lunes, 17 de septiembre de 2012

Tendremos un hijo si lo quiere mi novia, la fantasma.

Contemplé a Alba un rato más, incrédula, sin saber qué hacer. Zayn, apoyado en el marco de la puerta del baño, siguió mirando cada uno de nuestros movimientos.
Ella no se atrevía a levantar la vista.
-¿Por qué no me lo dijiste?
-Tenía miedo que te enfadaras.
Tragué saliva y seguí observándola. Me tenía miedo.
Me tenía miedo a mí.
Y yo no le haría daño nuca.
-¿Miedo de que me enfadara?-repetí. Asintió lentamente con la cabeza, pero nunca llegó a mirarme-. ¿Por qué? ¿Porque lo llamaste para que fuera y él lo hiciera? ¿Porque Noe y yo estábamos sufriendo porque no los teníamos con nosotras y tú sí? ¿O porque has obligado a Louis a guardarte el secreto y no decirme nada?
No contestó.
-¿Sabías que nos lo contamos todo?
Silencio.
-¿Sabías que no tenemos secretos? ¿Eh? ¿Lo sabías? ¿Sabías que yo se lo cuento todo a él y él a mí?
-Es...mentira.-balbuceó. Sonreí, notando cómo bullía la sangre por mis venas.
-¿Tú crees?
-No puedes estar diciéndome que le dices que no comes.
-Te sorprendería lo bien que lleva que no coma, Alba. ¿Sabes? Esto mío se extiende desde un principio más lejano que el del curso.
Levantó la cabeza y me miró a través de su cortina de lágrimas. Zayn cambió el peso del cuerpo de un lado para otro y miró atrás justo en el momento en que Louis regresaba con un vaso de agua.
-Llevo haciendo eso desde antes de la apertura de los Juegos. ¿Sabes cómo se llama?
Negó tan despacio con la cabeza que luego yo pensaría que lo había soñado.
-Anorexia.
Me miró con los ojos como platos, estudiándome por primera vez, y entonces todo encajó: ¿cómo había conseguido bajar de peso tan rápidamente, saltar de una 40 a una 36 sin comerlo ni beberlo, sin hacer ninguna puñetera dieta, o al menos que ella o Noemí supieran?
Los dos chicos se pusieron tensos cuando pronuncié esa palabra, pero yo permanecí imperturbable ante el examen de Alba. Ella levantó la mirada y buscó la verdad en los ojos de nuestros amigos.
-¿Y sabes quién se dio cuenta primero de eso?
Volvió a mirarme.
-Louis. Zayn. Harry. Liam. Niall. ¿Noemí y tú? Estabais demasiado ocupadas babeando detrás de ellos para controlar que yo no me matara de hambre.
Su labio inferior empezó a temblar reiteradamente, pero yo no me detuve ahí.
-Lo de no tener secretos con Louis se aplica a los demás. Les podemos contar todo. Son de fiar. Son nuestros amigos, nos quieren, nos cuidan, Alba. No te van a comer porque no te venga la regla. No te vamos a hacer nada. Vamos a ayudarte en todo lo que necesites, y a cuidarte. Pero tienes que pedirnos que lo hagamos.
Parpadeó varias veces, conteniendo las lágrimas.
-¿Tú pediste ayuda?
Me giré y miré a Louis y Zayn, que ahora no dejaban de mirarme a mí.
-No-respondí, todavía mirándolos. Aparté la vista y volví a fijarla en Alba-. No, no la pedí. Pero son tercos como mulas. En eso me parezco a ellos.
Me levanté y le ofrecí la mano.
-Creía que yo lo controlaba. Y me estaba controlando ella a mí.
Miró mi mano unos segundos, dubitativa, esperando que la apartara. No lo hice. Ella finalmente estiró la suya, cerró sus dedos alrededor de mi muñeca y la ayudé a incorporarse.
-No vuelvas a hacernos esto, ¿vale? ¿Quién coño eres? ¿Aria Montgomery?
Arrugó la nariz.
-¿Quién?
-La más guapa de Pequeñas Mentirosas-me llevé un dedo a la barbilla, pensativa-. No, no puedes ser Aria. La guapa de las tres soy yo. Tú serás Emily.
