sábado, 18 de agosto de 2012

Zayn.

Casi arrastramos a Eri y a Louis por la ropa cuando entraron por la puerta. Eran los últimos en llegar, pero todos nos dimos cuenta de a qué se debió su tardanza cuando vimos el pelo alborotado de él y las mejillas sonrosadas de ella.
Louis, picarón.
Escuchamos  flipados la historia que Niall y Liam nos contaron, intentando creérnosla, luchando por hacerlo. Niall había sido el primero en irse de su hogar para volver a casa, y Liam decidió ir a buscarlo al aeropuerto, ya que había salido mucho antes de lo necesario de Wolverhampton, seguramente para adecentar un poco la casa mientras estuviera desocupada. Liam era así.
El caso era que, cuando volvieron a casa y se pusieron manos a la obra con la higiene del hogar, llamaron a la puerta. Fue Niall el que abrió, Liam asomó la cabeza y los dos se quedaron petrificados con el hombre grande como un armario con el que se encontraron delante.
-Casi os mata ese señor, ¿eh?-bromeó Louis. Liam sonrió, pero Niall le dirigió una mirada de "no tiene ni puta gracia" que hizo que Harry se revolviera incómodo en su asiento.
Eri, Harry, Louis y yo nos miramos estupefactos cuando nos contaron que aquel hombre había ido a comunicarnos que debíamos ir al Parlamento (sí, al Parlamento, se lo había hecho confirmar a Liam tres veces a base de ¿seguro? ¿el Parlamento? ¿Lo del Big Ben?) para que nos informaran de la ceremonia de clausura.
Harry alzó los brazos en señal de victoria cuando Liam llegó a aquella parte.
Así que comenzó el proceso de organización.
Louis extendió un rollo de papel de cocina en el que garabateó un mapa mal hecho de las dos islas británicas. Le dio a Liam un lápiz, que lo miró con una ceja alzada, pero todos terminamos riéndonos.
Liam dibujó un Big Ben torcido y con una Eri flotando al lado en una nube, porque la chica se lo pidió.
-Este es el plan, caballeros. Dama-asintió en dirección a Eri, que le acarició el peinado recién modificado, con un tupé que no le quedaba nada mal. Aunque estaba claro que intentaba imitarme, y no lo conseguía, yo era el guapo de la banda.
-Debemos estar en el Parlamento a las 7:15 como mucho.
-¿A.m?-preguntó Louis con semblante serio. Le di un codazo mientras reprimía una carcajada, la misma que Niall no pudo controlar.
Harry sacudió la cabeza con una sonrisa en los labios y Eri le dio un suave cabezazo en el hombro a su chico mientras Liam asentía, divertido.
-Por tanto, damas y caballeros, nos levantaremos a las 6:00. Am-Louis alzó las manos en señal de rendición, y se echó a reír-. Sin excepción-paseó su mirada por Harry y por mí, pues sabía de sobra de nuestros planes de salir por ahí esa noche a ver si conseguíamos una "buena moza para desfogar nuestras necesidades naturales", había dicho Eri una vez mientras hacía gestos inequívocos de su "ven pa acá, moreno".
Harry se encogió de hombros y yo me limité a asentir con la cabeza, triste. Todos miramos a Louis cuando cogió otro boli, pintó seis monigotes y puso los nombres de cada uno. El más pequeño era Eri, el que estaba saltando era Niall, el de los rizos Harry, el que tenía una zanahoria en la mano era él mismo, yo tenía un espejo donde me contemplaba mientras pensaba Qué guapo soy (totalmente  cierto) y Liam era el que corría desesperado chillando con una cuchara gigante persiguiéndolo.
El hombre en cuestión le dio a Louis con el boli mientras Niall se caía al suelo, rojo como un tomate a causa de las carcajadas que salían de su boca irlandesa.
-Iremos por turnos para ducharnos y eso. Eri, serás la primera-señaló a la chica con el extremo del bolígrafo, que funció el ceño.
-¿Por qué yo?
-Porque a) eres una dama y nosotros dignos caballeros ingleses...
-E irlandés-apostilló Niall, volviendo a sentarse y fingiendo hacerse el ofendido.
-Cierto, ingleses e irlandés, y b) tú tienes el pelo más largo y es bien sabido que las mujeres tardáis más en asearos.
Eri asintió, pensativa.
-Y los demás, bueno, nos iremos duchando según consigamos sitio. Nada de desayunar todos juntos, en cuanto os despertéis, bajáis a la cocina y os preparáis vuestro desayuno.
-Yo te hago el tuyo, Eri-se ofreció Niall, haciendo que ella le sonriera y le diera un beso en la mejilla.
-Yo puedo ir el segundo en ducharme-sugirió Louis, mirando de reojo a Eri y alzando las cejas en actitud seductora. Ella se sonrojó y soltó una risita nerviosa.
-¿Nos explicáis eso?
Louis se giró y observó a su chica, que negaba con la cabeza de forma frenética.
-Conmigo delante no, por Dios.
Alzó las manos y la señaló con la mirada.
-Soy un mandado.
-Es que hay confianza. Yo puedo secarme el pelo mientras él se ducha.
-Si lo hacemos con Niall, igual lo traumatizamos, ¿eh, irlandesito?-Louis le acarició el pelo rubio a Niall, que sacó la lengua de forma burlona.
Y así, Liam continuó organizándonos, dándome a mí el segundo puesto porque Zayn, eres tú el que más tiempo está después de ella.
¿Qué culpa tenía yo de ser tan jodidamente guapo y pasarme media vida mirándome al espejo?  Si Alá quisiera que no me mirara en ellos, me habría hecho feo, y punto.

