jueves, 30 de agosto de 2012

Piensa, Mente Fría.

Simplemente quería que me sacaran de ahí.
O que me absorbiera el sofá y me escupiera en el año 3012, si es que el mundo lo soportara.
O que alguien, el que fuera, le cortara la cabeza a Justin Bieber para que dejara de mirarme de aquella forma. Como si fuera...
No sabría describirlo. Me estudiaba con la mirada de una forma muy minuciosa, diría que casi violenta o agresiva, como si fuera su presa.
Como si fuera un producto a punto de ser sacado a la venta y que tenía que pasar una prueba de fuego, y aquella prueba de fuego era él.
¿Por qué no habría hecho como Noe y me habría desmayado cuando aún estaba a tiempo?
Los chicos hablaban con él, él les contestaba, se reían, hacían bromas. Alba miraba a Liam sin poder creerse que hubiera traído a Justin a casa sin decirnos nada.
Louis me sacudió el hombro.
-Eri. Eh, Eri.
Salí de mi estado de shock provocado por el pánico y lo miré.  Aquellos ojos azules consiguieron tranquilizarme.
Louis OjosTranquilizantes Tomlinson.
-¿Qué? ¿Qué?
Giró la cabeza y clavó la mirada en Justin. Deseé que estuviera protegiéndome, no que me estuviera ofreciendo a él como carnaza.
Oh, espera, aquella situación me sonaba.
Palacio de Buckingham, una semana antes de la apertura de los Juegos.
-He visto tus actuaciones-empezó el canadiense, vacilante, mirándose las manos. De repente, yo era la cazadora, y él la presa. No sabía si alegrarme o echarme a temblar por ello-, y creo que eres buena-alzó la mirada y nuestros ojos se encontraron, chocolate con chocolate. Asentí lentamente-. Muy buena. Creo... que... mira. Podríamos hacerte lo mismo que a Carly. ¿Sabes quién...?
Dejó la frase en el aire. Volví a asentir.
-Llámame si puedes.
Sonrió.
-Eso. Mira, te mereces ser como ella. Como nosotros-hizo un gesto que abarcó con la mano a los chicos y a sí mismo. Niall sonrió, contento de que su ídolo los considerara iguales-. Pero necesito una canción para hacerte publicidad. Mira, necesitamos algo que sea tuyo.
-¿No te sirve una cover?
Negó con la cabeza.
Aunque a mí la verdad era que me importaba un rábano lo que quisiera el Justiniano o no, la verdad.
Grabaría un disco o posaría desnuda para Playboy si con eso conseguía que dejara de mirarme como a su presa.
Se puso a  jugar con su colgante, buscando las palabras.
-Tal vez una colaboración...-sugirió, levantando la vista y mirando a los británicos.
-¿Con nosotros?-preguntó Harry. Justin se encogió de hombros.
-Sí, o incluso conmigo. Ya sabéis. No os ofendáis, pero...
Pero tengo más seguidores en Twitter que todos vosotros. Juntos. Coméos esa.
-Ya.
Se me quedaron mirando un segundo.
-¿Quieres hacerlo?-me susurró Louis, acariciándome suavemente la espalda.
Si sacáis a Justin de aquí, sí.
-Supongo que sí.
-Empezar es duro. Muy duro. Pero podemos... allanarte el camino. Ya sabes. Si empiezas con nosotros, no te será demasiado difícil, claro que también tendrás más críticas. Míralo.
Fruncí el ceño, pensativa.
Ataca.
Ataca y volverás a ser tú.
Vete a por él. No se atreverá a hacerte nada con ellos delante.
El problema es, ¿tenía lo que hacía falta? ¿Era capaz de vacilar al mismísimo Justin Bieber?
-Y, Justin, ¿qué te hace pensar que necesito tu ayuda? Quiero decir... en mi primera noche me verificaron la cuenta de Twitter, y conseguí ya de una sentada 2 millones de seguidores. ¿Cuánto tardaste tú?
Él sonrió.