Sonrió a través de las lágrimas.
-¿Qué tiene de especial Emily?
-Que es bollera.
-Te quiero mucho, Eri-susurró, sonriente.
-¿Ves? Por eso eres Emily-asentí, convencidísima, y nos echamos a reír.
Louis y Zayn se acercaron y se unieron a nuestro abrazo.

Arrastramos a Alba hasta el salón y la sentamos en el sofá. Noe y yo nos sentamos una a cada lado de ella, cogiéndole las manos para infundirle ánimos. Los chicos rápidamente tomaron posiciones en el otro sofá, todos salvo Louis, que se quedó de pie detrás de nosotras, apoyado en el respaldo del sofá, con la cabeza entre la de Alba y la mía. Me besó rápidamente la cabeza y yo cerré los ojos.
-Alba tiene que deciros algo-susurró Noe con un hilo de voz, y taladró a Alba con la mirada.
Primer error.
Alba nos miró a los cuatro y negó con la cabeza, la boca abierta, intentando vomitar las palabras, palabras que se aferraban con uñas y dientes a su esófago.
-No... puedo.
¡VAMOS, COÑO!, ¿QUIÉN ERES, HITLER? NO TE VAMOS A HACER NADA, pensé cuando sus ojos se cruzaron por los míos.
Segundo error.
Los chicos miraron automáticamente a Louis, y después a mí. Ambos nos encogimos de hombros y la señalamos con la cabeza.
Tercer error.
Alba tragó saliva y se pasó las manos por la cara, intentando dilucidar cómo empezar su discurso. Se apartó el pelo del rostro y miró a Liam.
Cuarto error, pues la cara de curiosidad de él era demasiado para ella.
-Eri-replicó, negando con la cabeza tan violentamente que su pelo flageló mi rostro.
Metedura de pata universal, porque yo nunca cerraba la boca cuando debía. En cuestiones ajenas, vomitaba y vomitaba las palabras como si me pagaran por el número de ellas que consiguiera escupir.
Asentí con la cabeza y solté la bomba.
-A Alba no le viene la regla.
Niall, Harry y Liam abrieron los ojos como platos y miraron a mi amiga. Zayn simplemente se limitó a mirarla, preocupado, pero con menos sorpresa; al fin y al cabo, él ya lo sabía.
-Creemos que puede estar... ya sabéis.
-Dilo-exigió Alba. Suspiré, puse los ojos en blanco y musité:
-Embarazada.
A Liam le sentó como una bofetada esa palabra. Casi pude ver sus pensamientos a medida que le cruzaban la cabeza.
Un bebé.
Adiós tours.
Adiós vida normal.
Adiós todo.
Alba gimió y enterró el rostro entre sus manos, echándose a llorar de nuevo. Liam nos miró a todos, uno a uno, se levantó y le cedí el sitio para que se sentara a su lado. Le pasó un brazo por los hombros y le besó la cabeza, exactamente igual que hacía Louis conmigo.
-¿Cuándo te enteraste?
-Esta semana.
Iba a formular la siguiente pregunta cuando cerró la boca de golpe y miró a las otras dos chicas que estábamos en la estancia.
-Lo saben-sentenció Louis. Noe frunció el ceño.
-Liam ha estado esta semana con Alba en España-le expliqué yo. Noemí frunció aún más el ceño.
-¿Por qué no nos lo dijo?
-¡PORQUE NO QUERÍA QUE OS ENFADARAIS!-bramó Alba, encarándose a la más pequeña. Liam la tomó de la mandíbula y la obligó a mirarle.
-¿Por qué no me lo dijiste en cuanto te enteraste?
-Tenía... miedo.
-¿De qué?
-De que te enfadaras.
De que me dejaras, que te desentendieras de mí y dijeras que era mi problema, al fin y al cabo, podría haber cerrado las piernas cuando sentí que no lo estábamos haciendo con condón, pero dejé que continuaras, así que la culpa es mía.
Esa frase se deslizó por mi mente como un arroyo primaveral. Lo curioso era que fue la voz de mi amiga la que escuché, y no la mía propia.
Eleanor.
Estaba allí.
