lunes, 27 de agosto de 2012

Cuando eres niño conoces la verdad absoluta.

La tensión en casa llegó a la vez que Noe y Alba, a pesar de que yo tenía la esperanza de que no fuera así, que Harry y Noe se cortaran a la hora de pelearse, pero era evidente que no tenían pensado hacerlo.
Habían ido por el cumple de Liam, que iba a ser dentro de un par de días. Así las tres aprovecharíamos para pensar en algo que regalarle al novio de Alba, pues a mí no se me ocurría nada decente.
Pero Harry y Noe consiguieron convertir la casa en un campo de batalla que nada tenía que envidiar a Afagnistán. Todos suponíamos que se comportarían, que se pelearían en privado o que simplemente serían bordes el uno con el otro como habían sido Alba y Liam, pero no. En cuanto podían se lanzaban pullas el uno al otro, se provocaban, como si estuvieran en una competición por ver quién gritaba el primero, quién soltaba la mayor bordería o quien conseguía ganar la discusión. Y lo peor de todo es que al final todos nos veíamos arrastrados dentro de las discusiones.
Alba y Liam se habían peleado entre ellos.
Harry y Noe, no.
No es que consiguieran que yo me cabreara con uno de los chicos, o que los chicos se cabrearan entre ellos, pero sí que conseguían que todos nos cabreáramos o con la española o con el inglés, dependiendo del momento y de las razones.
Noe pinchaba a Harry.
Harry provocaba a Noe.
Harry conseguía meternos a todos en el saco de la pelea, como si no le diera la gana pelear solo.
Noe dejaba que el rencor creciera en ella cada vez que, o bien no la defendíamos, o bien la "atacábamos", según ella, cosa que podía definirse como, simplemente, no participar en la discusión cuando ella luchaba por introducirte en ella o no darle la razón cuando a ella le daba la gana.
Habían convertido aquella casa en Afganistán cuando estaban por ahí. Así que todos procurábamos tenerlos apartados el uno de la otra, deseando que se encontraran un día solos y que solucionaran las cosas.
O que uno de los dos apuñalara al otro y decidir por fin quién ganaba la apuesta del asesinato, si Zayn o Alba.
Estábamos sentados a la mesa cuando yo decidí que no podía más, que aquello debía acabar. Se estaban comportando como críos, y nadie hacía nada por evitarlo.
Se había acabado.
Lo decía yo, la Primera Dama de aquella casa.
Y lo que decía la Primera Dama, (osea, moi), iba a misa. A MI-SA.
Noe se quedó contemplando su vaso vacío durante un rato. Yo fingí no darme cuenta, al igual que los demás, o tal vez ellos simplemente fueran verdaderamente ignorantes.
Torció la boca y buscó la jarra del agua con la vista, y frunció el ceño cuando vio que estaba en el otro extremo de la mesa.
Donde se sentaba Harry.
Enfrente de Liam.
-Liam, ¿me pasas el agua?
Pero, claro, la mesa era demasiado ancha. La jarra estaba pegada al plato de Harry.
Y Harry no se iba a rebajar a ayudar a Liam a satisfacer los caprichitos, como él los llamaba, de Noemí.
Antes prefería que le raparan la cabeza al cero.
Liam asintió y se estiró para alcanzar la jarra, inútilmente.
Niall solicitó sin pensar:
-Harry, pásale el agua a Noe.
Harry lo miró como si le hubiera sugerido meterlo en el despellejarlo vivo, descuartizarlo y meterlo en el horno.
Noemí le lanzó una mirada desafiante al rizoso, que no tardó en devolvérsela.
Casi parecía que se estaban lanzando granadas de mano entre sí.
Y Louis y yo estábamos en medio.
Y me estaba poniendo nerviosísima, porque casi sentía la rabia de Noemí quemándole la piel, quemándome a mí y entrando por mis poros en un torrente abrasador insoportable.
-Que se levante ella-sentenció el, centrando su atención en el plato.
Noemí apuñaló un trozo de ensalada como si fuera el auténtico Harry.
-Tal vez deberías levantarte tú, atarte un ancla al cuello y tirarte a la piscina, en la parte donde no haces pie-gruñó ella. Harry sonrió, se volvió a mirarla y empezó a gritarle.
