sábado, 21 de julio de 2012

Criaturas del inframundo con voces masculinas.

La oscuridad alrededor de mí se abrió en rayos de luz cegadores. Me escondí debajo de la colcha mientras unos pasos se acercaban a mi cama. Solo una criatura del inframundo sería capaz de despertarme de esa  manera. ¿Era tanto pedir que me dieran un parr de besos, o que me sacudieran suavemente, como mucho?
La criatura del inframundo se sentó a los pies de mi cama.
-Tienes que levantarte ya, niña-sentenció ese especimen con una voz increíblemente sexy. Saqué un pie y palpé las extremidades de la criatura con los dedos. La criatura capturó mi pie, y empezó a rascarlo. Pataleé y chillé. Me reí.
-Eri.
-Déjame, bicho infernal-me di la vuelta en la cama. La criatura del inframundo se levantó, puso uno de sus tentáculos entre la pared y yo e hizo lo propio con su otro tentáculo. Me destapó lentamente y se preparó para devorarme entre terribles sufrimientos.
-Venga, Eri, que es muy tarde.
Miré al monstruo.
Solo era Harry.
-¿Qué hora es?-inquirí, adormilada, atontada. Lo miré con ojos suplicantes, aunque apenas lo vi: solo veía una cara con un manchurrón blanco en la parte inferior y rizos alrededor de la cabeza.
-Las 10 y media-informó, escandalizado. Yo también me escandalicé.
-¿¡Nada más!? Déjame hasta las once, anda.
Me observó estupefacto.
-Claro, de paso, te levanto a las 6, cenas y vuelves a acostarte-tiró de la manta y me dejó al descubierto. Me hice un ovillo-. Arriba, bella durmiente. ¿Qué quieres, que te saque en brazos?
-Estaría bien eso-puse el culo en pompa y escondí la cabeza entre la almohada. También me arrebató la almohada.
-¿Me vacilas?
-No puedes conmigo, Harry. Peso mucho para ti.
Tiró de uno de mis pies y me cargó sobre su espalda como si fuera un saco de patatas. Echó a andar. Sí que estaba fuerte el chaval.
Bajó las escaleras y llamó a Louis.
-¡Louis! ¡Louis! Mira esta vaga. ¡Louis!-chilló. Los chicos salieron del salón; todos salvo Niall, que se asomó un momento en la cocina.
-¿Por qué la llevas así?
-Porque me ha vacilado, la españolita esta-me dio un par de palmadas en el  culo. Le tiré de los calzoncillos y se los solté. Dio un brinco hacia delante, yo casi me caí, pero mereció la pena. Los demás se empezaron a reír.
Me dejó en el suelo al lado de una silla de la cocina, y me miró triunfante.
-Harry uno, Eri cero-espetó, y salió de la cocina. Louis y Liam se hicieron a un lado para que pudiera irse, Zayn simplemente lo empujó y chilló:
-Oh yeah Mr Vas Happenin.
Harry se dio la vuelta y nos miró a todos. Se tocó un rizo y desapareció.
Zayn me empujó para que me sentara. Miré la mesa: cuatro tostadas, dos con Nutella y dos con mermelada de fresa, me esperaban. Además de un festival de galletas, dos huevos, varias lonchas de bacon, un vaso de zumo, un  tazón de leche y cereales y una manzana. Miré a los chicos.
-Por favor, decidme que todo esto es para todos.
-Ya hemos desayunado, Eri-contestó Liam. Me quedé a cuadros.
-Espera, ¿de verdad esperáis que me coma esto yo sola?-miré al tazón de leche, y levanté una mano-. Ingleses. ¡Ingleses!
-Tranquila, lo que no comas formará parte de un espectáculo fascinante-me informó Louis, guiñándome un ojo.
No le hagas esto a mis ovarios, cabrón.
-¿Qué espectáculo?
-Me lo voy a comer yo-intervino Niall.
-Vas a flipar, créenos-dicho esto, los chicos dieron media vuelta y se fueron al salón. Alargué una mano y cogí un huevo frito y bacon. A ver, ya que estaba en Inglaterra, lo justo era tomarse un desayuno inglés.
El desayuno inglés que la mujer de Canterbury me debía.
Solo comí el huevo, el bacon y un poco de leche. Niall esperó a que terminara. Cuando dejé de comer, me miró, me preguntó "¿Ya?", esperó mi respuesta, se sentó, se arremangó la camisa, cogió un plato bien grande y tiró el huevo restante y el bacon (que no era poco) que yo no había comido.