Y, en cuanto comprendí eso, vi las cosas desde un punto más elevado. De repente estaba de pie, detrás del sofá, viéndome el pelo rubio desde atrás.
¿Eres Louis?
No.
Miramos hacia la derecha y vimos el semblante serio de Louis, estudiando a los demás. Eleanor le acarició el pelo, él cerró los ojos y se estremeció.
Seguía teniendo un tacto suave.
Dile que me gusta cómo se ha cortado el pelo.
Se lo diré.
Una melena rizosa al otro lado de la habitación captó mi atención. Me separé un momento de Eleanor, que siguió contemplando a su ex novio un rato más, y miré en dirección a Danielle.
Tenía una sonrisa victoriosa en los labios que apenas mostraba los dientes mientras contemplaba, eufórica, las lágrimas de Alba.
He ganado esta batalla, he ganado esta guerra y voy a matarte. Voy a matarte y recuperaré lo que me has robado, maldita ladrona. Te vas a acordar de mí.
Danielle me miró un segundo y se encogió de hombros.
No es nada personal contigo, Eri. Tú me caes bien.
Asentí lentamente (vi, desde esa vista de pájaro,  cómo lo hacía) y Danielle sonrió.
Danielle era el demonio porque la habían cabreado. Si las cosas estuvieran donde debían estar, seguiría siendo la chica dulce y tierna que yo creía conocer. La misma chica que se mostraba cuando las llamaba en momentos de curiosidad, aburrimiento o desesperación. Se comportaba de forma normal.
El problema es que ver a Liam, recordar que no podía tenerlo; o ver a Alba, recordar que ella era la causante de ser ahora mitad espectro, activaba en ella una furia y una crueldad dignas de los dioses Olímpicos.
Perrie también estaba allí, con una mano colocada en el hombro de Zayn. Vi cómo obtenía sus recuerdos, se deleitaba manipulándolos para sentir ella lo que sentían las conquistas de Zayn y convertirse en una de ellas.
Caroline Ladelasmilcaras también estaba allí, solo que mantenía su semblante de 30 y pico años intacto. No estaba de humor para joder a Noemí.
¿Estáis aquí siempre?
Es la primera vez contestó Eleanor.
Les echáis de menos.
No te imaginas cuánto replicó, hundiendo las manos en el pelo de Louis. Ante ese contacto él se inclinó a besar mi cabeza.
Sentí ese beso y volví a contemplar la habitación desde mis ojos. Eleanor me acarició suavemente el hombro y sonreí.
No me merecía ocupar su lugar.
Sí que te lo mereces. Vas a darle a Louis algo que él desea más que nada y que yo nunca pude ofrecerle.
Le pondré tu nombre a mi primera hija.
Como quieras pero noté que sonreía ante esa posibilidad.
Liam besó a Alba en los labios.
-Tenías que habérmelo dicho antes.
-¿No estás enfadado?-murmuró ella entre sollozos.
-No, claro que no. ¿Cómo me voy a enfadar contigo, pequeña?
Alba sonrió.
-Gracias por entenderme.
-¡Eh! Puede que tengas un mini Payne aquí dentro-le palmeó el vientre-. ¿Cómo quieres que no te entienda?
Alba se echó a reír; le había hecho cosquillas.
-¿Qué vamos a hacer?
-¿Queréis que nos vayamos?-pregunté, mirando a los demás. Todos me sonrieron, agradecidos por esa sugerencia. Alba y Liam nos miraron.
-Sí, por favor-susurró Alba. Liam se encogió de hombros y todos nos levantamos.
-Eri. Louis-nos llamó él. Los dos nos giramos y los miramos, allí sentados en el sofá. Liam miró a Alba.
-¿Pueden quedarse?
-Nos vendría bien una opinión de fuera.
Louis asintió y nos sentamos en el sofá, a su lado.
-¿Qué vamos a hacer?-repitió Alba, cansada. Liam se encogió de hombros.
-¿Qué quieres hacer?
-No sé si quiero tenerlo-ella suspiró, Liam volvió a besarla.
-Haremos lo que tú quieras.
-Es que... creo que no estoy preparada para tener un bebé.
-Pues ya está.
-Pero me hace ilusión tenerlo.
-¿Entonces, qué?
Negó con la cabeza y se masajeó las sienes.