En medio de las pullas, algo en mí dijo basta.
Algo en mi interior se cabreó tanto que no me extrañaría haberme vuelto gigante y verde, como Hulk.
-¡VALE YA!-ladré, y todo el mundo dio un brinco. Y cuando digo todo el mundo, fue todo el mundo. Hasta las flores que me habían regalado hacía unos días saltaron en su florero.
Todos se me quedaron mirando cuando me levanté con mi plato, y también cuando Louis me cogió del brazo y me sentó a al fuerza en la silla.
-Tú no te vas a ningún lado hasta que no acabes tu comida, nena-sentenció. Fruncí los labios-.¿Qué creías? ¿Que no me iba a dar cuenta de que te estabas aprovechando de la discusión del señor y la señora Smith?
Sonrió, y yo le sonreí.
Entonces, me giré hacia Noe.
Porque a perra, mala, zorra, cabrona, y demás insultos, no me ganaba nadie.
Nadie.
-¿Ves lo que estás haciendo?-notaba la sonrisa triunfante de Harry en mi espalda, restregándole a Noemí que le estuviera echando la bronca y que me hubiese puesto de parte de él, pero ahora no tenía tiempo de darle una bofetada. Ahora tenía cosas más importantes que hacer.
-¿Qué estoy haciendo?-me desafió la pequeña, hinchándose como un pavo. Era la primera vez que levantaba la voz a alguien que no fuera Harry. O su madre.
Pero en el fondo cualquier persona le gritaría a la madre de Noe, aunque eso era otra historia.
-Estás cabreándonos a todos, estás creando una tensión entre ellos del carajo. ¿Te acuerdas de los video diarios? ¿Sí, verdad? ¿Lo haces? ¿Recuerdas el buen rollo que había entre ellos?
Me resultaba sorprendentemente fácil hablar de mis amigos como la banda de éxito que eran, a pesar de que era la primera vez que lo mencionaba de esa manera (desde el punto de vista de una fan) con ellos delante. Así que seguí con mi discurso mientras Liam asentía como si yo fuera el Presidente de Estados Unidos y él mi secretaria, la que había preparado mi discurso.
-Pues como sigas así se te va a acabar el chollo, colega. Porque eso no volverá como sigas así. Y tu cabeza rodará, creéme, y yo estaré ahí mirando con una buena bolsa de palomitas mientras las fans te comen viva por joder a la banda. ¿Sabes lo que te digo?-cuando me ponía reiterativa no paraba con mi adorado ¿Sabes lo que te digo? pero es que decir ¿Me entiendes? era demasiado Belén Esteban-. Así que no me jodas más, porque Harry no se atreve a darte un bofetón, pero yo te lo doy. Te doy uno, dos, tres, los que haga falta para quitarte la tontería de encima. Porque llevas unos días que no hay Dios quien te aguante, Noe, siento decírtelo, pero pareces yo cuando tengo mi complejo de diva disparado y me paseo por ahí como si fuera la creadora de este mundo. ¿Sabes lo que te digo?-me escuchaba en silencio, muy seria, los ojos vidriosos; no supe si era porque me estaba metiendo con ella descaradamente y encima con público o porque no se había dado cuenta de eso hasta ahora-. Eres un encanto de mujer. Pero como sigas así te vas a arrepentir del día en que me conociste, pequeña. Porque estamos todos, todos, cansados de las broncas que tenéis tú y Harold TengoRazónEnTodo Styles. Piensa un poco más en nosotras, en Alba y en mí, cada vez que le sueltas una bordería a él o a los demás. Y si te importamos una mierda, que lo dudo mucho, piensa en España. Somos embajadoras. ¿Cómo puedes extrañarte de que no vayan artistas a nuestro país si te estás comportando como una gilipollas de campeonato? No me extraña que Britney diera un concierto nada más y no volviera desde encontes-me incliné hacia ella, enfatizando mis palabras, y acabé con mi apoteósico-, ¿pillas lo que te digo?
Asintió lentamente, Alba me miró y asintió, muy seria, aprobando mi pequeña riña.
Me giré en redondo y estudié a Rizos Salvajes con la mirada.
-Y tú-empecé, señalándolo con el tenedor-, vergüenza te tendría que dar. ¿Cuántos años tienes? ¿17, no?