Entonce  recordé que no era británico.
Era del continente americano, era americano. Y a los americanos les encantaba jugar.
A mi acento de furcia californiana le encantaba jugar.
-Al principio parece que estás en una nube-se encogió de hombros sin mirarme, y todos asintieron-, y en cierto modo así es. Luego llegan las movidas. No a todos los que están arriba les gustas, y necesitas que unos cuantos te apoyen. Y luego están los fans. Mira, quiero a mis Beliebers más que a nada en este mundo, pero a veces parecen más una manada de leonas hambrientas que un grupo de chicas obsesionadas conmigo. O les das exactamente lo que quieren, o te comen vivo. Además, si estás intentando torearme, creo que no te conviene tenerme de enemigo.
-Yo no te seguía en Twitter-lo provoqué. Se echó a reír.
-Pero ahora lo haces.
La verdad es que me había empezado a seguir porque Niall nos "presentó" por Twitter.
Me encogí de hombros, segura de que estaba ganando la batalla.
-Se podría decir que te he hecho follow back.
Y, para mi sorpresa, me eché a reír con él. Noté cómo la tensión en el ambiente se relajaba, como si todos hubieran contenido la respiración hasta ese preciso momento.
Justin se inclinó hacia mí, apoyó los codos en las rodillas y me miró, sonriente.
-¿Te puedo hacer una pregunta?
-Ya me la has hecho.
Sonrió, y no le dejé que me adelantara.
-Es que veo muchos vídeos de Hollywood, y se me ha pegado el acento de California.
-Ya me parecía que no hablabas como elllos-dijo, haciendo un gesto con la cabeza en dirección a Liam, Zayn y Harry. Elevé las comisuras de la boca poquísimo, conteniendo la sonrisa-, pero no es eso lo que te quería preguntar.
Alcé las manos con las palmas hacia arriba, invitándolo a hablar.
Noemí seguía tumbada en el sofá, con la cabeza apoyada en el reposabrazos.
-¿Eres Belieber?
Sonreí.
-¿Te estás oyendo? Si ni siquiera te seguía en Twitter.
Se echó a reír.
-Vale, no te lo he planteado muy bien, que digamos. ¿Eres... fan mía?
Fruncí el ceño.
Nunca me había catalogado como hater, aunque cuando era un chaval la verdad es que me caía bastante mal, tenía la sensación de que era un creído. Pero ahora me paseaba por casa canturreando ¡Soy el Justiniano y me gusta rapear! o Mientras tú cociciciciciciciciciciciciciciciciciciciiiiiiiiiines, no pasaré hambre, mientras tú cociciciciciciciciciciciciiiiiiiiiiiiiines. Si eso era ser fan suya, entonces bien podía ser la presidenta de su club de fans.
-Defíneme "fan".
-¿Te gusta mi música?
-La de ahora sí. Aunque reconozco que me vicié a escuchar la mítica-ni siquiera hacía falta decir el título, él sonrió y asintió con la  cabeza-, y Somebody to love.
 Se miró las palmas de las manos, pensativo, y frunció el ceño.
-Justin-murmuró Niall, apremiándolo-. Es genial. Ahora está un poco borde, pero es genial.
-¿Cómo no voy a estar borde si no me avisáis que habéis metido al segundo pez más gordo de la música en el estanque del pop donde yo estoy nadando?-protesté. Él alzó la cabeza con una ceja alzada y una de las comisuras de su boca intentando alcanzar a dicha ceja.
-¿El segundo?
Asentí y le toqué la rodilla.
-Chico, me siento muy mal por estar ayudándote a alcanzar a Lady Gaga en Twitter, pero supongo que es lo que hay, ¿eh?
Todos se echaron a reír.
Justin y yo todavía estábamos calculando quién ganaría ese pulso imaginario que nos traíamos entre manos (aunque yo me estaba tirando un farol, pues sabía de sobra que me destrozaría si le apeteciera), cuando Noe comenzó a moverse. Se incorporó un poco en el sofá y clavó la vista en Alba y en mí.
