viernes, 13 de julio de 2012

Alba.


Le di unos toquecitos a la botella vacía y bufé. Miré a los demás. Volví a darle toquecitos, y el cristal volvió a emitir el mismo tintineo de antes.
Estábamos sentados en mesas, en círculos, de forma que pudiéramos vernos todos la cara. Pero yo tenía la sensación de que, aunque de vez en cuando algún par de ojos se posaban en mí, en realidad no había nada interesante.
Todos estaban demasiado ocupados cantando, riéndose de las tonterías de Eri o Louis (o de Louis y Eri, también era justo reconocer que eran geniales juntos), o silbando cuando Harry cogía a Noemí y le comía la boca. Literalmente, además.
Desee ser Noemí. Y que Harry fuera Liam. O sea, no es que no me gustara Harry Styles (no es feo el chaval, ni nada), pero Liam es Liam. Me pregunté si le pasaría lo mismo a Erika, pero al verla canturreando mientras Niall arañaba su guitarra (dios, pobre guitarra, menudos viajes le estaba pegando), sacando un par de acordes. La música era bastante buena dada la mangada que tenían todos.
Aunque yo era la que peor estaba, seguro. Miraba a los chicos y me daba la impresión de que los veía a través de un charco, porque de repente, Erika se movía y se producían ondas a su alrededor, Zayn se echaba a reír y la cara le vibraba de un modo rarísimo...
Ah, espera. Erika no había bebido. "El alcohol engorda mucho, y nenas" se golpeó los glúteos "Eri tiene grasa de sobra". Noe y yo nos reímos, claro que nos reímos. Eri podía llegar a ser muy cómica.
Y Liam, por supuesto que también estaba sobrio. Su riñón no se lo permitía, aunque llevaba una temporada pensando que ni aunque pudiera beber lo haría. Era demasiado maduro.
-Chicas, mirad esto-nos había dicho Eri hacía un tiempo, sujetando su iPhone, al que le faltaba el botón de silencio. Nos mostró la pantalla de Twitter, y nos leyó como si fuéramos bobas-. "Harry es el borracho sexy, Louis es el borracho gracioso, Zayn es el borracho triste, Niall es el borracho gritón... y Liam se asegura de que todo el mundo llegue a casa sano y salvo".
Más risas.
Liam se asegura de que todo el mundo llegue a casa sano y salvo.
No tenía todas mis facultades para pensar, sentía que me tambaleaba. Pero fue esa frase la que me llevó a beber como una condenada. Me parecía vagamente que ya me había cepillado un par de botellas de no sé qué bebida (aunque en realidad esa mierda era alcohol líquido, puro y duro), solo con la esperanza de que Liam me llevara a casa sana y salva. Él de vez en cuando me miraba, y me sonreía. Yo lo intentaba, pero esa parte que no estaba borrachilla de mí sabía que estaba haciendo una mueca horrible.
Menuda berza llevas encima, Alba. Pareces tus "amiguitas".
Me eché a reír ante esa ocurrencia. Me sentía como mis "amiguitas" en ese momento.
Eri se levantó de su sitio (al lado de Louis, cómo no) y se acercó hasta mí.
-Niall-dijo, mirándome-. Hagamos sufrir un poco a Alba.
-¿Cómo?-preguntó el irlandés. Entonces, mi amiga se giró y le dijo algo al oído. Los ojos de Niall chispearon de alegría. 
Por un nano segundo de ingenuidad, pensé que me iban a tocar algo de BTR, pero destrozando la canción.
-¿Sabes los acordes?
Niall fingió ofenderse. Le tendió una mano con el ceño fruncido.
-Niall James Horan, para servirla, milady-Eri echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. Todos sonreímos cuando Niall le cogió una mano y se la besó, muy a lo caballero británico del Titanic. A continuación, Niall volvió a sentarse, Eri se colocó a su lado. Empezaron a sonar los primeros acordes, que me resultaban familiares.
-Skies are crying, I am watching-empezó Eri, y en seguida todos la corearon. Me reí más fuerte. Claro. Demi, mi amiguita del alma.
-Te odio, Erika López. Te odio.
Ella se limitó a hacerme un corte de manga mientras entonaba: Do you have to make me feel like there's nothing left  of me?