No, 18, lo sabía de sobra. Pero todos sabíamos cómo le jodía a Harry que le recordaras que era el más pequeño de la banda, igual que a Louis le jodía que le recordaras que era el mayor.
-Dieciocho-gruñó, tal y como esperaba, pero sin atreverse a mirarme desafiante. Simplemente me miraba con ojos suplicantes, esperando no cabrearme, esperando que mi bronca no fuera tan grande como la de Noe.
-Pues peor me lo pones, ¿sabes? Eres mayor que ella y le entras al trapo como un crío menor. Te da igual quién tengas delante, como si es la mismísima Reina, hay que joder a Noemí, y hay que joder a Noemí. Punto, no hay más tema del que discutir, ¿eh?-se puso a juguetear con la comida. Le habría chillado que me mirara, pero no estaba intentando abstraerse de lo que le decía, sino simplemente no gritarme a mí también. Y, aunque me resultaba seductora la idea de que me gritara para descargar la tensión acumulada esos días, no le provoqué-. Sois tal para cual. Los dos. Os da lo mismo que estemos todos delante, que estéis solos, cómo tengáis que pelearos... da lo mismo, ¿no es así? El caso es que hay que discutir. Hay que convertir esta casa en Afganistán. ¿Sabes, Harry? Esta casita es el único hogar que he tenido en toda mi vida, el único sitio en el que he estado realmente a gusto. ¿Sabes? No voy a dejar que tú y Noe me quitéis el único hogar que he conocido. Antes os pego. Os meto una paliza que os dejo en el sitio. A los dos. Y me da igual quién seas tú o quién sea ella. El caso es que estoy cansada de que me acabéis con los nervios, pero yo soy la menos importante. Mira a Alba, mira al resto de One Direction. ¿Qué? ¿Contento? ¿Cuánto hace que no nos lo pasamos bien todos juntos, cuánto hace que no tenemos esos días en los que nunca miramos el reloj? ¿Cuánto?
No tenía que contestarme, no debía contestarme, pero lo hizo. Le dejé una pequeña posibilidad de ponerlo todo contra Noe, cometí un ínfimo error, pero él lo vio. Y no iba a dejar que aquello se escapara.
-Tres días y medio.
Noemí clavó las uñas en la mesa, incrédula.
-A lo mejor no es problema de Noe. A lo mejor ni siquiera es problema tuyo. Igual la culpa es mía, que quise meterme en ese bar hace tres meses. Igual la culpa es de Alba, que fue la que decidió cambiarse de mesa.
Zayn y Niall me lanzaron miradas horrorizadas, Liam pegó sus labios a la mejilla de Alba y Louis me apretó la mano.
No. No era solo a mí a quien le parecía que aquel bar había sido lo mejor que le había pasado.
Los hombros de Harry se hundieron, recordando lo que había tenido con Noe antes de las broncas del milenio.
Me encogí de hombros sin dejar que los demás me afectaran. Estaba cazando, era una depredadora, y no iba a tener piedad con la gacelita que me miraba con ojos suplicantes.
Tenía hambre, e iba a comer.
Por muy mona que fuera la gacelita.
-Me importa una mierda cómo lo arregléis. ¿Me oís? ¿Mi acento de furcia Californiana os vale, o si queréis lo digo como Su Majestad? ¿Me entendéis?-no contestaron-. ¡¿ME ENTENDÉIS?!-ambos farfullaron un sí tímido-. Vais a arreglarlo como que me llamo Erika. Y creedme si os digo que no entra en mis planes cambiarme de nombre.
Louis sonrió.
Los demás retomaron la comida, pero Harry no probó bocado.
-Ah, y Harry.
-¿Sí?-preguntó, aterrorizado ante la posibilidad de que yo no hubiera acabado.
-Haz el favor de pasarle el agua a Noe.
Asintió enérgicamente y acercó el agua hasta el centro de la mesa, donde yo la cogí y se la di a Noe.
-Gracias-dijo ella, en un tono lo suficientemente alto para dejar claro que le estaba hablando a él.
-De nada-replicó Harry.
Todos me miraron y sonrieron.
Eri es grande. Adoradme, perros mortales.