-Tías, igual flipáis con lo que he soñado.
Vi cómo la nuez del cuello de su ídolo subía y bajaba mientras trataba de contener una carcajada.
-¿Y por qué no nos lo cuentas?-inquirió. Noemí giró la cabeza y lo miró, aterrorizada.
Vaya, pues sí que imponía el Justiniano.
-¡JUSTIN!-chilló.
Y volvió a desmayarse.
Alba y yo intercambiamos una mirada.
-Esta cría es tonta-asintió ella.
-Esta cría es mongola-repliqué yo, moviendo la cabeza afirmativamente.
Justin nos miró.
-¿Lo hace a menudo?
-Oh, sí, cada vez que te conoce-respondió Alba, haciendo un gesto con la mano para que no se preocupara.
Justin le cogió una mano.
-Oye, no hagas eso si no quieres que explote, ¿vale?-le sugerí yo. Él sonrió, le colocó la mano sobre el cuerpo y dejó de tocarla.
-Me pregunto si tú te pondrás así cuando conozcas a Robert, Alba-musitó Liam, pensativo, estudiando el cuerpo otra vez inerte de la pequeña de la casa. Ella se encogió de hombros.
-Eri seguro que sí-sentenció Louis-, pero mira que perder la dignidad de esa manera-empezó a negar con la cabeza, reprobando el asunto.
Le pellizqué suavemente la mejilla.
-No, chaval. Cuidado. Yo no perdería el tiempo desmayándome. Yo gritaría, saltaría sobre él, lo violaría, y luego ya, si tuviera un huequecito libre, pues me desmayaría. Pero no antes.
-Chica, da gusto saber que te follarías a un tío que no conoces de nada en cuanto lo vieras y que a tu novio no le hagas nada porno.
Le puse una mano en la cara y lo empujé hacia atrás. Justin le guiñó un ojo a Louis.
-Cuando esperan es cuando más salvajes se vuelven.
-¿Qué, Justin? Experiencia con Selena, ¿no es así?
Se encogió de hombros.
-Serías estúpida si pensaras que no lo hemos hecho ya.
-Oh, tranquilo. Sé que a las dos semanas ya andabais revolcándoos por las esquinas.
Todos sonrieron.

Resultaba que don Bieber quería que pasara una "pequeña prueba".
Cantar una canción a solas con él.
Já.
Satírico.
Ese chaval no era normal, ¿no? Si quería oírme cantar, que se pusiera los DVDs de las  actuaciones de los Juegos. Tampoco me parecía a mí tan difícil.
Niall bajó a por su guitarra mientras el canadiense me miraba otra vez como si fuera su presa.
-No tienes por qué hacer eso si no quieres-me susurró Louis al oído, y yo negué con la cabeza.
-Me está provocando. Está  intentando saber si le tengo miedo o no. Impone, Lou. Pero a mí no me asusta. ¿Qué va a hacerme? En realidad no puede ir a por mí, porque me declaro Little Monster y me voy corriendo a refugiarme en la  falda de carne de Gaga. Y entonces estalla la Tercera Guerra Mundial. Y su ejército es menor. Y él no quiere perder.
Niall le pasó la guitarra a Justin, que la cogió, rasgueó las cuerdas para hacer el oído al sonido de aquella que le era extraña, tocó unos acordes y me miró.
-¿Cuál quieres?
-¿Cuáles tienes?
Sonrió.
-Búscalo en la Wikipedia. ¿Cuáles puedes cantar?
-Búscame en la Wikipedia.
Tenía un condenado artículo, donde no se decía qué tipo de voz tenía. Básicamente porque era capaz de cambiar de Taylor Swift a Whitney Houston con solo proponérmelo.
-Boyfriend-sugirió Niall. Justin me miró, yo le miré y asentí despacio.
Justin asintió, exhaló aire un par de veces y comenzó a tocar.
