martes, 17 de julio de 2012

Noemí.

Me pareció que nadie notó cuando Harry y yo nos alejamos del grupo, y salimos de la gran habitación. Bueno, tampoco podían notarlo mucho: todos dormían. Todos menos nosotros, claro.
Nos habíamos dedicado a lanzarnos miradas, sin ni siquiera acercarnos el uno al otro. Yo me había sentado al borde del colchón que compartían Eri y Niall (estaban muy monos, la verdad, Niall con su  brazo por la cintura y Eri con la cara encajada entre el hombro del chico y su cuello), y no me atrevía a moverme por miedo a despertarlos. Louis había mirado un par de veces hacia ellos, pero, en vez de fruncir el ceño, sonreía: la verdad es que Eri y Niall pegaban muy bien juntos, y durmiendo estaban muuuuuuuuuuuuuuy cuquis. Habían congeniado muy bien, de hecho, cada vez que podía Niall se acercaba a Eri (siempre que no molestara a Louis, aunque él nunca parecía dar señales de incordio alguno) para escuchar lo que ella decía y llenar el aire con su  risa alta y feliz. Dependiendo de lo que dijera Eri, o de cómo lo mirara, a veces incluso Niall se reía tanto que llegaba a ponerse rojo como un tomate.
Alba era otra historia. Se había quedado dormida en una silla, un poco apartada de los demás, y todavía tenía restos de rímel por las mejillas. Cuando me ofrecí a limpiárselo, ella me miró como si fuera a comerme, y nos soltó a Erika y a mí que así torturaría a Liam. Señorita Styles y señorita Tomlinson nos miramos un momento, nos encogimos de hombros, y miss Tomlinson se largó, dejando a miss Styles sola con la AmargadaDoñaPayne.
Harry estaba sentado en una mesa, arañando la guitarra de Niall, pero sin emitir ningún sonido. Seguía preguntándome qué sería aquello del famoso "kazoo", que Harry aseguraba saber tocar en uno de los videodiarios de los chicos, pero no me atreví a preguntarle.
Sumida en mis pensamientos, apenas me di cuenta de que se había levantado y estaba a mi lado. Me dio un suave empujoncito, hizo un gesto con la cabeza y echó a andar. Me levanté lo más despacio que pude, intentado que ni Erika ni Niall notaran mis movimientos, y lo seguí.
Salimos de la gran estancia donde dormíamos los demás, y, bajando por unas escaleras, llegamos a una puerta. Harry sonrió y acalló la protesta que estaba a punto de salir de mi boca llevándose el índice a los labios. Yo también sonreí.
Empujamos la puerta con fuerza, temiendo que estuviera cerrada con llave, pero, afortunadamente, no era así. Entramos dentro, y, cuando me quise dar cuenta, estábamos en el borde de una piscina con luces justo donde llegaba el agua. Miré alrededor. Había un par de bancos y unas toallas sobre ellos, pero, por lo demás, ningún otro mueble.
Ni siquiera recordaba que Eri hubiera mencionado esa piscina subterránea, pero no me importó demasiado. Harry se acercó a mí por detrás y cerró sus manos en mis caderas, haciendo que me estremeciera de arriba a abajo. Giré la cabeza lo suficiente para que posara sus labios en los míos, y no pude evitar reprimir un gemido cuando los tomó con urgencia. Sonrió en mi boca.
Con la luz azulada reflejada en el agua, parecía un dios griego. Sus ojos verdes me devoraban, esperando ver algo de mi anatomía a través de mi ropa.
Era la primera vez que me desnudaría delante de un chico, o que me desnudaba él.
Volvimos a unir nuestros labios, con la misma pasión de antes, solo que sus manos ya no estaban en mis caderas: ahora tiraban de mi camiseta hacia arriba, y yo hice lo propio. Una vez nos libramos de las camisetas, me detuve un momento para observar su torso desnudo. Noté cómo mis dientes mordían mi labio inferior.
Nos quitamos la ropa mutuamente, con urgencia, como si de repente hubiera un incendio y el calor nos obligara a despojarnos de hasta el más mínimo centímetro de tela. Y, aunque nada ardía en la sala, por lo menos, entre nosotros había un incendio capaz de arrasar Europa.
Para mi decepción, no se quitó los calzoncillos, ni me arrancó el sujetador ni las bragas como quisiera. Se metió en el agua con una sonrisa traviesa, y yo lo seguí.
No puedes dejarme así, Harry. Simplemente no puedes.
Intenté que no se me notara el fastidio. Harry dio un par de largos a la piscina, mientras yo simplemente me mantenía a flote, agarrándome a los bordes. Lo miré.
-¿No nadas, niña?-inquirió, y su sonrisa traviesa se ensanchó.
-¿Me vas a obligar?
Se acercó lentamente hacia mí. Las ondas del agua que llegaban hasta mi piel desnuda me hicieron estremecer, aunque nada comparado cuando su piel acarició la mía.
-No lo dudes-respondió, con su voz de niño adormilado. Suspiré.
