miércoles, 11 de julio de 2012

Porque somos dioses juntos.


Caminamos menos de cinco minutos antes de llegar a la última bifurcación, la que parecía preguntar: ¿Estás seguro de que quieres bajar hasta el río? ¿No te habrás perdido y en realidad querrás continuar hacia el pueblo, verdad?
Nos habíamos ido apiñando poco a poco, debido a la estrechez del camino y la oscuridad de la noche, hasta formar una masa cuyos componentes tenían contacto directo con los demás. Fui yo la primera en detenerme, y, como autómatas, los demás me imitaron. Forcé la vista, tratando de ver algo en  la oscuridad.
-¿Qué...?-dijo una de las chicas, pero uno de los chicos la hizo callar con un "shh".
-Eri-me dijo Liam, que seguía dándome la mano para que no me cayera-, no podemos seguir en la oscuridad.
-Tampoco podemos volver, Liam.-repliqué-¿Y si nos están esperando? ¿Y si creen que volveremos?
-¿Qué sugieres, rubita?-me interrumpió Harry. Lo miré.
-Es cierto que no podemos seguir, al menos, en estas condiciones. Pero podemos hacer algo. Puedo ir a mi casa, coger un par de linternas, cambiarme el calzado, y bajar hasta el río. Estaremos allí un ratito, lo suficiente como para que, en el supuesto de que nos estén esperando, desistan en su empeño.
Oí los murmullos de Noe traduciéndole la conversación a Alba. A veces, me sentía mal por hablar en mi inglés americano (o sea, no vocalices, gesticula y habla como si tuvieras tiempo límite, ese es el espíritu) para hablar con los chicos, pero en cuanto cambiaba el chip para mi inglés británico (irlandés de academia, y bastante falso, en mi opinión), comenzaba a trabarme, a meter la pata en la pronunciación y a chillar: yes, yes, you know, yes, yes.
Los chicos se miraron unos a otros.
-¿Tu casa está muy lejos?
-Aquí hay una cuesta-señalé hacia la derecha, donde los árboles se unían por encima del camino que ahora mismo estaba en absoluta oscuridad, pero que yo conocía de sobra.-Subiendo la cuesta, yendo todo recto por el camino. La primera casa, la rosa. Al final del todo.
-No vas a ir sola-espetó Louis, acercándose.
-No lo pensaba, tranquilo-le sonreí, agradecida por su gesto.
-Yo también voy con vosotros-se ofreció Zayn, mirando hacia la luna. En ese momento, pensé que estaba de foto. Tenía que recordarme a mí misma hacérsela más tarde. Su icono de Twitter molaría mucho.
Un coro de voces masculinas se ofreció a acompañarnos. Liam protestó.
-No podemos ir todos.
-Yo no pienso ir, Liam-protestó Alba, mirándolo con los ojos entrecerrados. Me pareció que parecía molesta con él por haberse acercado demasiado a mí.
-Solo nos retrasaríamos. Venga, Harry, Liam, Niall, quedaos con ellas. Louis y Zayn me acompañarán.
-¿Lleváis los teléfonos?-preguntó Liam, con un deje desesperante de preocupación en la voz.
-Sí, pero no tengo Internet. Seguro que a las fans les interesaría mucho esto-se quejó Zayn. Louis lo miró, pero juraría que en la oscuridad Zayn no lo notó.
Abracé a las chicas.
-Como desaprovechéis esta oportunidad-les susurré mientras las apretaba contra mí-, yo misma os coceré vivas.
Enfilamos el camino por la empinada cuesta (Louis tuvo la genial idea de activar la linterna de su teléfono para iluminarnos), y conseguimos llegar arriba en tiempo récord: 10 minutos. La cuesta sería de unos 30 metros, 40 si me apuráis, pero mis geniales botas de carreras y yo nos empeñamos en ir a velocidad de tortuga. Y me negué en redondo a que los chicos me cogieran en brazos.
Metí la punta de los dedos en los bolsillos del pantalón y saqué las llaves. Oí los ladridos de mi perro detrás de la puerta, y sonreí. Pobre criatura, con este ruido, los cohetes y los petardos, y él aquí solito.
Abrí la puerta y mi pastor alemán se abalanzó sobre mí, lloriqueando de alegría. Sin embargo, no salió más allá del portal, sino que se quedó allí. Louis y Zayn le acariciaron la cabeza. Entramos y cerré suavemente la puerta.
