jueves, 16 de agosto de 2012

Sueños.

Louis.

Me incorporé en la cama y toqué el lado en el que hacía cinco segundos estaba Eri leyendo. La lámpara de la mesilla estaba apagada, por la ventana se colaba una suave luz azulada que dejaba entrever la melena de una chica sentada en la silla del ordenador, mirando la pantalla apagada.
Por lo largo que tenía el pelo, descarté rápidamente que fuera Eri. Encendí la lámpara y contemplé el pelo ondulado que le caía a la chica en cascada hasat media espalda.
Ese pelo me resultaba familiar.
La chica se giró y me dedicó una sonrisa cálida, tierna.
-Hola, Louis-saludó la chica. En cuanto su voz penetró por mis oídos, supe quién era.
Eleanor.
Mi Eleanor.
Esa Eleanor de la que no me acordaba, de la que Eri me había hablado.
-¿Eleanor?-pregunté, aunque fue bastante estúpido hacerlo. Sentía que la reconocería en cualquier parte.
Asintió, mostrándome todos sus dientes, se levantó y se sentó a los pies de mi cama. Me incorporé un poco más para dejarle sitio para hacerlo.
Dejó que la contemplara en silencio, estupefacto. A pesar de lo duramente que lo intentaba, a pesar de todo el empeño que ponía, no recordaba ninguno de los momentos que habíamos pasado juntos (que, según mi novia actual, habían sido muchos).
Se pasó una mano por el pelo, lo colocó detrás de su oreja y estudió mi habitación, reconociendo todos y cada uno de los objetos que había en ella. Sonrió cuando sus ojos se posaron en el libro de Eri, que descansaba en la repisa de la mesita.
¿Dónde coño estaba?
-Eleanor, ¿qué...?-empecé, pero terminé negando con la cabeza, intentando organizar mis ideas. ¿Qué me has hecho? ¿Por qué no me acuerdo de ti? ¿Por qué nadie en esta casa habla de ti si Eri dice que has sido tan importante? ¿Cómo has hecho para desaparecer así?
Volvió a sonreírme, calmándome por dentro. Pues tal vez sí que Eri tuviera razón. Esa sensación me resultaba demasiado familiar como para no haberla experimentado antes... o en otro sitio.
-¿Qué he hecho para que las cosas hayan cambiado tanto?-se encogió de hombros, sus ojos se pasearon por la habitación, observaron la luna para volver a clavarse en mí en última instancia-.Simplemente tomar las decisiones correctas. Las mejores. Pero también fueron las más duras.
¿Cuáles?
Frunció el ceño.
-La razón de que no te acuerdes de mí, de como soy, o de todo lo que pasamos juntos, es que yo te lo quité para que pudieras ser feliz. Conseguí una segunda oportunidad. Desgraciadamente, no era para los dos, y uno tenía que sacrificarse y vivir sabiendo el pasado mientras el otro experimentaba un futuro diferente-entonces, sus ojos bajaron hasta sus manos, que se enredaban entre sí como si estuviera tejiendo. Me incliné hacia ella.
-¿Cómo?
-¿Acaso importa?-se encogió de hombros y se acercó un poco más a mí. Su aliento llegaba de manera muy suave a mis mejillas, a mis labios.
-¿Por qué?-la expresión derrotada que apareció en su rostro me indicó que no quería contestar a esa pregunta, pero yo sentía que iba a hacerlo, quisiera o no. Se me quebró la voz cuando sugerí:-¿Hice algo malo?
Negó rápidamente con la cabeza.
-No.
-Entonces, ¿qué, Eleanor? ¿Por qué te largarías sin dejar rastro si yo no hubiera hecho algo malo?
-La culpa no era tuya. Pero tú creías que sí-apartó la mirada de mí y estuvo a punto de levantarse, pero pareció pensárselo mejor. Se recostó hacia atrás, con las manos como apoyo, y miró la cama a su alrededor, intentando no establecer contacto visual conmigo-. Digamos que éramos felices juntos, pero no lo suficiente. Había algo que yo no podía darte, y que Eri si puede. Y lo hará.
