domingo, 22 de julio de 2012

Liam, el hipopótamo-cebra-jirafa.

Casi no me reconocí en el espejo cuando me miré en el baño de su casa. ¿De verdad me la había...? ¿Cómo decía Harry?
¿Me la había tirado de verdad, o en realidad estaba borracho, mandando a la mierda así mi vida saludable y a mi querido riñón que tenía que trabajar por dos?
El brillo en los ojos que detecté en el espejo me dijo que no estaba borracho. Me toqué las manos, las manos que habían recorrido su cuerpo... Pensé en pellizcarme, luego decidí que aquello era estúpido.
Cualquiera diría que habían pasado horas desde que Eri tuvo que llamar a Alba chillándole "Ni hola ni hostias. ¡Cógele el puto teléfono a Liam si no quieres que te coja a ti del coño y te empiece a dar vueltas en el aire, maldita estúpida!"
Aunque tenía que reconocer que habían sido los minutos más felices de mi vida. O placenteros. O placelices.
Uh, chaval. Te estás enamorando. Te inventas palabras y todo. Lo tuyo es fuerte, hermano le había soltado Eri a Louis cuando este dijo una palabra para describir su relación. La risa de Louis inundó la habitación, aun cuando estaba a mil kilómetros de distancia.

Cuando me empezó a besar de aquella manera, cuando su lengua encontró la mía, supe que no iba a poder parar. Necesitaba hacerla mía, llevaba deseándola desde aquella noche en la que me había portado como un imbécil y ella no me había, ni tan siquiera, golpeado.
Gimió cuando le recorrí la espalda con la mano, y cuando le arranqué la camiseta. Y cuando ella me la quitó a mí.
Suspiró cuando le desabroché el sostén y la levanté por encima de mí. Se libró de mis pantalones en segundos, luego yo la ayudé con los suyos.
La empujé  suavemente contra la cama y ella se libró de sus bragas. Después, con las piernas, me quitó los calzoncillos. La contemplé desnuda, debajo de mí, mirándome con una adoración absoluta. Le devoré los senos, y ella chilló de excitación.
La miré a los ojos cuando la penetré. El placer, la lujuria y la larga espera que había experimentado se reflejaron en ellos.
Gruñí cuando noté que acababa de terminar con su virginidad. La ropa estaba tendida en el suelo, su espalda estaba arqueada, me acariciaba la cabeza de forma frenética. Me tiraba del pelo, obligándome a ir más rápido, más adentro, más deprisa, entra más, Liam. Hasta el fondo.
Danielle.
La chica del pelo largo se llamaba Danielle.
Tal como llegó, Danielle se marchó. Y yo seguí embistiéndola, hasta que llegó hasta arriba, en apenas dos minutos que llevábamos. Me recibió con un calor húmedo que me llevó a empujar más rápido, muchísimo más  rápido.
Casi se podía decir que la estaba cabalgando.
Alba me marginó. Alba estaba con ellas.
La rabia de Eri se mezcló con la mía, y embestí aún más excitado que nunca. Ella gritó de satisfacción, yo gemí con ella.
Ni siquiera me preocupó que me estaba corriendo directamente en ella, sin condón, cuando lo hice.
Danielle me miraba con terror, un terror que a mí me volvió loco. Y le mordí el labio a Alba, ya que Danielle estaba fuera de mi alcance.
Cuando volví a mirarla, Danielle no estaba allí.