Nunca en mi vida vi a una persona del tamaño de Niall comer tanto y tan rápido. No rápido en el sentido asqueroso, de comer como un cerdo, sino rápido de que apenas se había metido la comida en la boca y comenzaba a masticarla, ya pinchaba con el tenedor con una furia ciega su siguiente presa. Ni siquiera noté cuándo volvieron los chicos, de repente, estaban todos detrás de Niall, mirándome.
Niall se zampó la última tostada con mermelada y me miró. Sonrió; no había ni un trocito de comida en sus dientes.
 Lo miré estupefacta.
-¿Comes así siempre?
Asintió lentamente. Lo miré.
-Niall James Horan, por favor, dime que ahora vas a ir al baño a vomitar todo eso que te acabas de meter entre pecho y espalda. ¡Pareces un puto espárrago! ¿Cómo lo haces? ¿Tomas vitaminas? ¿Tienes algún parásito?
Los chicos se echaron a reír. Niall se sonrojó. Pobrecito.
-Supongo que tengo un metabolismo rápido.
Negué con la cabeza, sin apartar la mirada de él.
-Amo tu metabolismo. ¿Me lo das?
Y más risas.
Pasamos al salón, donde ellos empezaron a hacer bromas mientras veían la tele. Y donde los recuerdos de la noche anterior llegaban hasta mí poco a poco, como si me hubiera emborrachado y ahora estuviera reconstruyendo mi mangada descomunal.

Llegamos a casa y yo entré la primera. Las piernas me temblaban. Me había vuelto a poner pálida como un muerto. Mis ojos eran el doble de grandes que antes, y no precisamente por el maquillaje. Los 18 años que Su Majestad la Reina me había echado no eran nada comparado con lo que yo me eché al mirarme al espejo: en vez de 18, tenía pinta de 80.
-Pienso mataros por meterme en casa de vuestra reina sin avisarme-les dirigí una mirada envenenada-. Lentamente. Y tú-mi dedo señaló a Louis como una espada-, tú serás el último. Tu sufrimiento no tendrá límites, te lo prometo.
Sorprendentemente, no vomité. Y sorprendentemente, ellos se rieron.
Harry y Zayn se habían dirigido una mirada cómplice. Fueron los primeros en cambiarse de ropa. Cuando volvieron, ambos llevaban un look mucho más informal, con vaqueros y camiseta. No por eso dejaban de estar buenísimos, sino más bien al contrario, aunque debía confesar que había tenido pensamientos perversos en el momento en que vi a Zayn trajeado.
-Vamos de caza-informó Harry con su voz adormilada. Los chicos asintieron, yo les miré interrogante.
-A ligar, tenemos... necesidades, Eri. Ya sabes-Zayn casi pareció excusarse. Alcé las cejas en dirección a Ricitos.
Mister Pelo Rizado 2012 me leyó el pensamiento. Me cogió del brazo y me llevó a la cocina. Los demás ni siquiera nos miraron.
-Sé lo que estás pensando.
-¿Que eres un pelín cabrón por liarte con Noemí, darle esperanzas e ir ahora a por un buen polvo? Eres bueno leyendo la mente, Harold-le espeté. Cuando recordé mi comportamiento, me avergoncé de ello: al fin al cabo, yo era la invitada, y él era el mayor, no tenía derecho a reñirle ni nada por el estilo.
-Escúchame, ¿vale? -me apoyé contra la encimera, hice un gesto de cansancio y lo miré. Esperé a que empezara con sus excusas-. Noemí me gusta, ¿entiendes?-esperó que dijera algo. Asentí lentamente. Lo invité a continuar-. Me gusta bastante, pero... digamos que no me siento preparado para tener novia. Y mucho menos para casarme con ella, porque a veces la miro, y veo en sus ojos que está decidiendo cómo sentará a los invitados de nuestra boda. Acojona bastante, me alegro de que tú no lo hagas con Louis.
-Oh, tranquilo. Yo simplemente ato a Loue a la cama y le hago mil guarrerías. No pasa  nada. Hormonas.
Se rió, más tranquilo ante mi actitud tolerante.
-Noe es mi amiga, y yo necesito cosas... que ella no me puede dar. De momento. Quiero decir, puede dármelas, pero si la presiono mucho-debí de alzar las cejas sin darme cuenta, por el torbellino de explicaciones que vinieron a continuación-, y... no sé, le tengo cariño y esas cosas. No quiero obligarla a hacer cosas que ella no quiera.