Louis asomó la cabeza por la puerta y sonrió al verme. En parte me alegré de su sonrisa, en parte pensé que era un poco estúpido que pareciera sorprendido de que estuviera en mi habitación. Pero cuando una está enamorada, se atonta.
-Hola.
-Hola-sonreí, colocándome bien la camiseta de tirantes y atándome el pelo en una cola de caballo. Me puse los mechones sueltos con unas horquillas a ambos lados de la cara y lo miré.
-Quiero que sepas que estoy muy orgulloso de lo de antes-dijo, señalando con el pulgar hacia atrás, refiriéndose a lo de la cocina. Me encogí de hombros.
-No ha sido nada, en el fondo sé cómo manejar a Noe. La conozco desde más tiempo que vosotros, y Harry...-las comisuras de mi boca se bajaron mientras pensaba cómo había hecho para reunir tanta información destructiva sin pestañear-, no sé, es como si supiera lo que tengo que decir, y punto. Intuición femenina.
-Ah-dijo, tomándome de la cintura, bajando un poco las manos hasta mi culo y besándome apasionadamente. Sonreí en su boca cuando él me mordisqueó el labio-. El caso es que están bastante mejor. Ya no se gritan.
-En el fondo todos esperábais que alguien hiciera algo, y ese alguien he sido yo.
-Sí, supongo que eso es verdad. Pero deberías bajar a verlos. Es en plan, ¡guau! Al menos pueden estar juntos en el sofá sin gritarse, lo cual es un avance importante.
Así que bajé al salón con mi permanente libro en las manos, y me senté en el sillón que había al lado de la ventana, decidida a observar los cambios entre Noe y Harry. Lo primero era bastante evidente: Noe no hacía comentarios jocosos cuando Niall adelantaba a Harry en el juego de coches, sino que simplemente se limitaba a centrar la vista en la tele, en parte aburrida por lo que veía, en parte preguntándose qué podría hacer para no volver a cabrearme.
Si es que yo era el centro de aquella casa, joder. Me merecía un monumento.
Zayn levantó la vista de la pantalla de su móvil y miró a Niall.
-¿Venía hoy, no?
Niall se encogió de hombros.
-Scooter nos avisaba cuando estuvieran aquí.
Los ojos de Noe llamearon un segundo, ante una llamada que nadie más oyó. La actividad siguió como antes, aparte de esa chispa en la mirada de mi amiga, no pasó nada más interesante.
-Usa el nitroso-musitó con un hilo de voz, sin despegar la mirada de la pantalla.
Zayn alzó la vista de nuevo, Louis se giró desde el suelo para mirarla, Liam y Alba encañonaron sus ojos al sofá, y Niall abrió mucho los ojos.
-¿Qué?
-Que use el nitro-dijo Noe. Fue entonces cuando yo también me giré para mirarla-.
Los ojos azules aguamarina se encontraron con los café, pensando si ella le estaba vacilando.
Pero no era así.
Harry hizo lo que Noe le aconsejaba, adelantó a Niall en la última curva y ganó la carrera. Todos nos quedamos helados en el sitio, Niall dejó caer el mando, mirando la tele sin poder creérselo, y pasó sus ojos azules de Noe a Harry y a Noe otra vez.
Noe se encogió de hombros, se levantó del sofá y se fue a la piscina.
-Qué.
-Ha.
-Sido.
-Eso.
Noe frunció el ceño, colocó las piernas en posición fetal y se negó a mirarnos ni a Alba ni a mí. Alba me dio un toquecito en la espalda.
-Preséntate a la presidencia de Estados Unidos, Eri-me animó, y yo sonreí.
-No soy americana, Alba-dije, dejando que la risa se apoderara de mi cuerpo. Una vez me calmé, me uní a la mirada inquisitiva de Alba. Noe suspiró.
-No lo sé. Simplemente me pareció que era una buena oportunidad, y... no lo pensé. Lo hice. Fue instintivo.
Alba me miró un segundo para luego volver a posar sus ojos en la pequeña del grupo.
Ey, éramos tres. Podíamos ser las Supernenas.
Yo y mi intelecto superior, un paso por delante del destino.
-Pues estuvo muy bien, Noe. Muy bien.