-Estoy hecha un lío-levantó la cabeza y nos miró a Louis y a mí-. ¿Qué haríais vosotros?
Louis me miró, yo le miré a él.
Te daría cien hijos si me los pidieras. Y si viviera para dártelos.
-Aún es pronto-sentenció él, sin apartar la vista de mis ojos. Asentí.
-Sí. Creo que es pronto.
-Me da muchísima lástima... ya sabéis. No tenerlo.
Asentí.
-Sí, creo que sé cómo te sientes. Más o menos.
Me estudié las uñas.
-Aún no te has hecho los tests.
Alba me miró.
-¿Y qué? Nunca he tenido un retraso, Eri.
-Ni tampoco habías conocido nunca a ningún inglés, y justo los primeros a los que conoces son One Direction. ¿Pillas lo que te digo?
Frunció el ceño.
-¿Danielle?
Liam nos miró a Alba y a mí. Sabía de la existencia de Danielle, le habíamos contado una versión acelerada de lo que había pasado (que nos habíamos cambiado los papeles, pero no sabíamos por qué), y que Danielle estaba cabreadísima por ello.
Asentí.
-Las vi. Están aquí. Ahora mismo-sentencié, y noté cómo el aire vibraba cuando las dos me dieron la razón-.  Podría haberte hecho algo.
Miró en todas direcciones.
-Pero... pero...
-Danielle no me haría eso a mí-replicó Liam, seguro de sí. Alba asintió.
-Sí. Lo quiere más a él de lo que me odia a mí. No tiene sentido.
-O sí lo tiene-susurró Louis, y me lo quedé mirando. Se encogió de hombros-. ¿Si ellos rompen, Danielle volvería? ¿Si nosotros rompiéramos, Eleanor podría volver?
Negué con la cabeza.
-Las necesitamos muertas-sentenció una voz delante de mí, y no necesité alzar la mirada (pues Louis dio un brinco cuando escuchó esas palabras) para saber que acababan de aparecer allí.
Los dos chicos estudiaron a sus antiguas novias, intentando memorizarlas.
-Hola-saludó Eleanor, tímida. Louis le sonrió.
-Hola, El.
Ella se sonrojó porque él recordó que le había contado cómo la llamaba cuando estaban juntos.
Liam miró a Danielle.
-Danielle.
-Hola.
Alba escudriñó a la rizosa como queriendo devorarle las entrañas.
-¿Qué me has hecho?
-Te he dado un pequeño regalo-se encogió de hombros y se echó a reír, histérica. Louis miró a Eleanor.
-¿Siempre fue así?
-No, ha empezado a ser rencorosa ahora. Antes no era nada de eso.
Asintió con la cabeza.
-¿Por qué?
-Porque Alba le ha quitado el sitio.
-¿Y por qué no odias tú a Eri?
-Porque fui yo quien le dio a Eri mi lugar.
-¿Por qué?
Eleanor se echó a reír.
-Oh, Lou, no has cambiado nada. Me alegro. Sigues siendo como un crío de tres años, ¿verdad? Tienes que saberlo todo.
Él sonrió y se encogió de hombros.
-Creo que ya me conoces.
-¿Sabéis cómo es recordar todo lo que vosotros habéis olvidado?-espetó Danielle, mirando alternativamente a los dos-. ¿Ver cómo nos miráis ahora, como si no nos conocierais, cuando hubo una época en la que lo fuimos todo?
Liam se encogió de hombros.
-Yo no elegí esto, Dani.
Ella sonrió.
-No tendríamos que estar así.
-Porque tendría que haber saltado sola, ¿no? Solo yo tenía que estar aquí, ¿cierto?
Danielle asintió.
-Probablemente fuéramos amigas. Seguro. El así lo habría querido-hizo un gesto con la cabeza hacia su amiga, que asintió lentamente, distraída-. Pero esto no debería haber pasado. Cielos, no.
Liam frunció el ceño y se me quedó mirando.
-¿Qué no debería haber pasado?
Eleanor negó con la cabeza.