-Vale, chicos-encendí las luces y los miré a ambos. Los dos miraban a su alrededor, reconociendo el terreno, aunque yo sabía lo que estaban haciendo: buscar la manera más rápida (o más eficaz, discreta, etc.) para salir de allí si los pillaban. Supuse que era una costumbre entre los famosos, y la verdad es que ya me había acostumbrado a su comportamiento, al menos, cuando no estaban todos juntos. Eso podía provocar rumores no muy agradables-. Abrid las puertas, sacad los cajones-señalé los muebles y suspiré-, haced lo que se os ocurra. Por aquí tiene que haber linternas-dije, bajándome la cremallera de las botas. Louis sonrió al ver cómo bajaba mi estatura, y también al sentir que él crecía. Le saqué la lengua, y subí descalza las escaleras.
Busqué mis Converse grises, y me las calcé. Tras pensarlo un momento, mirándome en el espejo del baño, decidí quitarme la camiseta de putilla (ya había tenido bastante por esa noche), y me enfundé una camisa. Me estaba abrochando los botones cuando sentí a uno subir las escaleras.
-Vale-suspiré-¿Cuál eres? ¿El vanidoso o el estúpido?
-El guapo-replicó Louis, asomando la cabeza-. Hemos encontrado 3, ¿servirán?
-Eso creo-metí un par de ellas más en una mochila pequeña, y la cerré. Cuando lo miré, estudiaba la habitación con sincera curiosidad.
-¿Es este tu cuarto?
-No, duermo en el de al lado. Nadie duerme en esta cama.
Inspeccionó los pósters de la habitación (4, uno de Lady Gaga y tres de Taylor Lautner), y sonrió. Me alegré de no haberme puesto a forrar la habitación con posters, y mucho menos, de no haber colgado ninguno de su banda. Eso sí que sería raro.
Me miró, y yo le miré. Juraría que sus ojos eran muchísimo más azules esa noche, no el azul clarísimo de Niall, claro, pero sí su azul verdoso. Se acercó a mí y me cogió la cintura.
-No pareces muy contenta-murmuró, con la voz medio ronca. Sentí cómo se me erizaban los pelos de la nuca.
-No habría pedido esto para vosotros.
-¿El qué? ¿Huir de la Gran Calabaza  en medio del bosque?-se echó a reír-. Eres un poco rara, Eri. Pero al menos no me aburro contigo.
-Touch Down a mi favor.
Me besó en la frente, y me apartó un mechón de pelo de la cara, colocándomelo dulcemente detrás de la oreja.
-Te quedan bien las camisas-susurró en mi oído, y me guiñó un ojo al separarse de mí.
Bajamos las escaleras, metimos las linternas que los chicos habían encontrado en mi mochila, acaricié a mi perro y me acerqué a la puerta. Entonces, se me ocurrió escribirles una nota a mis padres, para que no se preocuparan (sí, papis, sigo viva, tranquilos, no me han mangado el móvil).
Hey, que estoy en la veiga con los chicos (Louis y estos, vaya). No os preocupéis por mí. Preocupaos por ellos, si consiguen aguantarme.
Cuando llegamos con los demás, estaban aún más apiñados. Niall temblaba de miedo, y miró los haces de luz de las linternas como si estuviera viendo ángeles.
-NO VOLVÁIS A HACERME ESTO, MALDITA SEA- me pareció que era la primera vez que oía a Niall decir un taco, si "maldita sea" puede considerarse un taco.
Caminando hacia la orilla del río, por los grandes prados que llegaban hasta la gran curva que hacía el agua, nos habíamos dividido en grupos de chicos por un lado y chicas por el otro. Ellos iban hablando de algo que no conseguí escuchar, ya que Noemí y Alba parecían histéricas con nuestro debate.
-No lo entiendo, tías. No lo entiendo. Hay miles de fotos de Danielle y Liam, y él dice que no la conoce. Le preguntas por ella, y nada- exponía Alba-. ¿Qué coño intenta ocultar?
-¿Habéis visto fotos de ellos con sus novias desde que los conocimos?-intercedió Noe- Parece que están desapareciendo.
-Yo me fío de lo que me diga Loue-comenté, más para mí misma que para ellas. Las dos me miraron exasperadas.
-¿Y eso?
-No lo sé. Simplemente, siento que puedo confiar en él. Que si Eleanor estuviera por aquí, si Eleanor fuera su novia... no sé, me lo diría. No me engañaría. Y a los demás tampoco-las miré. Parecieron dudar un momento, solo un momento.
-¿Y no crees que ellos estén haciendo algo para, ya sabes... hacer desaparecer eso?
-Cuando le pregunté a Louis por Eleanor, me miró como si estuviera loca. Y se supone que las actrices somos tú y yo, Noe, no ellos.
-Además-intervino Alba, pensativa-, ahora que lo pienso... tampoco es tan fácil hacer desaparecer miles de fotos de Internet. Quiero decir, ¿y si hemos flipado? ¿Y si era una broma? ¿No lo habremos soñado?
-¿Las tres?-espetó Noe, sarcástica.