-Eso te parece a ti, Eri, pero... no sé. Tal vez no debería haberme arriesgado. Quiero decir, hace una hora estábamos chillándonos, ¿y ahora yo alzo la bandera blanca? He perdido la guerra. Se va a pensar que me da lo mismo cómo sea, y no es así.
Alba negó con la cabeza.
-¿Estamos locos, o qué?-Ay, Alba y su querido ¿Estamos locos? (con sus variantes ¿Estamos todos locos? o ¿Estás loca o algo?)
-Si, peque, Alba tiene razón. No te acostumbres-le solté a la mayor, provocándole una ofensa terrible que no me perdonaría en la vida. En la vida-. Tú le quieres, él te quiere, ya está. Hay amor. Punto. Lo demás no importa.
Alba se sentó con Noe en la tumbona y le pasó un brazo por los hombros.
-Oh, oh. Eri se ha puesto romántica.
Bufé.
-No me he puesto...
-Eri, eres virgo. Romántica por naturaleza. Tienes una forma de pensar que las demás no tenemos. 
-¿Queréis que me ponga borde?
-Vete a la mierda-replicó Noemí, poniendo los ojos en blanco.
-Es que no entiendo qué tendrá que ver que sea virgo con que...
-Los astros te obligan a ser así.
-A mí nadie me obliga a nada.
-Virgos: tercos, románticos, lo dan todo en el amor.
-¡Yo no soy terca!
-VIRGOS: TERCOS. TER-COS-repitió Alba, colocando dos bloques imaginarios bastante separados entre sí cuando pronunció esas dos sílabas.
-Está bien. Sí, soy terca, y sí, romántica. ¿Tengo que pedir perdón?
-No tienes la culpa de lo que te dicten los astros.
-¡Y DALE CON LOS ASTROS!
-Eri-Noe giró la cabeza y me miró como si fuera la última en mi especie; probablemente, así fuera-. Piensa en cómo vives tú y cómo lo hacemos nosotras. A ti te va genial con Louis, Alba tuvo sus baches, pero ya lo ha superado, y yo... yo me he dado cuenta de cómo es Harry en realidad.
Y siguió y siguió hablándome durante lo que me pareció una eternidad (menos mal que dejé de escucharla en cuanto habló de Louis, y juraría que empezó a hablar de comida tailandesa a partir de ahí).
-Lo que digo es que no estoy hecha para estar con alguien como Harry, y eso es todo.
Alba se sobresaltó cuando dejó de oír el torrente de palabras y movió bruscamente la cabeza, haciendo que se cayera de la palma de su mano que hacía de soporte para la tierra, y yo dejé de intentar llegar a la tabla de multiplicar de veintiuno.
-¿Perdón?
-¿He oído bien? ¿Has oído lo que yo, Alba?
-Total y absolutamente, Erika. 
-¿Cómo es eso de que no estás hecha para estar con alguien como Harry?-ladré, sentándome al lado de Noemí y taladrándola con la mirada.
-Pues que...
-¡EXCUSAS BARATAS NO!-bramó Alba; asentí con la cabeza en señal aprobatoria.
-¿Qué excusas ni qué excusos?
-Esta cría está peor de lo que creía-le confié a Alba, señalando a Noemí con el índice-, se inventa palabras.
Alba y yo pusimos cara de susto y nos llevamos la mano a la boca, incrédulas.
-¿Pero qué pasa?
-¿Porqué te pegas a Zayn todo el día, entonces?
-¿Qué?
-Vamos, nena, en ese sentido son idénticos. Y tú te pegas a Zayn como...
-¿Un anillo feo al dedo en el que lo metiste por hacer la gracia?-acudí a rescatar a Alba rauda y eficaz como un caracol en un día lluvioso. Nunca fallaba.
-Eso.
Noe negó con la cabeza.
-No me había dado cuenta.
-¡NO TE HABÍAS DADO CUENTA! ¡CARAJO! ¡NO SE HABÍA DADO CUENTA!
-La Noe está muy loca, loca loca loca-canturreó Alba, yo la coreé.
-Noe es loca con Zayn.
-Loca loca loca.
-A Noe le gusta Zayn.
-Loca loca loca.
Nos dio una bofetada a cada una.
-No me pego a Zayn.
-Sí lo haces.
-No lo hago.
