martes, 31 de julio de 2012

Luisín mola más que Chiquito de la Calzada.

El timbre de la puerta sonó, y todos en la cocina nos observamos entre nosotros: Alba y yo nos miramos, Louis y Niall miraron a Liam, Zayn miró a Louis y Niall , al ver que estos observaban al segundo mayor, los imitó. Liam bufó, se levantó de la mesa con su taza de café humeante y fue a abrir.
Aguzamos el oído, intentando oír su conversación, intentando oír el chirrido de la puerta al abrirse. Tal chirrido sucedió, pero no conseguimos escuchar la conversación.
Tras un par de segundos, Liam volvió, pálido, y con los nudillos blanquecinos de tan fuerte que agarraba su taza.
-La reina-musitó, con los ojos como platos. Los demás enmudecimos, casi escuchábamos nuestras respiraciones, y estaba segura de que Louis, sentado a mi lado en la encimera (me había seducido soberanamente la idea de sentarme así y a Louis también le encantó), podría oír mis pensamientos. 
-¿La  reina está… AQUÍ?-gritó Niall, aterrorizado. Liam lo miró como si fuera estúpido.
-No, Dios. La reina quiere vernos-ladró. Observamos nuestro desayuno en silencio; mi Cola Cao, el café con leche de Louis, la leche caliente con caramelo de Niall (¿se podía ser más mono?), el café cargado de Zayn, el Cola Cao de Alba y el café solo de Liam. De repente, parecían galaxias en sí mismos.
-Harry-susurró Zayn, levantándose.
-¡Noe!-gritó Alba, a su vez.
Como si se tratara de un grito agonizante en los pisos inferiores, todos dejamos nuestras tazas y corrimos a vestirnos. Me metí directamente en la habitación de Louis.
-¡No hay tiempo para mimos, Eri!-me reprendió.
-¡Déjame una puta camisa!-le grité yo, alzando los brazos.
Abrimos la puerta de su armario y nos pusimos a revolver dentro. No encontraba la camisa verde, la que tanto me tranquilizaba porque oía a él, la que me daba tanta suerte, la que tanto me gustaba…
-AYÚDAME A COGER ALGO DECENTE-suplicó, tirando camisas y camisetas sobre la cama y abalanzándose sobre los pantalones.
Vale, tal vez esa actitud sería un poco rara en un tío normal, pero un par de asuntos. Asunto uno: Louis, reconozcámoslo, no es muy normal. Y dos: era la puta reina de Inglaterra, joder. Podría mandar que te arrancaran la cabeza como te presentaras con un look que no le gustara.
Conseguimos elegirle entre los dos unos pantalones negros a los que se empeñó en añadirle los típicos tirantes de abuelito que siempre se empeñaba en llevar, y una camisa blanca con los botones negros. Mientras le colocaba el cuello de la camisa, me fijé en que tenía una sombra de barba que yo no le había visto nunca. Le besé rápidamente en la mandíbula, y él gruñó.
Me separé corriendo de él.
-Pero, ¿a dónde vas?
-A por un maldito vestido, o algo. Por Dios, Lou, por Dios, VEN A AYUDARME A VESTIRME-chillé, entre los gritos histéricos de los demás. Choqué con Noemí en el pasillo, que estaba pálida como un muerto.
-¡NO TENGO QUÉ PONERME PARA VER A LA REINA, ERI!-bramó, entre lágrimas. Tal vez, si hubiera sido un pelín más alta, podría haberle prestado mis vestidos. Le susurré que cogiera uno de los suyos y que se pusiera los tacones más altos que tuviera.
-¡¡NO PODÉIS METERME EN BUCKINGHAM CON UN PUTO VESTIDO QUE NO SEA DE DISEÑO, JODER!! ¡¡NO PODÉIS HACERME ESO!!-y salió corriendo a encerrarse en su habitación.
Abrí el armario, desesperada, e imité a Louis: empecé a tirar toda la ropa sobre la cama. Él no tardó en aparecer anudándose una pajarita negra. Mi subconsciente no pudo evitar fijarse en que sus ojos parecían muchísimo más azules con ese conjunto. Me recordé que tenía que ver a la mujer más poderosa de toda la tierra y que no tenía tiempo para restregarme contra mi novio. Lástima.
Se sentó en mi cama y me miró mientras inspeccionaba la ropa, frenética. Saqué unos vaqueros pitillos oscuros, los levanté delante de él, que asintió; entonces cogí una  blusa crema, que le hizo sonreír.