-If I was your boyfriend never let you go-entoné yo, clavando exactamente el tono que él tendría su fuera una chica. Asintió lentamente, satisfecho, y me miró a los ojos cuando llegué al- So say hello to falsetto in 3, 2, swag. I'd like to be, anything you want, hey girl, lemme talk to you.
Se echó a reír y comenzó a cantar él también. Con eso le había bastado.
Había superado la prueba.
En realidad, no sé de qué me extrañaba, si yo nunca suspendía un examen.
 -If I was your boyfriend...-musitamos, dejando que la voz se fuera apagando a medida que el verso llegaba a su final.
Noemí suspiró, nos miró a mí y a Justin y clavó la vista en la guitarra, deseando ser la guitarra.
-¿Cuál te toco, preciosa?
Noe abrió muchísimo los ojos, sin poderse creer que Justin Bieber le hubiera hablado, la hubiera llamado preciosa.
-Cualquiera está bien.
-¿Te las sabes todas?
-No lo dudes-replicó. Justin sonrió, le acarició fugazmente la mano y se detuvo a pensar un momento. Después me miró.
-Cantad juntas.
-As long as you love me.
-Hecho.
 Me senté al lado de Noe y le cogí la mano.
-As long as you love me.
-As long as you love me.
Alba nos miró, contenta en parte de no tener que formar parte de aquel show. A ella en realidad no le había hecho especial gracia que la hubiéramos arrastrado a cantar en los Juegos, pero conseguimos convencerla diciéndole que no tendría un solo.
Le daba pánico cantar, aunque la verdad era que su voz no sonaba mal.

De tarde los chicos se fueron al estudio a grabar un par de maquetas, intentando dilucidar qué canción cantarían juntos.
Nos metimos en la habitación de Noe y extendimos toda la ropa que nos habíamos comprado aquella mañana, sin poder creernos nada de lo que nos había pasado.
Alba lo había hecho rápidamente en la habitación de Liam, antes de que ellos se marcharan, en una especie de "adelanto de cumpleaños".
Noemí había conocido a su ídolo.
Y yo estaba a un par de pasos de hacerme con una carrera como la de Carly Rae Jepsen por el simple hecho de que Justin Bieber twittearía una frase de mi canción, igual que había hecho con ella.
Sentía una sensación rarísima en el estómago, como si estuvieran tirando de él en muchas direcciones al mismo tiempo.
-Odio a los chicos-susurré, sonriendo mientras me probaba un jersey color crema de Prada. Ellas me miraron.
-¿Por qué? Te han conseguido algo con lo que mucha gente ni siquiera puede soñar-protestó Noe, y a mí no se me escapó el deje sarcástico y envenenado que había en su voz.
-Porque me han puesto delante de Justin y casi le han invitado a decidir si era buena o no. 
-No, le han invitado a decidir si merecías que él te recomendara.
-Lo que viene a ser lo mismo.
Noemí negó con la cabeza.
-Yo no lo veo así.
Me giré en redondo y le clavé una mirada envenenada.
-Yo no pedí esto, ¿sabes, Noe? A mí no me interesan los Grammys, los Brits, ni nada. Sabéis lo que quiero. Sabéis que llevo toda mi vida deseando ser alguien, y ahora soy alguien, pero en el sitio equivocado.
Alba frunció el ceño, la vista fija en su portátil, y se puso a escribir frenéticamente. Ni siquiera me prestaba atención.
-Y sabes por qué no lo dejo, Noe. Sabes que me parece fatal que me mires como si me estuviera quejando de esto porque creyera que me merezco mucho más, y no es así. Ni siquiera creo que pueda cantar con mi propia voz. Soy buena actuando. Soy buena con voces que no son las mías. Y no pienso dejar a los chicos colgados. Ellos confían en mí, tienen esperanzas depositadas en mí.
Apartó la mirada y sus ojos observaron la pantalla del portátil de Alba.
-No creo que sea algo de lo que te puedas quejar.