Sacudí la cabeza.
-¿Qué?
-No te lo voy a decir, simplemente porque no puedo, Lou. Entiéndeme. Confía en mí. Si he sido capaz de marcharme, de cambiar las cosas de tal manera que no te acuerdes de mí, con lo que eso me duele, sería por que tenía mis razones.
Encogí las piernas hasta cruzarlas por debajo de mí. Estudié su rostro como si quisiera grabarlo a fuego en mi memoria, y, en parte, así era.
-¿Y cómo sabes que Eri puede darme eso tan especial que tú no? Tal vez sea yo el que esté mal.
-Eso pensabas. Y cambiaste. Dejaste de ser como eras. Dejaste de brillar, de... ser... feliz. Pasaste a ser como una especie de agujero negro, toda la felicidad que había a tu alrededor desaparecía, y te deprimiste. ¿Sabes lo duro que es verte deprimido, Louis? ¿Sabes cómo duele ver que ya no te ríes, que no haces bromas, que las fans te pregunten constantemente qué te pasa y que traten de ayudarte en vano? Todo el mundo sufría demasiado.
-No me has contestado-tragué saliva. Giró la cabeza y me contempló; sus ojos brillaban con la luz de la lámapra reflejándose en ellos.
-Yo la elegí.
Estaba de coña.
Me eché a reír.
Tenía que estar de coña.
¿Elegirla? ¿A Eri? ¿Cómo coño iba a elegirla?
Pero cuando vi que no se reía conmigo, consideré esa posibilidad.
Porque si había desaparecido sin dejar rastro, si había borrado todos los recuerdos de todas las fans, como si ella no hubiera existido, ¿por qué no iba a "elegir" a Eri, significara aquello lo que significara?
-¿Cómo que la elegiste?
-Me dieron la oportunidad de ser yo la que escogiera a mi... sustituta-sonrió ante esa palabra, alzó la vista y negó con la cabeza-. Dios...-se frotó la cara y continuó-. Me mostraron a un montón de chicas que tenían posibilidades contigo, que eran... tenían algo que yo no tenía, dejémoslo así. Chicas tan diferentes entre sí que al principio me costó elegirlas. Tengo una lista de ellas, de hecho. A veces, cuando me aburro, me pongo a meditar y voy a ver qué tal les va la vida. Procuro ayudarlas.
Típico de ti, pensé para mis adentros, para mi sorpresa.
 -Todas eran bastante felices, algunas habían tenido dificultades pero las habían superado, otras simplemente fueron afortunadas desde el minuto uno. Se podría decir que me volví loca  ante tantas candidatas, claro que tú puedes tener a quien quieras-se encogió de hombros, y nos sonreímos, distendiendo la tensión entre nosotros. Se apartó un mechón de pelo de la cara y me guiñó un ojo, divertida-. Aunque no las culpo por hacer cola por ti, la verdad. Casi había tomado mi decisión cuando apareció ella. Fue la última en "llegar", por así decirlo. Y tuvo una suerte similiar a la de Robert Pattinson.
-Claro-asentí, fingiendo saber de qué me hablaba, aunque no tenía ni idea. Su risa llenó mi habitación.
-Ah, Lou, no le haces caso nunca, ¿verdad?
-Sí se lo hago.
Suspiró.
-Rob ni se presentó al casting para ser Edward, si no que fue unos días más tarde, aunque terminaron cogiéndolo a él. Y a ella le pasó lo mismo. Digamos que yo estaba a punto de comunicar quién era la elegida cuando llegó. Estudié todos los momentos de su vida, las posibilidades que tenía de durar contig (altísimas, la verdad, y eso fue uno de los ases en la manga que se guardaba), y todo en mí me dijo que debía elegirla a ella. En  cierto modo, yo también me enamoré de ella la priemera vez que la vi.
-¿Qué tenía ella que las demás no?
Me dedicó una sonrisa dulce; la misma de una madre a su hijo pequeño cuando empieza a hacer preguntas interesantes.