-¿No sabes que hay gente que tiene los mismos sueños, a la vez? No sé qué maldito nombre les ponen-ahí volvían los tacos, sinónimo: mozas, no me toquéis los ovarios, porque os planto un par de bofetadas a cada una-, pero el caso es que existen. Igual lo ha soñado Alba, ya sabéis la tendencia a soñar que tiene ella, y nosotras hemos reproducido ese sueño.
-Parecía tan real...
-A mí también me parece real cuando Taylor Lautner se mete en mi cama, no te jode-protesté. Las dos se rieron. Asunto zanjado.
-En todo caso, tenemos que averiguar qué ha pasado.
Vale, no tan zanjado.
-¿Qué? ¿Piensas que las mataron?-sonreí.
-No... No sé. Simplemente, es raro. Muy raro.
-Nena-me sorprendí cogiéndome y colocándome un sombrero de cowboy imaginario en la cabeza-, somos amigas de One Direction. De One Direction nada menos, no de los de la fiesta del pueblo, no. De O-N-E D-I-R-E-C-T-I-O-N. ¿No es eso raro?- y nos echamos a reír.


Sentí pasos detrás de mí por las piedras del río. A pesar del murmullo del agua, los oí cuando empezaron. Acerqué un poco más las rodillas al pecho, bufando. Louis apareció detrás de mí, y se apoyó en mis hombros.
-¿Vas a comerme?
-Voy a darte un bofetón. ¿Te sirve eso?-le espeté. Él sonrió, y se sentó a mi lado, entre Alba y yo. Noté sus ojos en la espalda, fulminándome con la mirada. Noemí estaba todavía al lado de la pequeña hoguera, hablando con los chicos. No se entrometió en la pelea, y eso fue bueno. O al menos, eso pensaba yo.
Louis se recostó hacia atrás, apoyándose en los codos, y me miró.
-¿Tienes pensado contarme qué ha pasado o tendré que hacerte cosquillas hasta que hables?
No pude evitar sonreír cuando le miré y comenzó a mover las cejas arriba y abajo.
-Nos hemos peleado-me encogí de hombros, y esta vez fui yo quien la miró. Me daba un poco de pena que estuviera sola, pero también me daba rabia porque estaba confirmando su teoría. Que yo la desplazaba. Sin darme cuenta, claro.
-Gracias, catedrática de Oxford-puso los ojos en blanco-, nunca lo habría adivinado. ¿Por qué?
-Tenemos... diferentes puntos de vista.
-Eso tampoco lo habría adivinado, catedrática de Cambridge.
Me reí entre dientes, y me giré para mirarlo. Me devolvió la mirada.
-¿No era de Oxford?
-Vas subiendo de categoría. Si me dices otra obviedad, enhorabuena, tendrás plaza en Harvard-se incorporó hasta que su hombro tocó el mío. Se inclinó hacia mí, y me susurró-: en el  fondo sabes que quieres decírmelo.
-Cree que estoy intentando ligarme a Liam-solté, sin mirarlo. 
Y el imbécil de Louis Tomlinson empezó a reírse a carcajadas.
-¿Qué te pasa, tío?-le grité. Venga, más broncas, total, qué más da.
 -Simplemente me parece absurdo.
-Oh, bienvenido al club. Ya somos dos-suspiré. Miré a Noe, preguntándome si en realidad seríamos tres, o si Alba tendría su propio grupo.
-¿Y por qué cree eso?
-Porque soy cariñosa con todos, pero claro, ella solo ve cuando me acerco a Liam.
-Tal vez sea tu favorito-comentó, mirando a todas partes menos a mí. Mi sonrisa cínica se volvió triste.
-No-confesé-, es el suyo. Y eso es sagrado.
-Muy noble-admitió él.
-Cada una tiene el suyo, ¿sabes?
-Todas tenéis un favorito, Eri-me clavó una mirada a través de la que vi miles de fans chillando en los  conciertos, miles de chicas intentando hacerse una foto con uno de ellos.
Unas fans querían una foto solo con Liam, y cuando Niall se disponía a marcharse, Liam lo agarró de la capucha para obligarlo a salir en la foto.
Liam quería abrazar a una fan, pero la fan quería abrazar a Louis. Y Louis le contestó: ¿De verdad? ¡Pues yo quiero abrazar a Liam!
-Es una tontería que nos engañemos entre nosotros. Todas las chicas encajan mejor con uno que con los demás. No sé... mira a Victoria Beckham-y dale con Victoria Beckham-, pega muy bien conmigo, ¿no crees?
-Eres imbécil, Louis.
-¿Por eso soy yo tu favorito?
Me quedé helada, y lo miré. Noté cómo se me subía el color a las mejillas, y su sonrisa divertida no hizo más que empeorar las cosas.