Rápidamente las cosas se desmadraron, lo que me excitó todavía más.
Me levantó sobre él, me miró a los ojos mientras su sonrisa se ensanchaba más y más  (llegué incluso a pensar que su cara se rompería si seguía así). Me colocó sobre el borde de la piscina, y yo lo recibí entre mis piernas. Uní mis tobillos en torno en sus caderas, le guiñé un ojo y, solo con los tobillos, fui bajando sus bóxers hasta que sentí que ya no estaban en él.
Soltó una risa que me llegó hasta lo más hondo (y no solo del alma).
Recreándome en cómo me miraba, llevé mis manos hacia la espalda y me desabroché el sostén.
-Oh, yeah-murmuró él, y esta vez fui yo la que reí. Se inclinó hacia mí y besó mis senos con una delicadeza muy poco esperada en aquel momento.
No perdimos contacto visual cuando él me quitó las bragas.
Volví a meterme en el agua.
-¿Estás segura...?-susurró en mi oído. Gemí.
-Tómame...-balbuceé-, tómame ahora.
Y lo hizo, vaya si lo hizo.
Al principio pareció vacilar al encontrarse con la resistencia natural (lo siento Justin, al final, parece que no eres tú quien me romperá el himen, pensé), pero cuando consiguió romperlo, se introdujo suavemente hacia mí. Eché la cabeza hacia atrás y dejé que me besara los pechos, esta vez con  más urgencia, con más pasión.
No podía creerme que Harry Styles se estuviera acostando conmigo.
Mantuvimos los movimientos rítmicos al principio muy lentamente, pero a medida que nos acercábamos hacia el clímax (yo lo sentía así, y parecía que él tenía un radar para eso), comenzamos a acelerarnos, y los gemidos y suspiros se convirtieron en gritos en toda regla.
Sus embestidas no remitieron cuando llegué al orgasmo, y pensé si él estaría intentando retrasarse para que yo enlazara otro. Sabía que había chicas multiorgásmicas (así nos lo había dicho el chaval de sexología ese mismo curso), y me pregunté con curiosidad si yo sería una de ellas.
Volvió a sentar mi cuerpo sobre el borde de la piscina, y yo me eché hacia atrás mientras continuaba con sus embestidas.
-No pares Harry, por favor, no pares-le supliqué.
-No lo haré, tranquila, Noe-replicó con voz ronca, excitadísimo. Noté cómo cada  vez iba más rápido, cómo mi cuerpo respondía a sus embestidas con lubricándome más y más.
Él también pareció notar eso, porque, un par de segundos después de notar cómo me mojaba, él se corrió.
Dentro de mí.
Sin condón.
Sin condón. Harry Styles. Oh, por favor, ovarios, dejadme preñada pensé, y cerré los ojos.
Cuando los volví a abrir, estaba sobre el colchón, con todos los demás. Unos rayos de sol llegaban hasta mí y me arañaban la cara. Alguien me estaba sacudiendo el hombro.
-Noemí -me llamó Alba, pero su voz me sonó muy lejana-, Noemí, tenemos que volver a casa.
La miré un momento. Juro por dios que si hubiera tenido un revólver a mano, le habría reventado la cabeza de un tiro. O tal vez dos.
-Oh, yeah-respondí, imitando la voz de Harry. Intenté levantarme, pero algo me lo impedía, algo me empujaba hacia abajo. Miré a mi cintura y allí tenía su brazo.
Me giré un momento, y lo miré. A la luz del amanecer estaba todavía más guapo, parecía un ángel caído del cielo. Me acerqué hacia él y lo besé en los labios. Aparté su brazo de mi cintura y lo deposité suavemente en el colchón. Cogí la chaqueta, mi bolso, y miré a mi alrededor. Liam estaba despierto, y nos miraba a las dos.
Eri seguía durmiendo en el mismo sitio, con Niall al lado. Pero Louis no estaba solo, Zayn estaba tumbado a su lado, culo con culo. Estaban muy graciosos. Reprimí una risita.
Apenada, volví la vista hacia Harry.
Ojalá hubiera sido verdad.
Calla, estúpida, no tienes que preocuparte por parir todavía protestó Pepito Grillo en mi interior. Miré a Eri, que podría levantarse a la hora que le diera  la gana entre ellos.
Gracias, Eri, por compartir tus sueños porno conmigo le agradecí en silencio. Y me pregunté cómo tanto sueño perfecto para luego volver a la mierda de realidad no acababa con su buen humor.
Tal vez porque el polvo que había echado con Harry había sido legendario. Y porque me había sentido orgullosa de sentir lo que había sentido.
Salí por la puerta franqueada por Liam y Alba.
Gracias, Jesucristo-recitó Eri en mi cabeza.
Sonreí. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dedica un minutito de tu tiempo a dejarme un comentario; son realmente importantes para mí y me ayudarán a mejorar, al margen de la ilusión que me hace saber que hay personas de verdad que entran en mi blog. ¡Muchas gracias!❤