-Si te lo dice Alba puede ser mentira, pero si te lo digo yo,es que te pegas.
-Gracias por tu apoyo, Eri.
-De nada-dije, golpeándome el corazón con el puño y lanzándolo hacia Alba mientras le guiñaba un ojo con una sonrisa de oreja a oreja.
-Pues no me había dado cuenta.
-Eso es porque buscas el mismo patrón de chico. Necesitas la emoción de una discusión de vez en cuando en tu vida, y Harry es la oportunidad perfecta. Como ahora tienes demasiadas, te alejas de él y te pegas a Zayn para repetir la historia.
-Date cuenta-asintió Alba. Le di un codazo.
-No me robes las frases-aunque ya había pasado con Oh, Jesucristo, pero aquella le iba regalando a diestro y siniestro.
Noe se llevó un dedo a la barbilla, pensativa.
-¿Intentas psicoanalizarme?
-No, cariño. Lo he hecho. ¿Sabíais que Natalie Portman tiene la carrera de psicóloga? Es bueno para ser actriz.
-¿Por qué?-inquirió Alba, arrugando la nariz. Alcé una ceja.
-Bueno, si voy a interpretar a una alcohólica depresiva, está claro que no voy a decir que el alcohol es lo mejor que me ha pasado en la vida, o si hago de emo, no voy a tirarme a jugar con un gatito por la calle, sino que pensaré en el sufrimiento del pobre animal por no ser capaz de alcanzar sus metas.
Las dos se movieron para alejarse un poco de mí.
-A veces asustas, Eri.
-Si yo te contara-como que, por ejemplo,puedo hablar con Eleanor y con Danielle, no sé dónde están, y puedo putearlas sin ni siquiera planteármelo. También me parece que puedo arrancaros los recuerdos con solo tocaros si yo quiero, y que hay veces que me puedo materializar. Que si las tengo cerca y ellas me dejan puedo ver la energía que fluye por este mundo y he visto el infrarrojo y el ultravioleta, pero no sé distinguirlos a no ser que esté dormida, ¿qué guay soy, eh?
-Liam es virgo-musitó Alba. Noe entrecerró los ojos y le acarició la cabeza.
-¡Muy bien, Alba!
-Y Niall-apostillé.
-¿Quieres un caramelo o algo por el estilo?
-Eso significa que es romántico como Eri-explicó ella sin hacer caso de nuestras burlas. Fruncí el ceño.
-¿No os acordáis de aquel artículo que decía que Louis y Liam eran los más románticos, pero que el más era Liam?-dijo Noe, que de repente estaba interesadísima en sus uñas.
-Me acuerdo de tantas cosas que no sé de dónde salen...-suspiró Alba.
-Si os pusiera fotos de Eleanor y Danielle, ¿las reconoceríais?
Las dos me miraron.
-¿No las habéis olvidado?-preguntó Alba, paseando su mirada incómoda de Noemí a mí.
-Yo no, ¿vosotras?-Noe imitó a su amiga, y esta negó con la cabeza. La imité.
Se pusieron a mirar el agua que burbujeaba al lado de los surtidores de los lados de la piscina. Era la primera vez que hablábamos de ellas desde la noche en la que empecé a salir con Louis, y estaba claro que no estaban preparadas para hacer eso todavía.
Danielle y una chica de rostro que yo no reconocí surgieron del agua y miraron a sus respectivas sustitutas.
-Eri tenía que haber saltado sola-ladraron ante las aterradas miradas de mis amigas, y desaparecieron tal como llegaron.
El pánico se largó del semblante de mis niñas en cuanto pestañearon.
Tenía que preguntarle a Eleanor qué pasaba con los pestañeos.

Casi podía sentir a Eleanor en el salón mientras veíamos la película, preparándose para saltar a por Danielle y evitar que torturara a Alba ante la más mínima posibilidad.
Estábamos repatingadas en el sofá, viendo Guerra de novias, comentando lo guapísima que era Kate Hudson y lo buena que era Anne Hathway, cuando llamaron a la puerta.
Louis fue a abrir, dejando a los demás discutiendo sobre la melodía de las nuevas canciones. Liam y Niall estaban empeñados en darle un ritmo más lento (al fin y al cabo es una maldita balada, Zayn, había protestado Niall en un momento), mientras que Harry y el primero no cedían en su empeño de hacer de la canción la nueva Up All Night.