-Era la que más se parecía a mí. No le importaba nada más que no fuera estar con aquel al que quisiera. Y es virgo. Dicen que los virgo lo dan todo en las relaciones, y de momento ella lo está cumpliendo. Eché un vistazo al futuro que tenéis juntos y me impresioné de lo bien que encajabais. Aunque me duela, creo que pegáis más tú y ella que nosotros-se encogió de hombros, luego alzó dos dedos en una mueca de victoria-, pero yo te pesqué antes, aunque luego tuviera que soltarte.
 »Aunque su infancia tampoco ha sido un camino de rosas, no ha vivido lo de otras chicas, tipo maltratos continuos o incluso abusos, lo que la hacía perfecta para ti. Sabe lo que es sufrir, sabe lo que es que te pisoteen, pero no ha dejado que la machaquen, siempre se ha levantado, y por eso es así. Tiene una coraza, o algo por el estilo, por lo que no le importará demasiado lo que puedan decir de ella mientras a ti no te hagan daño. Y luego está la importancia que le da a la suerte, a unos símbolos en los que muy poca gente cree... que son los únicos reales, también. Sabía que si la elegía a ella y mandaba a alguien a explicarle la situación, se lo creería, y podría incluso llegar hasta ella sin asustarla ni nada de eso. En el fondo esperaba que te hablara de mí, pero tampoco observé vuestras vidas en ese momento; tenía miedo de que no fuera así y terminar descartándola. Me alegro de que te haya hablado de mí. Y de Danielle.
Asentí lentamente.
-Liam la ve a veces.
El semblante de Eleanor se tornó triste.
-Dani no tenía por qué verse afectada por todo esto. Dile a Liam que lo siento.
-¿Liam sabe de vosotras?
-Alba se lo ha dicho, o si no, lo hará, pero no la creerá. Tiene que decírselo Eri. Las cosas entre ellos son demasiado tensas como para que Alba le cuente cosas así y él las crea, pero con Eri es diferente. Es el calmante del grupo, aunque ella tenga un temperamento de la leche. Eso es bueno. Así te controla-alzó una ceja, yo cerré los ojos, fingiéndome ofendido-. Por favor, Lou, ¿le dirás a Liam que no pretendía quitarle a Danielle?
-Claro. Entonces, ¿es por eso por lo que se pelean tanto?
Asintió.
-Una parte muy pequeña de él recuerda a Danielle, sabe que Alba le ha quitado el sitio, y esa parte la odia a muerte. Supongo que es la parte que le pertenece a Dani. Y esa es la parte que habla por él y que piensa por él cuando Alba esta cerca. Dani no puede ni verla, créeme. Imagínate que de repente a Harry le pasa algo con Noe, decide hacer lo que yo y desaparece, pero te arrastra a ti también con él. No llegáis a conocerlas, pero tú recuerdas algo de Eri, y odias al chico con el que ella tenga algo.
Sacudí la cabeza.
-Celos, ¿eh?-apoyó la espalda contra la pared y sonrió.
-No me extraña que estén todo el día a la greña, créeme.
Eleanor se encogió de hombros.
-Intento que no haga nada, pero en el fondo no la culpo. Aunque la culpa no es de Alba. Debería haber atado todos los cabos antes de hacerlo todo, pero no fue así. Me siento bastante mal por eso, por las dos... pero por ti haría lo que fuera.
Me acerqué a ella, sin llegar a tocarla, y me senté a su lado. Cerró los ojos mientras se sumía en sus pensamientos, dejándome observarla a la luz de la luna.
Era muy guapa.
Muy, muy guapa.
Muy, muy, muy guapa.
Eri me mataría si se enterara, pero pensé que Eleanor era más guapa que ella.
-¿Te dolió?
Se echó a reír.
-Mi perfecto caballero, ¿eh?-nos echamos a reír. Negó con la cabeza, en un gesto de "eres imposible", y me miró-. No. No me dolió. Bueno, me dolió aquí-señaló su pecho, al lugar exacto donde tenía el corazón-, pero sabía que estaba haciendo lo que debía. Así que mereció la pena.