-¿C...Cómo... Cóm... lo has...?-genial, ahora encima tartamudeaba.
-No es muy difícil de ver. Quiero decir, míranos-y se inclinó hacia delante, intentando llegar al agua.
-Loue, esto no es el rey león.
-Sí, aquí hay un río, no un lago. No tenemos reflejo-suspiró, y se encogió de hombros-. El caso es que... no sé, pareces distinta cuando estoy yo cerca.
-¿En qué sentido?
-Sonríes más. Te ríes más. Eres más graciosa. No tanto como yo, claro-cogió el cuello de su camiseta y lo estiró un poco hacia delante-, porque, nena, nadie puede compararse conmigo.
Esta vez fui yo la que puse los ojos en blanco.
-Te brilla una luz en los ojos cada vez que me ves, te ríes muchísimo con lo que digo, y hago... Y yo con lo tuyo-me empujó suavemente-. Es... como si nos necesitáramos para ser...
-¿Dioses?
Me miró y sonrió.
-Sí. Dioses-volvió a reclinarse y miró al cielo. Yo también miré a las estrellas. Escuché pasos en dirección a Alba, y me alegré sinceramente de que fuera Liam el que quisiera hablar con ella. En el fondo, todos sabíamos que Liam era el único capaz de conseguir que una bronca monumental se convirtiera en un roce insignificante. Y Noe y yo sabíamos que Alba caminaría sobre el agua si Liam se lo pedía.
Como la película esa de Will Smith. ¿Hancock, no? Sí, solo que al revés. Cuando estamos cerca, somos dioses. Cuando estamos lejos, mortales.
-Estás tardando mucho en negar mi teoría, eso es que he acertado-Louis me sacó de mi ensimismamiento. Me giré. Ni siquiera me miraba, ahora fruncía el ceño.
-Para qué negártela, bobo, si seguirás igual.
-Uuuuuuh-silbó, y se echó a reír-. Ahora me llamas bobo. Alba debería oír esto.
-Cierra la boca, anda.
Me encogí un poco más, intentando que mi calor corporal no se me escapara. Él volvió a sentarse a mi lado, y me pasó un brazo por los hombros. La condensación de su respiración, y su gesto de resignación, me hicieron darme cuenta de que el resto de los chicos esperaba eso.
Y de que yo tenía todas las papeletas para ser su favorita. Se lo pregunté.
-Lou...
-Mmm.
-¿Yo soy tu favorita?
Su mirada se encontró con la mía.
-¿Tú qué crees?
-Que sí, pero...
-¿Pero?
-¿Por qué yo?
-¿Por qué yo, entonces? ¿Por qué Louis Tomlinson, cuando puedes elegir a Liam Payne y su madurez, Niall Horan y su risa eterna, Zayn Malik y su belleza sin igual, y Harry Ricitos Styles? ¿Por qué el payaso, pudiendo elegir a los demás?
Me eché a reír. Louis sacudió la cabeza, sonrió y también se río.
-Nunca falla.
-Eres muy malo.
-Soy mala gente. Como Octopus-volvió a fruncir el ceño, pensativo-, solo que yo solo tengo dos brazos.
-¿Me lo confirmas?-susurré, girándome un poco para poder verlo bien.
-Dime qué te tengo que confirmar.
-Que soy tu favorita.
-Oh, sí, milady-me encantó el acento que puso. Oh, yes. Nos giramos hacia el fuego, donde los demás se congregaban otra vez. Todos nos miraban. Noemí estaba frente al espejo de Zayn (Zayn se asomaba por atrás, y se mesaba el pelo), retocándose el gloss. Espera... ¿no tendría gloss por toda la boca, verdad?
Me encontré con la mirada de Alba. Me sonrió. Gesticuló con los labios "tenías razón", y yo hice un gesto para quitarle importancia. ¿Cuándo no la tengo?, parecí decirle. Me giré de nuevo, pero Louis siguió mirando a los demás.
-Boo-lo llamé. No me hizo caso, así que le  cogí suavemente de la mandíbula. Me clavó una mirada inquisidora-. Tú también eres mi favorito-me incliné hacia él, muy despacio. Como se hacía en las películas. Y me puse histérica cuando él sonrió.
-Porque soy jodidamente genial-respondió, antes de acercarse también a mí y hacer que nuestros labios se encontraran.
Harry silbó, Niall se echó a reír, Liam, Alba y Noe empezaron a comentarlo mientras Zayn chillaba:
-¡Idos a un hotel!
Louis me miró, yo lo miré. Nos levantamos a la vez, me cogió de la mano y me arrastró hasta ellos.
-Venga, Zayn. Vamos de party hard. No apto para menores-dijo, mirándonos a las chicas. Y me besó en la frente.

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