-Este no es mi sueño. Es el de otra persona-es el tuyo, maldita zorra, el tuyo, y eso es lo que te jode. Que tus sueños no sean de mi agrado-. Y lo que te pasa es que tu matarías por ser yo ahora mismo, y sin embargo a mí no me afecta como debería lo que me está pasando. Sabes por quién hago esto. Sabes por quién estoy aquí. Si fuera cualquier otra persona ya le habría convencido para largarnos a Los Ángeles, donde me está esperando mi sueño. Y sin embargo, me quedo aquí, vivo el tuyo, y tú te piensas que te lo estoy robando. Quédate el contrato. Camélate a Justin. A mí me da igual, pero no se te ocurra quitarme a los chicos, porque entonces te vas a acordar de mí.
Esbozó una sonrisa cínica.
-Como si Alba y yo pudiéramos quitarte a los chicos, cuando está claro que te quieren más a ti.
-Porque yo soy menos fan cuando ellos están cerca. Y porque no voy por ahí discutiendo con uno de ellos.
-¿Me comporto como una fan?-inquirió Alba, con ojos chispeantes. Me senté en la cama, al otro extremo de donde estaba Noemí.
Exactamente como estábamos en ese momento, muy lejos la una de la otra.
-Lo hacías, pero ahora ya no.
Asintió lentamente, satisfecha.
-De todas formas, nos quieren de formas diferentes.
Se encogieron de hombros.
-Tú siempre has sido la Mente Fría. Tus planes siempre han sido épicos. No sé si lo has hecho a propósito, pero metiéndote aquí, estando más tiempo con ellos, has conseguido llegarles de una forma más profunda que nosotras.
-Les entiendo mejor porque estoy más cerca-me encogí de hombros y me saqué el jersey por los hombros.
-Sabes jugar tus cartas.
-Tengo un encanto natural.
-No, la del encanto natural soy yo. Tú sabes jugar tus cartas. Cada una tiene un papel aquí, y todas lo sabemos-sentenció la pequeña. Alba se giró, invitándola a continuar-. Tú haces los planes, tú manipulas. Se te da bien-se encogió de hombros y se giró hacia Alba-. Tú te encargas de mantener a Eri tranquila para que ella piense. Porque cuando se cabrea, osea, cada dos por tres, piensa con la rabia que lleva dentro, y hace planes de mierda. Y yo distraigo mientras vosotras lleváis a cabo el plan. Yo protesto. Yo pongo la cara cuando hay que hacer pucheros. Reconozcámoslo, chicas. Por mucho que nos duela admitirlo, dependemos tanto de las demás como los chicos de ellos-comenzó a estudiarse las uñas, tratando de distraerse.
-¿Y eso es malo?
Alzó una ceja. Alba, que ya la veía venir, me suplicó que no me tomara en serio lo que fuera que Noe tuviera pensado decirme. Al fin y al cabo, todavía estaba molesta porque no habíamos hecho nada por defender su imagen cuando Justin estuvo allí.
-No lo sería si no fuera solo una la que fuera a robarle el sueño a otra. Reconócelo, Eri. Nos necesitas. Necesitas el temple de Alba. Necesitas mi cara bonita. Sin nosotras te darás la gran hostia. Y no va a haber nada que puedas hacer para impedirlo.
Alba bufó y volvió a su ordenador.
-Y por eso me tienes asco.
-No te tengo asco. Te sigo queriendo. Somos amigas, ¿o no?
Asentí.
-Yo lo siento así.
-Guay. Solo te estoy avisando. Sí, me alegro por ti. Y sí, preferiría que esa fuera yo. Pero yo tengo mi propia voz. No se me da bien ir copiando la de los demás.
Alba volvió a bufar, y las dos la miramos.
-¿Podéis dejar de tocar los huevos y ayudarme con el cumpleaños de Liam, que es en... -consultó su reloj-, 32 horas? Muchas gracias.
Noemí se levantó, me apretó la mano y me arrastró junto a Alba.
Éramos un buen equipo.
Aunque yo ya tuviera otro.

1 comentario:

  1. Me ha encantado este capítulo, "la manera de contestar al Justiniano" jajajaja

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