Asentí lentamente.
-Siento no acordarme de nada de lo nuestro, El.
-Bueno, si me llamas El, es que te acuerdas de algo-una de las comisuras de su boca se alzó, pero rápidamente la otra la siguió-. ¿Quieres recordarlo? Por los viejos tiempos. Aunque siento decirte que solo durará hasta que despiertes.
-¿Hasta que despierte?-me alejé un poco de ella y fruncí el ceño, aunque estaba sonriendo. Hizo un gesto con la mano para quitarle importancia.
-Necesitaba estar un ratito más contigo, contarte lo que pudiera, aunque vayas a olvidarlo.
Medité un momento si merecería la pena que reviviera mi antigua vida. Ahora tenía una nueva, tenía a una chica genial conmigo, y temía que Eleanor se equivocara en lo de que lo olvidaría, que me obsesionara con ella y terminara haciendo daño a  Eri.
Pero era la propia Eri la que me había dicho que debía confiar en ella si es que alguna vez me daba la sensación de que estaba cerca de mí.
Y dado que estábamos en la misma cama, aquello podría calificarse como "sentirla cerca de mí".
-Por favor-susurré. Ella sonrió, se inclinó hacia mí, y susurró contra mis labios:
-No te asustes, ¿vale?
Apretó los suyos contra los míos suavemente, y no pude evitar acariciarle la cintura cuando lo hizo.
Y mientras sus labios tocaban los míos, lo vi todo.
Las salidas con ella, las citas que tuvimos, todos los paseos, cómo le decía que no se preocupara por los paparazzi, las Directioners se acostumbrarían a ella. Nuestro primer beso, la primera vez que nos acostamos, nuestros aniversarios, la primera vez que vino a buscarme al aeropuerto, lo bien que se llevaba con mi familia... todo.
Vi pasar mi vida delante de mis ojos  sin necesidad de estar a punto de morir.
Cuando nos separamos, le acaricié la mejilla, y miles de recuerdos compartidos volvieron a mí. Me pregunté si podría decirle que me enseñara aquel futuro que al final no sucedería, pero decidí conformarme con lo que tenía.
-Te quiero, BooBear. No lo olvides, ¿quieres?-y se echó a reír ante su broma. Iba a olvidarlo. Iba a olvidarla.
Se notaba que había pasado mucho tiempo conmigo, el suficiente para reírse de la vida igual que yo.
-Supongo que yo también, ¿no?-bromeé. Me acarició el cuello.
-Cuida de ella, ¿vale? Se lo merece. Te merece. Te hará feliz, si la dejas.
Me llevé una mano a la frente e hice el saludo militar.
-Señora, sí, señora.
Volvió a reírse, puso una mano en mi hombro y me empujó contra la almohada, tumbándome. Se sentó a horcajadas encima de mí.
-Más te vale... o tendré que tomar medidas.
Me eché a reír, notando su peso sobre mí. Ella me imitó. Alzó la vista al techo, me miró una última vez, depositó un beso en su mano y me tocó la frente, y volvió a mirar hacia arriba.
Pestañeé.
Y ya no estaba allí.

 Eri.

Eleanor me saludó con un gesto al otro lado de la habitación. Me incorporé lo suficiente para ver mi reflejo en los espejos que había pegados a la pared.
La música inundaba todo a mi alrededor.
Cuando quise darme cuenta, Danielle saltó por encima de mí, me miró un segundo, se echó a reír y continuó con su baile frenético mientras LMFAO cantaba su Sorry for Party Rockin'.
-Sé que debería haberte avisado, pero no tuve ocasión. Perdona-Eleanor se acercó a mí y me tendió una mano, que yo acepté para levantarme. Danielle nos observó a través del espejo.
-Siempre disculpándote, El.
-Ya me conoces-se encogió de hombros.
