso.
-¡Eri, Eri no se te ocurra colgarme!
Se me ocurrió, vaya si se me ocurrió.
A los diez segundos me había llegado un mensaje.
Eres mala. Y ahora, mira la tele, mira qué guapo está tu novio. Te quiero. Xx.
Alcé la vista justo a tiempo para ver cómo salían de una flamante limusina y un coro de gritos desesperados se alzaba alrededor de la alfombra roja. La cámara se abalanzó sobre ellos mientras salían del coche y saludaban a los fans.
14 chicas se desmayaron por eso.
Y tres se hincharon de orgullo por poder llamar a tres de ellos sus novios. Aunque, claro, aquellas tres no estaban allí.

La cámara correteó por delante de Demi, y Alba comenzó a chillar FURCIA INFERNAL a pleno pulmón. Pero Demi estaba demasiado ocupada contestando a otras entrevistas como para que le hicieran una, así que la presentadora de la Mtv se quedó esperando a que mis niños dejaran de posar delante del cartel de los premios.
Dios, me encantaba cómo se había cortado el pelo Louis. Hacía dos días que no lo veía, y cuando salió del coche con ese mini tupé, pensé que me moría. Le mandé un mensaje rápidamente.
¿¡TE HAS CORTADO EL PELO?!
No, me ha crecido la cabeza LMFAO.
AHAJAJAJA estúpido. Te queda genial.
Bitch, please. A mí todo me queda genial. Xxx
La pelirroja de la Mtv llamó a los chicos.
-¡Atención, porque tengo aquí a los británicos más amados en todo el mundo!
Niall y Liam se echaron a reír.
-¿Qué tal por Estados Unidos, chicos? ¿Qué es lo que más os gusta de Los Ángeles?
Harry contestó lentamente.
-Creo que lo mejor es el sol, y las chicas. Las chicas de aquí son muy guapas.
Louis decidió arrebatarle la atención a Harry.
-Las palomas. Hay un montón de posibles novias para Kevin por aquí.
Todos se echaron a reír, y él sonrió.
Alba se cayó del sofá, tales eran sus carcajadas.
-Así que, chicos, hoy vais a cantar una de vuestras canciones, ¿nerviosos?
El micrófono se abalanzó sobre Zayn.
-Bueno, creo que es una oportunidad genial, pero nos hemos preparado mucho. Ya sabes, tenemos experiencia en conciertos y esas cosas, pero esto es mucho más de lo que nos ha pasado nunca.
-Pero estaremos a la altura-aseguró Liam, y los demás asintieron con ligeros yeah.
-¿Qué pensáis del escándalo sobre el compro de votos?
Niall se indignó.
-Creo que es la mayor estupidez que he oído en toda mi vida. Una cosa es que digan que los mánagers han comprado los votos, cosa que es mentira, y otra que digan que nosotros lo pedimos porque no creíamos que las fans nos fueran a apoyar.
-No estaríamos aquí sin ellas. Se lo debemos todo a las fans-asintió Louis.
Liam se giró a la cámara y alzó los pulgares.
-¡OS QUEREMOS!
Los demás asintieron, formaron corazones con sus manos o hicieron pucheros, reiterando eso.
-Además-continuó Niall-, hemos hablado con Justin y le hemos asegurado que nosotros no hemos sido, y él nos respondió: Tíos, aún no habéis ganado el premio, tened cuidado con las Beliebers porque son muy peleonas. Pero sí, no le parece mal ni nada, y sabe que es mentira, así que...
Se encogió de hombros y la chica asintió lentamente.
-Chicos, hay una pregunta obligada que os tengo que hacer. Tres de vosotros tienen novia. ¿No es así?-Louis y Liam sonrieron y asintieron, Harry asintió, preparándose para lo peor-. ¿Por qué no las habéis traído? Sobre todo a Eri, en todo el mundo estamos de acuerdo en que esa chica tiene una voz genial.
Harry asintió.
-Sí que la tiene, quiero decir, ¡venga! La oyes cantar, y parece que tienes delante a Whitney Houston, luego le da la venada y es Taylor Swift. No sabemos cómo lo hace, pero lo hace.
-¿Son ciertos los rumores de una colaboración con vosotros en el próximo disco de la banda?
Zayn frunció el ceño.
-Nos encantaría trabajar con Eri, y a ella con nosotros, lo hemos hablado varias veces y todos estamos de acuerdo en que sería genial grabar un tema todos juntos, por ser amigos, y eso.
-Es casi parte de One Direction-dijo Liam, y Louis asintió, pensativo.
-Pero en nuestro disco no va a haber colaboración con ella, al menos que nosotros sepamos. Aunque sí que es fácil que en su primer disco o incluso en un single suyo estemos con ella.
La pelirroja volvió a asentir.
-Estás muy callado, Louis.
Se encogió de hombros.
-Es que si me pongo a hablar de ella todo el mundo terminará queriéndola como yo y terminarán robándomela, así que-fingió cerrarse los labios con una cremallera y lanzarla lejos mientras todos los chicos se reían-. Pero es genial, y eso se ve. Es super divertida, no le da miedo ser quién es, y eso me encanta. Creo que a todos nos encanta.
-Ya-continuó la entrevistadora-, se dice mucho que las fans la quieren mucho, pero no se sabe hasta qué punto les cae bien por estar contigo.
-Creo que es independiente que estemos juntos o no al éxito que ella tenga. Simplemente he tenido al suerte de ser yo quien la cazara y no otro-sonrió-. Pero supongo que también ha ayudado que la propusiéramos para los Juegos.
-¿La propusisteis?
-Sí, la propusimos nosotros, y ella no lo sabía. Se lo dijimos a los organizadores con ella delante, y casi nos mata. Estaba histérica, casi se subía por las paredes, entonces un día me cansé, la cogí y la senté en el sofá y le dije: Mira, nena, lo vas a hacer genial, pero solo será si estás tranquila. No te habríamos propuesto si no estuviéramos 100% seguros de que lo vas a bordar.
-¿Y se calmó?
-Sí.
-Su actuación fue genial, aclamada por un montón de críticos, que se maravillaban de que fuera la primera.
-La verdad era que no esperábamos que lo hiciera tan bien-comentó Niall-, no esperábamos ni de lejos que actuara como lo hizo, y mucho menos la respuesta del público.
-¿La traeréis el año que viene, chicos?
-Si tiene disco sacado, sí-asintieron, sonriendo. Alba y Noe me miraron.
-¿Nos llevarás contigo, no?
-Claro, nenas.
-¿Qué expectativas de premios tenéis?
-Venimos aquí a por todas, pero si no nos llevamos nada, tampoco es tan malo. El simple hecho de estar nominados es un honor, y la pasión que han demostrado nuestras fans es regalo suficiente. Nos gustaría recompensarlas con al menos un hombre de la Luna, pero si no les podemos ofrecer ninguno, creo que ellas no se enfadarán ni nada-Zayn miró a los demás, que asintieron-. Seguramente estén ya muy orgullosas de nosotros por llegar hasta aquí, y eso es lo importante para nosotros.
-Genial, chicos, pues ¡muchísima suerte!
-Gracias-replicaron los cinco, sonriendo, y desaparecieron de la cámara.