Salí del baño con los vaqueros puestos, pero sin la camiseta.
-No encuentro mi...
Se acercó corriendo a mí y me la tendió. Me besó el pecho, sonrió, y continuó con su maleta.
¿Qué somos, Alba? ¿Amantes? ¿Novios? ¿Follamigos? ¿Yo un jodido manipulador y tú mi víctima?
 Es menor de edad susurró una voz dulce. Casi pude sentir unas manos femeninas en mi hombro. ¿Sabes lo que eso significa?
Una palabra corrió a mi mente. Pederastia.
Y luego, un "festival" de ellas. Coacción, la más fuerte. La que describía mejor el problema.
Porque tal vez ella quisiera acostarse conmigo, pero tal vez no quisiera que yo fuera el primero que la conocía tan íntimamente.
Me había perdonado, eso estaba claro. Desde luego, a una persona a la que odias, no le abres las piernas, a no ser que haya una navaja por en medio.
 Suspiré. Ella me volvió a mirar. Llevaba la camiseta puesta, pero iba sin sujetador. En la cama, unos vaqueros tenían unas gotitas de sangre en la pernera.
Alba me marginó. Alba estaba con ellas. Y ahora vas tú, y te la tiras, la voz de Eri sonó acusadora. Aunque parecía haber un toque melancólico en ella.
Terminó con su maleta, la cerró, se desnudó (¿era aquello un contoneo sexual lo que percibí cuando se quitó la camiseta y solo llevaba puestas sus bragas?), se vistió, agarró su bolsa y me empujó hacia afuera. Me besó suavemente en los labios.
Su boca quemaba.
Salimos a la calle, y le cogí la bolsa. Seguía siendo un caballero inglés, después de todo. Un caballero inglés que se tira a sus amigas.
Llegamos con las demás cogiéndonos de las manos. Alba había estirado la suya hasta entrelazar sus dedos con los míos, y yo, por no herirla, la acepté de bastante buena manera.
Todo lo bien que se puede dar la mano a una piedra de lava.
Agradecí a todos y cada uno de los dioses habidos y por haber cuando me soltó para correr a ver a las chicas.
Noe sonrió al verla, Eri hizo lo mismo, pero cuando la miré, vio en mis ojos algo que rápidamente le arrebató la sonrisa.
Tal vez tenga un radar para detectar los... ¿polvos con compasión?
No, polvos por compasión, no. Yo lo había querido. Lo deseaba. Otra cosa es que ahora me sintiera mal porque ni siquiera le había preguntado si estaba segura antes de metérsela hasta el fondo.
Su expresión cuando llegó al orgasmo pasó por mi mente, asesinando mi paranoia.