-Ya lo tienes, nena.
Oh, joder, me encantaba cuando me llamaba nena.
Carraspeó y se puso a mirar por la ventana mientras yo me desnudaba, me ponía un sujetador decente y pasaba mi cuerpo por las prendas. Cuando le dije que podía girarse, lo hizo, me inspeccionó de arriba a abajo, se pasó una mano por el pelo y se mordió un labio.
-Fóllame, Louis-le susurré en mi lengua; no pude evitarlo. Dios, esa barba incipiente, esos ojos azulísimos, esos brazos fuertes... él alzó las cejas.
-¿Qué?
-Nada, que me voy a maquillar-me senté en el tocador y él se sentó agachó a mi lado, observando mi reflejo al lado del suyo. Me besó en la mejilla.
-¿Crees que es necesario?
-¿Crees tú que lo es?
Se detuvo a pensar un momento.
-La reina sabe tu edad, no hace falta que intentes echarte años encima con maquillaje-reflexionó. Lo miré a los ojos-. Además, creo que estás más guapa al natural. Más...espera, natural ya lo he dicho-volvió a detenerse un segundo-. Vale, necesito un diccionario. Ya sabes mi regalo de cumpleaños-se encogió de hombros y cerró los ojos cuando lo besé.
-Oh, gracias, Lou.
Me dio un piquito.
-Eso sí, tendrás que peinarte.
-¿Servirá un moño?
-¿Tengo pinta de ser Stella McCartney? Yo qué sé si servirá un moño. Inténtalo. Eres española; no puede hacerte nada-susurró, acariciándome la mejilla. Fruncí el ceño.
-¿Y a ti sí?
-A mí me ama, no quiere hacerme daño-sonrió. Me eché a reír; no tardó en acompañarme.
-Eres muy tonto-susurré, acercándome a él.
-¿Sí?
-Sí-asentí, y dejé que sus labios jugaran con los míos, que su lengua persiguiera la mía y sus manos acariciaran mi pelo.
Llamaron a mi puerta.
-No me lo puedo creer-musitó Liam-. ¡ROMEO, JULIETA! Por si no lo recordáis, su Majestad Isabel II nos está esperando. ¡COMÉOS LOS MORROS DE CAMINO, JODER!
Louis sonrió, retador, y me dio un rápido beso.
-Estaremos todos muertos por tu culpa, Lou-espetó Liam, sin ni siquiera mirarme. Echó a correr por el pasillo, sorteando a  un histérico Niall (¡Nos va a matar, nos va a matar, NOS MATARÁ A TODOS!, gritaba el irlandés), y llamando a gritos a Alba. Alba le respondió con otro grito más fuerte.
Salimos al pasillo, yo todavía calzándome los zapatos de tacón y llegando a sobrepasar mi "nivel predeterminado de altura según Louis Tomlinson", trotando detrás de mi  favorito.
Bajamos las escaleras, y Alba gimió al ver que Noe y yo íbamos de tacones, mientras que ella llevaba unas Converse. Liam le apretó la mano (me alegró comprobar que tenían las manos unidas) y le dio un suave beso en la mejilla. Una sonrisa boba cruzó el rostro de mi amiga.
-¿Todo el mundo listo?-preguntó un hombre detrás de nosotros, esperando en la puerta. Asentimos lentamente, y el hombre en cuestión, sin mediar palabra, se metió en un coche y arrancó a toda velocidad.
Nosotros entramos en el monovolumen/furgón de los chicos. Harry corrió a ponerse al volante.
Yo me senté en la parte de atrás del coche con Noe y con Alba, ante una mirada de disgusto de Louis. Me encogí de hombros, le acaricié el pelo y lo besé en los labios.
-Tenemos que ponernos al día-me justifiqué con voz melosa.
Se cansó de hacer pucheros a los diez minutos de viaje frenético y ruidoso, lleno de pitidos e insultos a los demás conductores.
Noe no podía esperar, y nos soltó la bomba.
-¡Lo he hecho con Harry!-ahogó un gritito, Alba y yo sonreímos y le tocamos la pierna.
-¡Eso es fantástico, Noe!-la felicitamos.
-Y eso no es todo-se inclinó hacia nosotras, y nos confesó en tono confidencial-. Se la he... ya sabéis-meneó la lengua dentro de su boca. Abrí los ojos como platos, puse voz de pito y empecé a gritar:
-¡OH, VAYA, HOLA JUSTIN, LO SIENTO, PERO SOY UNA MENTIROSA, NO ME APETECE COMERTE EL RABO PORQUE ME DA ASCO, A NO SER QUE SEAS HARRY, QUE ENTONCES TE LO DEVORO GUSTOSA!-puse los ojos en blanco, Alba se echó a reír y en seguida se puso roja como un tomate, y Noemí me miró furiosa.