Así me sentí en ese preciso momento, como si no hubiera nada dentro de mí. Porque mis amigas tenían a sus chicos para ellas, pero Liam pasaba de mí. Porque ellas lo estaban pasando bien, una un poco chispa, sí, pero seguramente podría caminar "colocando el talón delante de la puntera del otro pie", como había dicho Erika en la escena de su obra del año pasado, pero yo me limitaba a amargarme con unas botellas vacías de un vino o lo que mierdas fuera eso barato. Porque Liam, sí, el del tick que verificaba su cuenta de Twitter, Liam Payne, el de One Direction, el chico que siempre cantaba los primeros versos y al que yo adoraba, pasaba de mí.
Y, después, el  rasgueo que todos los presentes conocíamos bien. Liam sonrió, y empezó a cantar.
-You're insecure, don't know what for-a continuación, aunque no era la parte de los demás, todos siguieron a Liam con los primeros versos de What Makes You Beautiful.
Todos, claro, salvo la depresiva de Alba. Vamos, salvo la aguafiestas de mi persona.
Porque en ese momento me di cuenta de que nadie me echaría de menos si me largara.

La puerta de la Casa del Pueblo (el edificio en el que estábamos, con una única habitación de 25 metros de largo y 10 de ancho, con una barra en un extremo protegiendo las bebidas alcohólicas y demás alimentos, y una cocina adosada sin puerta en el otro), como Eri la llamaba, se abrió. La puerta, al moverse, arrastró un par de botellas de Coca-Cola (ya estaba lo suficiente cabreada como para seguir emborrachándome y cabrearme más) que chirriaron. Ni siquiera miré atrás, tal vez quien fuera quisiera tomar el fresco, a solas.
Ah, espera, Alba. Eres tú la que está tomando el fresco a solas. Que coja turno.
-Alba-me llamó él. Ni siquiera me giré.
-Liam.
-¿Por qué no estás dentro?
Entonces sí que me giré. Lo miré con ojos vidriosos, deseando, por primera vez en toda mi vida, darle una bofetada a uno de mis ídolos.
-Hace calor-respondí, aguantándole la mirada. Pareció dudar un momento si volver a entrar y dejarme en paz, o quedarse conmigo para averiguar qué pasaba. Se inclinó por lo segundo. Se sentó en las escaleras, al lado de mí, casi tan cerca que podíamos tocarnos, pero no lo suficiente para hacerlo involuntariamente. Bajé la  vista hasta la botella que tenía entre mis manos.
¿Por qué no eres de ron en vez de Coca-Cola? preguntó Jack Sparrow dentro de mí. Luché con todas mis fuerzas para no sonreír, pero perdí la batalla. Afortunadamente, él no se dio cuenta; o fingió no dársela.
-Te lo preguntaré otra vez, Alba: ¿por qué no estás dentro?
Me lo pensé un momento. Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.
Yo estaba borracha.
Y las tenía todas conmigo pensando que para él era una niña.
Decidí contarle la verdad.
-No estoy a gusto dentro-murmuré, con un hilo de voz. Oh, genial, ahora era una niñita desvalida.
-¿Por qué?-Liam se inclinó hacia mí, y su hombro tocó el mío. Traté de no volverme loca, abalanzarme sobre él y violarlo en las escaleras.
-Siento que ahí está pasando algo de lo que yo no formo parte-dije, alzando la vista y mirando las estrellas. Lejos se oía la música de la fiesta del pueblo de Eri. Aunque, si ella estuviera en esas escaleras, con nosotros, oiría ruido "de Manolo escobar", pero ruido al fin y al cabo.
-Eh-me llamó, y yo le miré-, somos un grupo, Alba. Todos formamos parte de ese algo que pasa ahí dentro-hizo un gesto con la cabeza hacia las puertas, donde ahora Harry y Eri discutían acaloradamente si Harry Potter debería tener su propio musical. Eri chillaba que Harry tendría que ser Harry (ok, como diría Louis, weeeeeeeeeeeeeeeeeeeeird), mientras que Harry bramaba que Daniel Radcliffe debería cantar su papel.
-NO ME JODAS, TÍO, ES IMPOSIBLE QUE CANTE NADA-gritaba mi amiga-. ¿TE LO IMAGINAS? VOLDY, VOY A MATARTEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE-hizo vibrar sus cuerdas  vocales para darle distintos tonos a tantas "es".
-QUE NO PIENSO ESTAR INVOLUCRADO EN NADA EN LO QUE NO ESTÉ EMMA WATSON, PORQUE AL FIN Y AL CABO ES COSA DE ELLOS-gritaba él.
-No, Liam-negué con la cabeza-. Vosotros, los chicos, sois el grupo. Nosotras, las chicas, somos otro. Tal vez dos de nosotras hayan pasado fácilmente a ser parte de One Direction, pero conmigo no va a ser tan fácil.
Liam asintió, enfadado.