-Lo que está hecho, está hecho. Y punto. Limitáos a arreglar esto-les dijo a los dos, Louis se encogió de hombros y Liam asintió. Se giró hacia Danielle, que se estudiaba las uñas, aburrida-. Y tú-alzó un dedo en su dirección y su compañera alzó la mirada-, más te vale trabajar para dar marcha atrás en lo que sea que hayas hecho, ¿vale?
Desapareció en su remolino de colores. Louis y Liam se quedaron mirando el sitio en el que hacía medio segundo había estado Eleanor con los ojos como platos.
Danielle estudió con indiferencia ese lugar. Giró la cabeza rápidamente de forma que sus rizos botaron alrededor de ella, y clavó sus ojos marrones en Alba.
-Deberías darle un poco más a la cabeza y pensar que lo último que yo quiero es que tengas un hijo con Liam-le guiñó un ojo-. Así que usa el cerebro, corazón. Si descubres lo que te he hecho, te volveré a la realidad. Tienes una semana.
-¿O si no?-bramó Alba, aterrorizada. Danielle se encogió de hombros.
-No podrás darle un crío nunca.
Danielle se esfumó entre una nube grisácea.
-Una esterilidad es lo que nos ha metido en este lío-oí que replicaba algo dentro de la nube.
Me obligué a sonreír.

Aún con aquel pequeño termómetro en la mano, abrí la puerta del baño lentamente, intentando no hacer ruido, y salí fuera. Miré a los chicos, que se levantaron, veloces, a esperar mi veredicto.
Negué con la cabeza y todos respiraron tranquilos.
¿Un bebé? Podía ser. ¿One Direction más un bebé?
Oh, no.
Le tendí el test de Alba a Liam y él lo examinó. Asintió con la cabeza.
-Se ha hecho tres. Todos dicen lo mismo.
Louis y Harry se miraron un momento.
-¿Noemí...?
-Ya sabes que no, Hazza.
Harry asintió, se pasó una mano por el pelo y volvió a asentir.
Arrastré a Louis a un aparte y sostuve su rostro entre mis manos.
-¿Quieres que use yo el último?
Pestañeó un par de veces, pensativo.
-Me fío de tu palabra.
-Si te quedas más tranquilo...
-Estoy bien.
Me acarició el cuello y unió nuestras frentes.
-¿Y si estuvieras? ¿Qué harías?
-¿Qué querrías hacer?
Se encogió de hombros.
-Lo que les dijiste antes a ellos no se aplica a nosotros, ¿no es así?-aventuré. Unió mis ojos con los suyos un momento antes de asentir, finalmente.
-Haríamos lo que quisieras tú, pero... por mí lo tendríamos. Si no te ocasionara problemas-se apresuró a añadir. Sonreí.
-Louis Tomlinson quiere familiar numerosa.
Se echó a reír.
-Ya sabes que sí. Pero, claro, si tú crees que eres aún joven...
-Somos jóvenes.
-Mi madre me tuvo casi con mis años.
Me encogí de hombros.
-Lo que tenga que pasar pasará, ¿no crees? Si pasa, pues muy bien. Pero deberíamos intentar aplazarlo.
Asintió.
-Estoy de acuerdo, milady.
-Ahora tenemos que centrarnos en Alba. Todos.
-Dos cabezas pensantes son mejor que una.
-Eso es.
Me separé de él y fui a reunirme con los demás, pero me cogió de la muñeca.
-¿Eri?
Me giré un lo miré.
-¿Eleanor no te haría nada, no?
Negué con la cabeza, tomando su rostro entre mis manos de nuevo.
-Ella me trajo aquí.
-Tal vez no quiera que...
Le coloqué el índice en los labios.
-Ella quiere hacerte feliz. Y me dejará embarazada 20 veces si tú así lo deseas.
Su carcajada llenó el pasillo.
-¡Osea, que un hijo no depende de mí, si no de mi novia fantasma!
Lo besé en los labios.
-Depende de ti. Más de lo que piensas.
Volvimos a la puerta del baño, me puse de puntillas y le susurré al oído:
-Del único que depende es de ti.
Sonrió sin dejar de mirar al frente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dedica un minutito de tu tiempo a dejarme un comentario; son realmente importantes para mí y me ayudarán a mejorar, al margen de la ilusión que me hace saber que hay personas de verdad que entran en mi blog. ¡Muchas gracias!❤