-¡Cállate, zorra!-espetó, pero terminó riéndose.
Recordé con qué felicidad nos habíamos puesto a elegirles nombres a los chicos para intercambiar confidencias delante de ellos en español sin que supieran que hablábamos de ellos. Aunque algunas eran muy estúpidas, como llamar a Niall "Gallego" porque su apellido se parecía a esa palabra; a Liam, Jaime por su segundo nombre, a Harry, Geraldo (en realidad a Noemí no le hacía ni puta gracia que Alba y yo lo llamásemos así, pero éramos mayoría y en nuestra amistad reinaba la democracia CUANDO A MÍ ME DABA LA GANA); a Zayn, Mohamed (aunque Alba a veces se veía seducida por la idea de soltar "y mi putomorodemierdaoknoescoña se puso a cantar de tal manera), y a Louis, Luisito. Con este último éramos muy originales, pero me negaba a que ese par de putones de España lo llamaran Chiquito de la Calzada.
Porque entonces me ponía a despotricar contra Geraldo y Jaime.
Los chicos se giraron en redondo a observar a esa loca que gritaba en español en el asiento de atrás.
-¿De qué habláis, Supernenas?-inquirió Zayn, alzando las cejas.
-¿Supernenas? ¿Cuál soy yo?-preguntó a su vez Noe, aleteando con las pestañas.
-Tú no sé-intervino Louis-, pero Eri... me juego la cabeza a que es Cactus.
Y risas en el coche.
-Oh, amor, qué gracioso eres. ¿Sabes? He oído por ahí que a los deficientes mentales les dan a elegir entre serlo o ser tú. Se quedan con ser deficientes mentales. Yo también lo haría-le dije, sonriendo. Louis se quedó a cuadros, los demás gritaron y silbaron. Harry pinchó a su amigo:
-OH, LOUIS, ¿VAS A PERMITIRLE ESO?
Pero Louis estaba demasiado ocupado flipando como para pensar algo que replicar.
Le di un beso a modo de disculpa, beso que aceptó encantado.
-Sabes que en el fondo te quiero.
-Muy en el fondo-replicó él, riéndose.
Retomamos nuestra conversación.
-¿Y cómo fue?-quise saber, pegándome a Noe. Sus ojos se perdieron en el infinito.
-Fue precioso...
-Fue muy caliente
-convino Alba, asintiendo con la cabeza-. Liam folla que da gusto.
-Y después de esta pausa publicitaria patrocinada por Alba García, volvemos a la exclusiva. En otras palabras; CIERRA LA BOCONA, ALBA-espeté.
-Perdón, perdón. Lo siento, Noe.
-Da igual, Alba. El caso es que... ¡Dios!
-se pasó una mano por el pelo y miró a los ojos azules que se reflejaban en el retrovisor-. Fue precioso, fue genial, fue ...
-Déjame adivinar-dije, recostándome contra el respaldo y jugueteando con una pulsera que no recordaba haberme puesto-, ¿precioso, no?
-CIERRA LA BOCONA, ERIKA-me imitó Alba. Alcé las manos.
-Me desnudé delante de él, me miró con una adoración, como si fuera una diosa... Me cogió con tanta delicadeza, me tumbó debajo de él, me hizo el amor con tanta suavidad, tan despacio, dejando que marcara yo el ritmo...
Suspiró.
Alba sonrió en mi dirección. Alcé una ceja.
-Sigue, y terminaré enamorándome de él-me eché a reír.
Sus ojos permanecieron soñadores, estudiando los de su chico recién estrenado.
-Pasemos a lo importante-animó Alba, mirándome con intención.
-Tienes razón, Alba. Noemí, queremos saberlo, y nos tienes que contestar.
Alba me miró confundida; sabía lo que me quería preguntar.
-¿Se corrió en tu boca? ¿Te lo tragaste? ¿Te gustó, eh, perrilla?
Noemí se echó a reír.
-¡Que no, tía!-espetó, entre risas, y las dos nos sumamos a ella.
-Harry-llamé a nuestro conductor. Sus ojos se clavaron en los míos-, Noemí te está criticando.
-No la creáis, es una mala pécora.
-Ah, vale, gracias Harold-espetó ella. Todos nos echamos a reír.
Mis amigas me miraron con intención. Observé el Big Ben, y fingí interés en los viandantes.
-Oh, fijaos, londinenses-comenté, como si ver londinenses en Londres fuera la cosa más difícil del mundo.
-¿Y tú qué, Eri?
-¿Yo qué de qué?
-Que cuándo lo vas a hacer con Luisín aquí presente.