-Tal vez ella sí que quiera, Harry...
-Pero se sentirá obligada, porque... soy quien soy... ya sabes... Dios, menuda movida-se pasó una mano por la  cabeza y miró al suelo.
-¿Cuánto tiempo llevas saliendo sin contárselo?-me miró con gesto suplicante. Le puse una mano en el hombro-. Eh, bobo, solo soy yo. No soy Serlock Holmes. No voy a publicarlo en Just Jared a la mínima, tranquilo-me incliné hacia él-. Sabes que puedes confiar en mí.
-En realidad, por lo menos todas las semanas voy por ahí con Zayn... Somos mayores que vosotras, tenemos unas necesidades que en vosotras simplemente son curiosidad, y...-le callé la boca posándole un dedo en los labios. Me miró, incrédulo.
-Harry, por dios, soy tu amiga, no tu madre. Te voy a decir lo que harás, lo que yo haría si fuese tú: le explicaría la situación a Noe, porque ella piensa que estáis saliendo -mi pobre niña, qué disgusto se va a llevar cuando se entere-. Seguro que lo acepta. Y seguro que le apetece enrollarse contigo como hace un par de semanas, a ella le encantó, ya sabes.
-¿Tú crees?
-Oh, chaval. ¡Mírate! ¿Quién eres?-me miró, inseguro-. Yo te diré quién eres. ¡Eres Harry Styles, de One Direction! Millones de chicas matarían por ser Noe. Noe mataría por ser ella.
Apareció su sonrisa Colgate.
-Eso es lo que mola de ti, Eri.
Esta vez fui yo la que lo miré sin saber qué decir.
-Que puedes recordarnos quienes somos, qué hacemos, sin ponerte en plan fan. Que eres nuestra amiga por encima de todo incluso cuando nuestras canciones suenan en la radio. No se encuentra gente como tú últimamente-me abrazó.
-Es mi complejo de diva-me encogí de hombros, y nos separamos. Salimos de la cocina, y nos reunimos con los demás. Cuando vieron mi expresión parecieron aliviarse; lo último que querían era que me cabreara y tener una discusión en casa.
-Usad condón, ¿eh?-les recordé.
Louis me pasó un brazo por los hombros.
-Millones de chicas te pegarían un tiro por decir eso, Eri.
-Yo misma me lo pegaría en un momento dado, Lou-le hice cosquillas en el vientre.
Abrí la puerta de mi habitación y llamé a gritos a Louis. Se abrió una puerta y asomó la cabeza. La movió.
-¿Qué pasa?-dijo por gestos. Ni una palabra.
-Ven-le indiqué yo a mi vez, en silencio.
-¿Ahora?
-Ven aquí, coño-solamente articulé con los labios "coño", el resto de la conversación se celebró con gestos manuales y faciales. Miró a ambos lados del pasillo; puse los ojos en blanco. Saqué la mano simulando una pistola. Se rió.
Entró en mi habitación y me miró. Miró el reloj de la mesilla de noche. Las 7 y media.
-¿Por qué no has dicho nada?
-Porque Liam y Niall ya estarían durmiendo.
Mis hombros se inclinaron hacia abajo.
-No me había dado cuenta, perdona.
-No importa. ¿Aún estás así? ¿Tanto te gusta tu vestido que piensas dormir con él?
Me encogí de hombros.
-Hay que amortizarlo... tendré que ahorrar mucho tiempo-me quité los pendientes y los dejé en la cajita que había en el tocador (oh, sí, tenía tocador, no había reparado en él hasta que me puse a chillar que dónde coño pretendían que me maquillara, Liam entró en la habitación, señaló un mueble que yo no había visto, asintió gravemente, hizo una mueca graciosísima y desapareció), con un mimo y un cuidado casi desconocidos en mí. La última vez  que había tratado así a algo, ese algo había sido el cachorrito de 2 meses que había llegado a mi casa y que, al año siguiente, era un mastodonte al que yo llamaba Noblesín. Era increíble lo que había crecido mi perro, y su pelo, tan suave, era como echar una siesta en una esponjosa nube con olor a almiz...
Loue me besó el hombro desnudo.
-No lo vas a pagar, y lo sabes.
-¿Me estás llamando morosa?
-Como que te vamos a coger el dinero.
-Os lo meto en la cartera.