-Porque somos One Direction y no Niall, Harry, Louis, Zayn y Liam, ¿no?
-Sí... o sea, no. Joder...-enterré mi cara entre las manos; él no se movió.
-Tal vez sea ese tu problema, Alba.
-¿Cuál es mi problema, Liam?-dios, Eri, muchas gracias por hacer esas burlas cínicas delante de mí. Truco útil.
 -Que para ti somos simplemente ese grupo de chicos que canta, y no un grupo de amigos como otro cualquiera-fue subiendo la voz a medida que hablaba. Fue la primera vez que lo veía gritar. Y eso que no había visto pocos vídeos.
-¡Para ellas también lo sois!-bramé yo. ¿Quieres gritar, Liam Payne? Porque soy la ama gritando.
-Pues qué bien lo disimulan-espetó.
-¡Porque son actrices! ¡Van a teatro!-protesté.
-¿Y qué tiene que ver eso? ¿De verdad me estás diciendo que Eri y Noe son unas falsas, y están actuando con nosotros, solo para conseguir algo?
-No, pero Eri...-me mordí la lengua.
-Eri, ¿qué?-gritó él. Ahora sí que lo había cabreado, por lo que lo estaba llevando era por un sitio que él no quería pasar: Liam no soportaba que los amigos sacaran los trapos sucios de los demás.
-Eri... tiene complejo de diva...-balbuceé-, y...
-Oh, guay. Ahora resulta que Eri se metió ella sola en aquel bar, se sentó en nuestra mesa, porque tiene complejo de diva y quiere un condenado Oscar, ¿no? Claro, y One Direction es la manera de conseguirlo. ¡Espera!-se burló-. ¡Tal vez por eso esté discutiendo con Harry sobre un musical de Harry Potter! ¿No querrá ser Ginny Weasley, verdad?
-¡Eri cree que se merece ser amiga de famosos y codearse con gente como vosotros por ese complejo de diva que tiene!
Liam se quedó en silencio, atravesándome con la mirada. Nunca pensé que unos ojos tan bonitos pudieran doler tanto.
-Tal vez es que ella realmente se merezca ser amiga de "gente como nosotros". Tal vez Noe también, y tú no-sentí cómo se me encogía el corazón con sus palabras.
-Soy la mayor, y creo que soy la que más sé de la vida, porque...
-Alba-alzó las manos-, mira, tienes... ¿Qué? ¿16? Solo les llevas unos meses. Cuando les lleves lo que os llevo yo, o sea, 4 años... O incluso dos, como Harry y Niall, podrás considerarte más "madura" y más "experimentada" que ellas.
-Pero...
-Porque ahora me parece que la más infantil de las tres eres tú, emborrachándote porque el tío que te gusta, según tú, no te hace caso. Y sin embargo, el imbécil de él está aquí sentado, contigo, consolándote y aguantando tus tonterías cuando podría estar aguantando otras tonterías, solo que divertidas.
Agaché la cabeza.
-Yo... Liam... yo...
-¿Quieres saber algo, Alba? Te quiero. Os quiero a las tres, a ellas de una manera diferente que a ti.
Lo miré, esperanzada.
-Pero no sé si puedo salir con una tía lo suficientemente estúpida como para fastidiar su salud solo porque me hago el difícil-me cogió las manos, y me las apretó. No dejé de mirarle cuando subió las escaleras, cerró la puerta y me dejó sola en la oscuridad.
Pasado un rato, la abrió otra vez, y asomó la cabeza.
-¿No piensas a entrar?
-Tengo miedo no controlarme y ponerme a hacer fangirling delante de todos, ya sabes-lo miré por encima del hombro-. Como soy una cría, una inmadura, y esas cosas...
-Cuando empieces a ser nuestra amiga y dejes de ser más nuestra fan-hizo una pausa dramática-, me llamas. ¿Tienes mi teléfono, no?
Las primeras lágrimas empezaron a caerme por las mejillas con su portazo. Entré por la puerta pequeña, la que daba a la barra, y me hice con provisiones. Que me diera un coma etílico, ya nada importaba. Liam Payne me odiaba, pero eso no me mataría.
Aunque ahora mismo tuviera el mismo agujero que me imaginaba que había tenido Bella cuando Edward se fue.
Eri y Noe me vieron, y se acercaron a mí. Me estuvieron consolando hasta que me quedé dormida.
El último resquicio de conciencia que me quedaba mientras me caía en ese pozo sin fondo, susurró:
Todavía te quedan tus niñas.
-Y Robert Pattinson-musité.
Sonreí.

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