La verdad es que no sabía qué posición había tomado Louis en el asunto, pero si estaban discutiendo era que a él o bien la deba igual o bien no se había decidido, pues normalmente se movían por los intereses de los demás.
O igual quiere hacer una nueva versión de La Macarena, pensé, porque Louis era así de guay.
-¡QUITA DE EN MEDIO!-ladró una voz femenina en la puerta, una voz que yo conocía bastante bien.
-¿STACEY? NO LO HEMOS ENCONTRADO, PERO SEGUIMOS BUSCANDO-chilló otra.
Y luego, el doble coro femenino, las últimas que quedaban de los hermanos Tomlinson.
-¡LOUIS!
Al menos Daisy y Phoebe se alegraban de ver a su hermano.
Charlotte apareció como un relámpago en el salón.
-¿DÓNDE ESTÁ?
-¿Dónde está quién?-replicó Louis desde el vestíbulo, cerrando la puerta ( y, a juzgar por las risas de las pequeñas, cogiendo a sus hermanas en volandas).
-¡SABES DE QUIÉN TE HABLAMOS, PERRO DEL AVERNO, Y COMO NO NOS DIGAS DÓNDE ESTÁ TE JURO POR DIOS QUE NO HABRÁ UNA NUEVA GENERACIÓN TOMLINSON EN ESTA FAMILIA!-gritó Fizzy a pleno pulmón.
-¡Eri!
Daisy y Phoebe vinieron corriendo hacia mí. Abrí los brazos y dejé escapar un grito ahogado cando saltaron sobre mí y se estiraron cuan largas eran. A mí me causaba efectos más drásticos porque no era tan alta ni tan fuerte como su hermano, pero siempre me alegraría de ver a mis pequeñas.
Fizzy miró su teléfono y gimió. Volvió a acercárselo a la oreja y retomó su conversación.
-¿Stacey? Mi hermano no nos dice dónde está. Luego te llamo. Necesito las dos manos para abrir las alacenas. Ok. Chao-colgó, arrojó el teléfono al sofá y salió disparada a la cocina, aunque se detuvo en seco para murmurar un Hola, chicos muy sexy.
-¿Qué buscáis?
-¡LO SABES DE SOBRA!-gritó Lottie. Daisy se bajó del sofá y corrió hacia la mesa donde estaban los chicos.
-¡Niall!
-¡Daisy!-replicó el rubio, cogiendo a la pequeña en brazos y dándole un beso en la mejilla. Daisy se ruborizó mientras su gemela se revolcaba por el sofá, muerta de risa.
-No está aquí. No ha llegado todavía-dijo Harry, indiferente. Lottie se acercó a él, dio un golpe en la mesa y se le encaró. Zayn se apartó un poco para dejar a la mayor de las hermanas atemorizar a Harry.
-¡No me mientas, ricitos!
-¿Te mentiría yo, Lottie?
Lottie frunció el ceño, estudió los ojos de Harry y, al ver que no había rastro de mentira en ellos, se incorporó.
Pero Fizzy no tendría piedad.
-¿Cuándo llega?-chilló, abalanzándose sobre Liam y cogiéndole del cuello de la camisa. Alba dejó escapar un ¡Eh! de advertencia, pero en seguida se calló cuando recibió el impacto de la mirada furiosa de Felicité.
-No lo sabemos. Te lo juro, Fizzy.
De repente, Fizzy recordó a quién estaba cogiendo por la camisa. Lo soltó con expresión horrorizada.
-Oh, Liam, yo... yo.. perdona. Lo siento, de veras.
-¿Cuándo habéis llegado?-preguntó Louis.
-No pasa nada.
-No, va en serio. De veras, lo siento.
-Que cuándo habéis llegado-repitió Louis, acercándose a ella, girándola y mirándola a los ojos. Fizzy se encogió de hombros.
-Vamos a quedarnos un par de días en Londres. Para ir de compras. En el piso de unas amigas de Lottie. ¿Guay, eh?
-¿Y por qué no me avisáis?-espetó él, mirando a la mayor de sus hermanas. Lottie se encogió de hombros, entró al salón y se dejó caer en el sofá.