Observé la habitación, iluminada desde no se sabía dónde. Por todas partes había cristales, no había ni tan siquiera una puerta, una ventana... nada. La luz parecía originarse en la propia habitación, y rebotar especialmente en los cuerpos de las antiguas novias de los chicos.
Miré mis manos, estupefacta, al darme cuenta de que yo también brillaba.
-¿Dónde estoy?-pregunté, mirando a mi alrededor, comenzando a sentir una sensación de claustrofobia al no encontrar ninguna ruta de escape.
-Venimos aquí a menudo. No es peligroso, tranquila.
-Mola mucho, en serio. Mira. Piensa una canción. La que te dé la gana. Yo la bailo-se ofreció Danielle, apoyándose contra el espejo y mirándome.
Apenas había terminado de decir eso cuando sonaron los primeros acordes de I wanna go, de Britney. Danielle sonrió.
-Buena elección.
Y empezó a moverse al ritmo de la música.
-No estamos aquí para bailar, Dani-protestó Eleanor, pero no le quitó la música a su amiga. La otra se encogió de hombros y sacudió sus caderas. I, I, I wanna go-o-o. 
-¿Tú me elegiste, no es así, Eleanor?
Ella asintió. Se dejó caer hacia atrás y terminó sentada en un sofá blanco. Sonrió.
-Mola, ¿eh?
Se rió ante mi expresión alucinada cuando hice lo que ella y no me di contra el duro suelo.
-Quiero contártelo todo. Así sabrás por qué te elegí. No te enfades, pero... he estado con Louis hace poco.
Me encogí de hombros.
-Podemos compartirlo. Mientras tú estabas, lo hacíamos, ¿no?
Danielle me dedicó una sonrisa burlona.
-Liam es mío, díselo a tu amiga.
-El caso es que hay algo que no le conté a Lou. Le dije por qué te había elegido, y te lo contaré, no lo dudes, pero lo que no le dije fue por qué decidí desaparecer.
Crucé las piernas e hice un gesto para que comenzara.
Tomó aire, miró a Danielle, que detuvo la música e hizo sonar Halo.
-Puta-ladró esta, llevándose una mano a los ojos, tratando de que no se humedecieran-. No hagas esto más difícil.
We will, we will rock you, canturreó Queen.
Entonces, silencio.
-Soy estéril.
Chan chan chaaaaaaaaaaaaaan sonaron unos violonchelos. Eleanoer gritó y le tiró algo a Danielle, que hizo que chocara contra los espejos y cayera al suelo, aunque muerta de risa.
-¡MÚERETE, VA EN SERIO! ¡MUÉRETE!
Tomó aire un par de veces y me miró. Al ver mi preocupación en su gesto, asintió y se sentó.
-No puedo tener hijos.
-Sabe lo que es ser estéril, Eleanor. No es tonta.
-¿QUÉ HACES RESPIRANDO TODAVÍA, MALDITA PERRA? MUÉRETE YA, JODER.
Danielle alzó un pulgar y comenzó a sacudirse al ritmo de una música que yo no oí más. Ella o Eleanor nos metieron en una burbuja silenciosa.
-Imagínate lo que supuso para Lou, cuya motivación más alta es ser padre. Con lo que quiere a los críos...-una lágrima comenzó a rodar por su mejilla. Manifesté un pañuelo y se lo tendí. Lo cogió-. Gracias. El caso es que él me decía que no pasaba nada, que había muchas otras maneras de formar una familia, como adoptar. Decidimos que haríamos eso, pero al final, nunca nos decidíamos. En cierto modo él se mostraba reticente, quería un hijo suyo, sangre de su sangre. Un auténtico Tomlinson, como él decía, y luego se echaba a reír, tú ya me entiendes. Nunca nos animábamos a comenzar a buscar a un buen chico, y eso que hay muy buenos niños que necesitan una buena familia. Terminamos dejándolo-se sonó la nariz y me miró con ojos llorosos-. Louis me dijo que no había nada más importante para él que yo, que el crío era secundario. Pero sabía que era mentira. Al principio todo estaba bien, seguimos nuestra vida como pudimos, pero un día algo cambió. Debió de levantarse con ganas de dejarme embarazada, o de que un bebé lo despertara con su llanto, y recordó que nada de las dos cosas iba a pasar.