En mi vida me alegré más de ver a los chicos que cuando llegamos al aeropuerto. Ahora me sentía más libre, ya no tenía que ir pendiente de que me pillaran a solas con Eri y de que la pobre tuviera que desmentir que estaba liada conmigo.
Volví rápidamente a la habitación de Alba.
Tenía nuestro libro, el libro-documental que habíamos sacado. Y estaba esa foto, con esa frase...
Yo sin camiseta, mirando a la cámara, con mis rizos sueltos. En mayúsculas, la frase, mi frase: "Siempre he preferido las relaciones serias y estables a los rollos de una noche".
Tal vez sí que fuera a salir con Alba. Dudaba bastante que sintiera lo que Louis por Eri (cada vez que se miraban, los demás sentíamos que estaban hablando en silencio, con solo ver los ojos del otro), de hecho, estaba lejos de sentirme "conectado" a Alba. Pero sí que notaba una atracción. Química.
Joder, me la había tirado. Claro que notaba una atracción por ella.
Eri corrió a los brazos de Louis. Estaban a punto de besarse cuando vieron a un par de chicas mirándolos fijamente.
-¡Primo, qué ganas tenía de verte!
La cría pensaba rápido. Louis sonrió, y chocaron los cinco.
Detectaron mi paranoico-mal humor en cuanto me vieron. Saludaron rápidamente a las chicas (Alba se había empeñado otra vez en cogerme de la puta mano), y me llevaron a un aparte. Eri nos fulminó con la mirada. Niall le hizo un gesto con los hombros, Zayn movió las manos (ya te lo contamos, nena), Harry la miró triste y Louis hizo un movimiento en plan "Te follaba aquí mismo, mi amor".
That's what makes you beautiful. El mismo movimiento, al mismo ritmo.
Se fueron a mirar tiendas en el aeropuerto.
-¿Qué pasa? ¿No te ha perdonado?-preguntó Louis. Todos lo miramos.
-Tío, ponte gafas. Te dejo las mías, si quieres-se prestó Zayn-. Han venido dándose la mano.
-¿Qué ha pasado?-preguntó Niall, preocupado. Me sentí mal por hacerles esto.
-Me...irato-musité. Se acercaron más a mí, hicimos un círculo, como en los conciertos, me obligaron a agachar la cabeza y de repente podía tocar las caras de todos.
-Repite eso-gruñó Harry con su voz ronca.
-Me la he tirado.
Se quedaron en silencio hasta que Louis se empezó a reír como loco.
-¡Tío, casi me lo trago! ¡Eres un monstruo! Venga, ahora en serio.
Los demás esperaban que fuera broma. En realidad, yo también lo esperaba.
-Me la he tirado-repetí, encogiéndome sobre mí. Mientras otra chica-fantasma miraba, pensé-. Sin protección.
-¿Baby Liams en camino?-pinchó Lou. Harry le dio una bofetada.
-Gracias, Harold-agradeció Niall, y nos reímos.
Les conté los detalles, incluso lo de la chica (eran mis hermanos, tenía que hacerlo), y ellos escucharon en perfecto silencio.
Nos quedamos callados  cuando las vimos volver. Eri traía un par de bolsas en la mano, y un gesto culpable en la cara.
-Había rebajas. De Chanel-le explicó a Lou en el coche-. No te enfades, amor. No habría podido dormir si no lo hubiera cogido.
-No pasa nada-replicó él, besándola en la frente y poniendo una mano en sus muslos. Cerró los ojos y se acurrucó contra él.
Señor, gracias por hacerme llevar ese coche y por sentar a Alba en la parte de atrás. Te amo. 
 Detrás de nosotros, Noe y Alba cuchicheaban. Eri de vez en cuando se giraba, intercambiaba unas palabras con ellas, asentía, y luego volvía a apoyarse contra el pecho de Louis. Harry le acarició la cabeza, Zayn le dio varios toquecitos en la mejilla, Louis se rió, susurró: "Iros a la mierda", y todos nos reímos.
Yo me reí hasta que la histeria se apoderó de mí. Porque si las chicas estaban hablando en español, era un tema confidencial.
-Niall-murmuré. Me miró. Como seguí mirando para la carretera, impasible, él captó el mensaje. Se inclinó sobre la radio, subió el volumen y fingió estar sintonizando la emisora.
-¿Qué?
-¿Puedes entenderlas?
Sus cejas se menearon.
-Tío, que vea el Rey León y la Sirenita en español no quiere decir que pueda hablar con ellas...
-Nialler, por favor. Es muy importante. Necesito que las espíes.
Miré por el retrovisor cuando vi a Louis susurrándole a Eri al oído. Supuse que le estaba dedicando palabras de amor, ya que ella de vez en cuando lo besaba en el cuello o le apretaba la mano, hasta que, en un acto reflejo, me miró. Su expresión se volvió impasible.
Seguramente acababa de metérsela a Alba en el relato de Louis.
Movió las cejas dos veces.
Asentí imperceptiblemente.
Noemí y Alba siguieron hablando, como si la cosa no fuera con ellas.
Eri frunció el ceño, asintió lentamente y miró a Louis. Pude oír que le explicaba que me había dicho que no habían hecho nada durante su visita nocturna.
Lou me miró. Sonrió. Luego puso los ojos en blanco, se encogió de hombros, y gesticuló:"Estrecha".
-Retrasado.
-Boba.
-Imbécil.
-Fea.
-Estúpido.
-Tonta.
-Subnormal.
-Has herido mis sentimientos, perra mala.
-Mucho.
Ella miró por la ventana, divertida. La cogió de la barbilla y la obligó a mirarlo.
-Y aun así, te quiero-musitó. Los demás silbaron, y ella se sonrojó.
Soy adorable.
Harry les juntó las cabezas para que se besaran. Niall se rió (qué raro, con lo serio que era Niall) y Zayn les hizo una foto.
Lejos, en los asientos de atrás, Noe estudiaba con envidia a su amiga. Ya debían de haberla puesto al corriente del tema de Harry.
Y Alba me miraba a mí como diciéndome "esos también somos nosotros".
Pegué un volantazo; casi me pasé la salida a nuestra calle.

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