-Lo que tú digas-me giró hacia él y me comió con los ojos.  Cuando su mirada se posó en la mía había un hambre en ella que me quemó el corazón-, morosa.
Lo empujé contra la cama y me senté sobre sus piernas, sin separar nuestras bocas. Noté cómo se excitaba, y cómo me excitaba yo. Sería tan fácil llevar su mano hasta la cremallera de mi vestido, quitarle la camiseta, empezar el juego que nunca se podía parar, ese juego que yo no pararía ni aunque me mataran...
Alzó mis caderas y me mordió el labio inferior. Gemí, y él gimió conmigo. Sus manos bajaron hasta mi culo, lo apretaron suavemente, y yo pensé que me moriría allí mismo. Alcé la cabeza y entreabrí la boca, dejando escapar un gemido mucho más fuerte. Me tapó la boca con la mano y me mordisqueó la oreja.
-Where have you been all my life?-entonó, igual que Rihanna. Cerré los ojos, e hice que se tumbara en la cama.
-Quédate a dormir-le supliqué. Se lo pensó un momento.
-¿Qué dirían los chicos?
-Me importa una mierda lo que digan los chicos ahora mismo, Lou. Quédate a dormir-y a algo más, ronroneé para mis adentros. Iba a continuar suplicándole cuando sus manos bajaron la  cremallera de mi vestido.
Eso es, mi amor. Eso es.
Sus manos recorrieron mi espalda desnuda, y si mi entrepierna hablara, estaría coreando su nombre completo. ¡Louis William Tomlinson, Louis William Tomlinson!
Me tumbó sobre la cama y se echó encima de mí. Separé las piernas y le rodeé la cintura con ellas. Suspiré, gemí cuando noté que estaba duro, que le había afectado. Le acaricié la cara. Me miró, embobado.
-¿Te he dicho alguna vez que eres preciosa?-me susurró. Le sonreí. Me olvidé por completo de los brackets, mi sonrisa en ese momento era la segunda más bonita del mundo. La primera, cómo no, era la suya.
-Creo que no...
-Pues eres preciosa, pequeña.
-Gracias-susurré con un hilo de voz.
-Te quiero.
Sonrió al decírmelo, como si hubiera esperado muchísimo tiempo para ello. Mis ojos se llenaron de lágrimas.
-Oh, Dios, Lou. Yo también te quiero, joder, claro que te quiero... Te quiero muchísimo-le besé suavemente en los labios. Me acarició el pelo. La pasión dejó paso a la ternura. Me ayudó a quitarme el vestido, pensé que me daría vergüenza que me viera casi desnuda, pero lo cierto es que no me importó. Si me quería, bueno... ¿qué podía perder? La verdad es que mis tetas eran... en fin, podían conseguir que me amara.
Me ayudó a ponerme el pijama (lo que me encantó más todavía, había leído no sé dónde que antes de hacerlo, te ayudan a desvestirte, pero una vez que lo has hecho te vistes solo) y ese gesto me encantó.
Apoyó la cabeza en mi hombro y me observó mientras me quitaba el maquillaje (cuando me afané a eliminar todas las manchas de pintalabios nude de mi cara, él se giró y me besó el cuello lentamente, provocándome escalofríos cada vez que sus labios tocaban mi cuello, sonrió a su vez, y también me puso morritos para que le quitara lo que había pasado) con una fascinación absoluta. Sin dejar de mirar nuestro reflejo, le acaricié la mejilla.
-Pegamos bien juntos, ¿no crees, Lou?
-Pegarías bien con cualquier cosa, amor-replicó él, besándome en la mejilla. Cerré los ojos.
-¿Haces lo del cuello mientras sigo?-le pedí. Sonrió.
-Te ha gustado, ¿eh, pequeña?
Asentí lentamente, giré la cabeza y le besé el pelo.
Hizo lo que le pedí mientras acababa con el maquillaje de los ojos. Iba a levantarme cuando me tomó las manos y me detuvo.
-Espera, quiero probar una cosa...
Me quedé quieta, observando cómo ponía un mechón de pelo detrás de mi oreja, y me daba besos apenas presionando sus labios contra mi cuello. Fue subiendo poco a poco hasta mi oreja, y las corrientes eléctricas que sus labios me provocaban fueron creciendo más y más. Cuando llegó al lóbulo de mi oreja, suspiré. Sonrió, travieso, me miró de reojo y me mordió el lóbulo.
Gemí.
-¡Louis!