Miré a Lou un segundo, que hacía burla a Niall, y Niall le hacía burla a él, mientras Liam los observaba divertido.
-No sé, chicas... Quiero ir despacio, ¿sabéis?
-Uh.
-Crisis.
-No quiere hacerlo con él.
-Fulana eres, Erikina, fulana eres.
-¡CÓMESELO, LO ESTÁS DESEANDO, GOLFA!

-Sois un par de putas, las dos. Ya sabéis lo que pienso del amor, mujeres-aparté la cara. Me cogieron de las manos.
-Eri, piensa.
-¿Quién es?
-Yo te diré quién eres, Alba. Louis Tomlinson
-Lou se giró un momento para observarnos.
-¿Me estáis criticando?
-Te estamos poniendo a caldo perejil, mi amor-le acaricié la frente.
-Trío de golfas.
-Mucho, mi amor. Cállate, tenemos una conversación seria.
-Todo lo que os diga esta mentirosa, es mentira-les dijo a mis amigas, sacudiendo su dedo índice en el aire-.Beso muy bien y soy un gran amante.
-Doy fe-Harry levantó una mano y rápidamente la pegó al volante para pitarle a una señora mayor que se había puesto a cruzar con el semáforo de los peatones en rojo.
-Gracias Harold-sonrió Lou, y el interpelado le devolvió las sonrisa.
Acomodé la cabeza en la parte trasera de su asiento, al lado de la cabeza.
-Luego te lo cuento, ¿vale?
-Vaaaaaaaaaaaaaaale.
Volví a centrarme en mis amigas.
-No porque sea famoso deba de ir rápido con él.
-Tíratelo sin condón, quédate preñada, y así se casará contigo. Vida resuelta. ADIÓS PREOCUPACIONES, ADIÓS CHARLAS DE LA SUSI-graznó Noe, echándose hacia atrás en el asiento y pasando los brazos detrás de su cabeza, en un clarísimo gesto de "esto es vida".
-Secundo a la Bieber.
Noe le guiñó un ojo.
-Por una parte quiero hacerlo con él, pero por otra quiero esperar. ¿Y si sale mal? ¿Y si no es el indicado?
-¿Y si no es el Él con mayúsculas?-
se burló Noe, poniendo los ojos en blanco-. Eri, es Louis, no es un él con E mayúscula, es un OHDIOSMÍOESÉL todo con mayúsculas, ma-yús-cu-las. Tú le quieres, él te quiere, fin de la historia. Tíratelo.
-Haré con mi coño lo que me de la gana, mona.

-Tienes razón-admitió ella, Alba asintió en silencio.-Es muy noble que quieras esperar.
-Las fans os odian porque os los tiráis, a mí no me odian todavía.
-Las fans no nos conocen, pero a ti sí, princesa.

Suspiré; era verdad.
-Os propongo un trato: no me dais más la brasa con eso, y, a cambio, cuando lo haga con él os lo cuento con pelos y señales.
Mostraron su conformidad.
-Y ahora, querida señora Pattinson, cuénteme qué le ha pasado con su mozo-la invité, apoyando la barbilla en mis manos.
-Ayer por la noche estuvimos hablando un rato, besándonos, esas cosas... Ya sabes, lo normal.
-Oh, genial. Mientras una fornica salvajemente, (con condón, espero)-miré preocupada a Noe, que asintió-, yo me revuelco en la cama con Louis, y tú frotas tus senos contra el pobre Liam. Menuda imagen estamos dando de España.
-¿Cómo que te revuelcas en la cama con Louis?
Les dediqué una sonrisa pícara.
-Yo también sé ser una zorra y una puta cuando estoy con mi chico, nenas. Lo único que yo hago que él espere para que así me coja con más ganas; soy más lista que vosotras.
Se sumieron en un silencio reflexivo. Alba fue la encargada de romperlo.
-Tienes razón, Eri.
-¿Cuándo no la tengo?
-Eres una diosa, Eri.
-¿Desde cuándo no lo soy, Noe?

Y nos echamos a reír.

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