-¡ABRE ESE MALDITO SOBRE, FULANA!-ladré, observando la pantalla y cómo Miley Cyrus se peleaba con el sobrecito del ganador al Cantante Revelación. Me sentí mal por insultarla, me caía bien, pero me estaba poniendo nerviosísima.
Los chicos iban a actuar en muy poco tiempo, pero aún estaban sentados entre el público, seguramente rezando a Dios (o Alá, en el caso de Zayn) para que ese premio les fuera entregado a ellos.
-¡ONE DIRECTION!
Alba, Noe y yo comenzamos a saltar.
-¡SÍ, SÍ! ¡JÓDETE, CARLY RAE JEPSEN!
-¡SUFRE!
-¡TÓMALO, TÓMALOOOOOOOOOOO!
Ellos subieron al escenario con una sonrisa de oreja a oreja.
-Queremos agradecer este premio a todos nuestros fans-comenzó Liam, y Louis gritó por detrás de él ¡NO SERÍAMOS NADA SIN VOSOTROS!-, a nuestras familias, a los productores del disco, y a la gente que está a nuestro alrededor, que siempre nos apoya.
Harry se puso a aplaudir como loco en la parte de What Makes You Beautiful donde solo se oía canturrear con la sílaba na, y muchas fans chillaron de la emoción.
Mejor vídeo pop.
Vídeo más compartido en la red.
Tres hombres de la Luna. Tres.
Adiós, reino Bieber.
Hola, imperio One Direction.
Cuando llegó su actuación, lo dieron todo, como era típico en ellos. No podías esperar otra cosa, y ellos no podían hacer otra cosa. Al final de su actuación, Louis se sacó un colgante que recordaba que se lo había dado, lo besó y cerró los ojos.
Nadie entendió de dónde salía ese colgante, y muchos dijeron que era por su madre y sus hermanas.
Pero en realidad, era por una española pegada frente a la tele, adorando a su novio como si fuera la reencarnación del mismísimo Jesucristo.
Oh, Jesucristo.
It's gotta be Lou.

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