-Tengo que irme, Eri. Mi horario es distinto al tuyo, ya sabes-sonrió. Se levantó, y caminó hasta la puerta. Estaba empezando a cerrarla cuando lo detuve.
-Mi oferta sigue en pie.
Estudió el pasillo en penumbra con la mirada.
-No sé si podría controlarme.
-No hace falta que lo hagas.
-Ya, el probela es que necesito dormir-me guiñó un ojo. Asentí lentamente, con la vista clavada en el suelo. Llevó su mano hasta mi mandíbula y me obligó a devolverle la mirada.
-Nos vemos mañana, ¿no?
Me reí entre dientes.
-No voy a escaparme.
-Me basta con eso-me dio un beso en  la frente y se marchó.


Parecía que él también se estaba acordando de la noche anterior, porque sonrió. Me acurruqué más contra él, cosa que pareció aliviar a los demás, que en seguida se expandieron para tener más sitio y no estar tan apretujados. Subí los pies al sofá y me hice un ovillo contra él. Louis me pasó un brazo por los hombros y comenzó a acariciarme la parte externa del muslo. Cerré los ojos un segundo.
-Cambia, Liam.
-Liam, por tu madre... cambia, por favor-suplicó Niall. Abrí los ojos justo para ver el cartelito de la tele que anunciaba el canal en el que nos encontrábamos ahora. Los miré.
-Chicos...-se negaron a mirarme-, chicos, ¿qué pasa?
-Nada-contestó Lou, sin ni siquiera mirarme.
-¿Por qué será que no me lo creo?
-Porque eres una mala persona-espetó Zayn. Lo miré.
-Poned ese canal.
-No-murmuró Liam, cerrando su mano en torno al mando.
-Poned. Ese. Canal.
-No-esta vez hablaron todos a la vez.
-Ponedlo ya.
-¡No!-ladró Harry. Di un brinco, me puse entre la tele y ellos y los estudié con la mirada. Aunque yo era mucho más pequeña, en los dos sentidos, se encogieron en sus asientos.
-¡PONED ESE MALDITO CANAL SI NO QUERÉIS QUE OS AMARGUE LA EXISTENCIA DE TAL MANERA QUE DESEARÍAIS QUE ADÁN Y EVA NO SE HUBIERAN REPRODUCIDO!-bramé.
Se miraron entre ellos, aterrorizados. No hay nada como una mujer cabreada en una casa donde hasta hacía un par de días solo había machos, pero no macho alfa alguno.
Niall fue el primero en asentir con la cabeza. El pobre se había puesto pálido. De repente me sentí terriblemente mal por haberlos tratado así.
Todos miraron a Louis. Él estudió el rostro de  cada uno, asintió lentamente, y Liam puso el canal anterior.
Cinco chavales cantaban Viva la Vida en un escenario rodeados de focos y de gente.
Fruncí el ceño.
-¿Os da vergüenza eso?-señalé a la tele con un dedo acusador. Me incliné hacia ellos. Volvieron a encogerse en sus asientos-¿Os la da?
Y, como si estuvieran esperando una reiteración de mi pregunta, empezaron a hablar todos a la vez. Puede que mis conocimientos de inglés fueran muy buenos, pero no era capaz de entender una sola palabra de lo que decían cinco chicos histéricos hablando todos y cada uno a la vez. Levanté una mano, frotándome la frente. Me senté al lado de el Señor Zanahorias y observé al Señor Nando's.
-¿Niall?
-Desafino salvajemente.
-¿Harold?
-Vamos descordinados.
-¿Zayn?
-¡MIRA MI CARA, DIOS MÍO, MIRA QUÉ CARA!
-Am, ya. ¿Liam?
-Se me olvidó la letra.
-¿Feo?
Louis no contestó.
-¡Louis!
-Ah, me hablas a mí. Mira mi pelo-suspiró. Los demás sonrieron cuando él se llevó una mano a la cabeza. Lou se dio cuenta y les asesinó con los ojos-.Cabrones.
-Pues os vais a joder, porque nunca os he visto en el concurso.
Al final, terminó por gustarles verse en la televisión. Charlaron animadamente hasta que, inevitablemente, salió el tema de mis amigas.
Harry tenía pánico de que Noe se cabreara si le explicaba la situación por teléfono.
Liam quería aclarar las cosas con Alba.
Una idea se plantó en mi cabeza.
-Chicos-susurré-. Sé lo que vamos a hacer.
Y les conté mi plan.

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