Casi podía ver la cara de tristeza de Louis ante eso.
No habría ningún Tommy Tomlinson.
Me froté los ojos, tratando de no llorar.
-Empezó a mostrarse irascible al principio, hasta que un día tuvimos una discusión tan fuerte que me largué al baño llorando, y por mucho que me suplicó que abriera la puerta, no quité el pestillo. Entonces se volvió taciturno, nunca se reía, nunca hacía bromas. Era como vivir con un zombie. Ni siquiera era él. Envejeció de golpe diez años, con lo que eso supuso en su autoestima.
Peter Pan.
Nunca crecer.
-Decidí que conseguiría hacerlo cambiar, que le daría ese bebé que tanto deseaba... ¡Dios! Usaríamos una madre de alquiler, si él me lo pidiera. Incluso se lo sugerí, justo después de que me insinuara que tal vez dejara la banda.
¡NO!
-Entonces, me miró como si fuera lo más bonito del mundo, y me dijo: "El, si no es tuyo, me da igual que lo haya  creado yo. Quiero un bebé de los dos. Quiero un bebé tuyo, mi vida." Y me besó con tanta dulzura que me rompió el corazón. Mi alianza-me dedicó una mirada de disculpa, aunque yo ya había deducido que estarían casados- me quemaba en el dedo. Pensé en quitármela, pero era lo que me unía a él, la señal de que era suya y él era mío. Y entonces, lo entendí. El problema era yo. Si yo no estuviera, Louis no habría cambiado, la banda no estaría en peligro, las fans no estarían preocupadísimas por lo que le pasaba a BooBear.
Recordé las noticias de aquellas Beliebers que se habían suicidado cuando Justin empezó con Selena. Me froté la sien, y me estremecí. Eleanor leyó mis pensamientos y asintió.
-No quería que pasara aquello. Cuando me enteré de lo de aquellas chicas que no querían vivir en un mundo donde Louis ya no viviera, pensé en coger mis cosas y largarme para no volver. Pero el mal ya estaba hecho.
 »Empezamos a pasear por Londres, y de vez en cuando él fingía estar bien... Un día, no sé por qué, me dijo que se quedaba en casa. Y yo salí sola. Estaba paseando cerca de Covent Garden cuando se me ocurrió una idea. Dar marcha atrás en el tiempo y desaparecer. Elegir una chica para Louis que ocupara mi lugar, que le hiciera feliz como yo no le hice. Y, no sé cómo, llegué hasta aquí-hizo un gesto con la mano abarcando la sala. Fruncí el ceño-. Aquí me explicaron lo que debía hacer, que mi deseo podía cumplirse. Y aquí comencé a observar a las candidatas. Venir aquí es sencillo una vez te lo explican, es un rollo de meditación, de ese estilo. Así fue como te encontré. Y fui yo la que os metió en aquel bar. De hecho, fui yo la que le susurró a Noemí que buscara en Youtube What Makes You Beautiful, y ella me obedeció como zombie. Sabía lo que tenía que hacer.
 » Pero cometí un error, y, sin querer, traje a Danielle conmigo. Le quité a Liam...
-No fuiste tú-protestó Danielle, continuando sus piruetas.
-Yo te hice llegar hasta ellos-asintió lentamente, haciendo caso omiso de las protestas de Danielle-. Y ahora, veo a Louis, veo lo que haréis juntos, veo tu futuro... Y no me arrepiento de nada. Ni de haber desaparecido, ni nada. En ese sentido, eres mejor que yo, Eri. Cuídalo, ¿quieres? ¿Lo harás?
Me sequé las lágrimas de los ojos y asentí.
-Claro, Eleanor. Gracias por esto. Siento que haya sido así... podríamos haber sido amigas.
Sonrió.
-Seguro.
Antes de que pudiera evitarlo, me vi arrastrada en un torrente de energía lejos de la luz de aquel lugar.

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