-¿Qué ibas a hacer? ¿Cerrar la casa a cal y canto? ¿O prohibirle a Niall que twittee?
-¿Cómo íbamos a hablar con él, entonces? Sabes la hora que es en América.
-Vale.
-Pues eso.
-Pues mira lo que me importa.
-Pues mira cómo lloro.
-Pues mira qué depresión cojo.
-Pues mira cómo me suicido.
-Pues mira cómo me suicidio AL CUBO.
-¡JÁ! Eso es trampa. Gano yo.
-Dios, Louis.
-Dios, Charlotte.
-¡Dios, Louis!
-¡Dios, Charlotte!
-Subnormal.
-Estúpida.
-Gilipollas.
-Retrasada.
-¿Sabéis que están las crías delante, no?-les interrumpí, y los dos me miraron un segundo, para mirar luego a las gemelas. Lottie cogió a una en brazos y Louis a la otra.
-Era coña.
-Ya sabéis que nos queremos todos mucho.
-Venga, abrazo de hermanas.
-¿Me discriminas, Lottie?
-Abrazo de hermanas y hermano-concedió Charlotte, estirando un brazo en dirección a Fizzy, que se fundió con la piña que recién formada del salón. Sonreí.
-¿Siempre son así?-preguntó en susurros Alba.
-Son todos iguales. Imagináos a seis Louis-me encogí de hombros-, y luego multiplicadlo por dos.

Los chicos se fueron a debatir a la buhardilla mientras las Tomlinson se quedaban con nosotras a ver la peli. Cuando Kate Hudson se probaba el vestido de novia (un vestido precioso, con falda de tul como a mí me gustaban), Phoebe señaló la tele.
-Ya tenemos vestido para ti, Eri-Daisy asintió, apoyando a su hermana. Fizzy y Lottie se echaron a reír.
-Oh, ¿queréis que me case ya con vuestro hermano?
Daisy se levantó del sofá y fue a paso ligero hacia las escaleras.
-Voy a decirle que te compre un anillo.
-¡Daisy!-la llamé, uniéndome al coro de risas de mis cuñadas. Noe y Alba miraban a las crías demasiado alucinadas como para poder apuntarse al club.
-Te haremos una boda como la de la peli.
-Sí, con canapés y todo.
-Fabuloso-comenté, dándoles un beso en la frente a cada una.
-Porque tú quieres a Louis, ¿no?
-Claro, Daisy.
-Entonces os tenéis que casar. La gente que se quiere, se casa-empezó a asentir con la cabeza como un monje budista hablando de su Dios. Sonreí. La verdad es que era muy tierno que las pequeñas se tomaran eso como la verdad absoluta.
-Sí, además Louis es un buen chico.
-A veces es un poco tonto, pero tienes razón, Phoebe-intervino Fizzy, mirando a su hermana y metiéndose las uñas en la boca mientras sonreía.
-Anda que no aguantó recitales de ballet de pequeño solo por nosotras, ¿verdad, chicas?-recordó Lottie, echándose el pelo hacia atrás y sonriendo, perdida en sus pensamientos.
-Nos apuntábamos a todos los posibles por solo por fastidiarle-me confió Fizzy, y Louis chilló desde los pisos superiores: ¡Lo sabía!. O eso me pareció a mí.
-Y no faltó a ninguno-susurró Lottie.
-En casa lo echamos de menos-musitó Daisy, mirándose las manos. La abracé.
-Es normal, es vuestro hermano...
-Mamá tiene ganas de que vuelva a casa de vacaciones una temporadita. Y yo también-dijo Phoebe, cogiéndole la mano a su hermana y observando sus dedos.
Noemí y Alba no se atrevían a decir nada, pero yo sentía que les gustaba aquel pequeño momento de familia. En el fondo las tres echábamos de menos a la nuestra.
-Tienes que convencerlo de que vayáis un par de meses a Doncaster, ¿vale?-me pidió Daisy, con ojos suplicantes.
-Bueno, yo se lo diré, a ver si puede.
-Seguro que puede-replicó Fizzy, sonriendo.
-Somos sus niñas-asintió Lottie.
-Todas-dijo Phoebe, abrazándome.
Y no pude evitar que se me llenaran los ojos de lágrimas.

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