Silbamos cuando Eri volvió al salón con unos shorts que mostraban prácticamente la totalidad de sus piernas bronceadas por el sol y una camiseta de tirantes cuyo escote dejaba poquísimo a la imaginación.
-Guapa-soltó Harry, riéndose cuando ella se sonrojó.
-Ole y ole la belleza española-canturreó Louis, haciendo que los demás nos riéramos.
-¡Nena, te hacía un hijo! ¡Reprodúcete, va en serio!-dijo Niall.
Liam le guiñó un ojo, y yo le silbé varias veces hasta que se sentó entre Niall y Harry.
-¿Le habéis dicho lo mismo a Ricitos?-preguntó, señalando los bóxers, la única prenda que llevaba el aludido.
-Ya estamos acostumbrados, y no mola tanto verlo enseñando como a una chica-Liam se encogió de hombros y se echó a reír. Louis se sentó en el suelo y miró a su novia.
-Me abandonas, ¿eh?
-Así es-asintió ella, satisfecha.
-Desertora.
-Imbécil.
-Fea.
-Bobo.
Y estuvieron así, intercambiándose insultos cariñosos casi un minuto, mientras nosotros observábamos la conversación como los jueces de los partidos de tenis.
Pim pam, pim pam, pim pam.
Izquierda, derecha, izquierda, derecha.
Louis, Eri, Louis, Eri, Louis, Eri.
Niall se levantó y fue a meter las pizza en el horno, ya que las habíamos pedido mucho antes y se habían enfriado antes de que pudiéramos comerlas.
Las colocó sobre la mesa de enfrente de la tele mientras los demás debatíamos qué ver.
Después de varios gritos de ¡Yo quiero ver Jersey Shore! y ¡Que no vamos a poner esa mierda, cállate ya, Harry!, al final terminé preguntándole a Eri qué le apetecía ver.
Liam se sorprendió al darse cuenta de que esta vez había sido yo el caballero considerado con la dama y no él.
Eri ni siquiera nos miró cuando murmuró con un hilo de voz, mirándose las uñas como si fueran la cosa más importante del mundo:
-Las audiciones de The X Factor estarían bien...
Nos miramos entre nosotros, un poco confundidos. Aquella sugerencia sería justamente la que se esperaría de Alba o Noe, pero, ¿Eri?
Hasta que Harry cayó en la cuenta.
Alba y Noe no nos pedirían nunca que les pusiéramos las audiciones porque seguro que ya las habían visto, incluso varias veces.
Louis se levantó, se subió los pantalones y fue a buscar el DVD que nos habían dado, uno a cada uno, con nuestro paso por el programa. Lo colocó en el reproductor y esperamos a que se encendiera.
-¿Quieres ver más?-preguntó Niall, mirándola. Negó con la cabeza.
-No he visto las actuaciones, pero podemos dejarlas para otro día. He visto cómo flipábais con mi sugerencia.
Louis sonrió a la tele, dándole la espalda a propósito, porque había sido él el que más asombrado se había mostrado.
Había que reconocer, en defensa de Alba y Noe, que nos lo habrían pedido el primer día si no consiguieran encontrarlo, no habrían esperado tanto como Eri. Claro que ellas sabían dónde buscar.
La primera audición fue la de Harry, la segunda la de Liam, la tercera la de Louis, la cuarta la de Niall y la última la mía.
Maldito orden alfabético.
Oh dios, cuánto lo siento Zayn, la próxima vez serás el primero.
Directioners, las estrellas del programa en el que se había convertido mi vida. Saqué el teléfono y twitteé que las quería muchísimo.
Cada vez que uno de los cinco aparecía para cantar su canción, Eri susurraba: Oish, qué mono.
Pero en la de Louis, abrió los ojos como platos. A pesar de que él había intentado pasarla alegando que había anuncios, le arrebatamos el mando para que ella pudiera sentenciar su veredicto.
-Madre Lou, no pareces tú. (OMG Lou, you don't seem
 you)
Todos la señalamos.
-¡Eso rima!
-Dj Lo-canturreó Louis, señalándola sin mirarla.
-Qué... gótico-murmuró, frunciendo el ceño y sonriendo. Louis alzó la vista y la miró, con la cabeza dada la vuelta. Le pellizcó una rodilla.
-Perdona, pero yo soy guapo y talentoso desde el día en que nací. Solo que justo ahí me pillaron con el pelo mal peinado.
-Si pareces Justin Bieber, tío-espeté-. Todo el pelo por la cara...
-Estás mejor ahora-coincidió ella, asintiendo. Louis volvió a mirar la tele, sonriendo levemente para que Eri no viera esa sonrisa.
-Ya me has ofendido, ahora no trates de quedar bien.
Entonces, ella le cogió las mejillas, le obligó a subir la cabeza y le besó en los labios, como en Spiderman.
Nunca ninguno de los cuatro los había visto besarse con tanta pasión delante de nosotros.  Aunque la verdad es que me dieron cierta envidia, no pude por más que alegrarme de que hicieran eso, porque, a ver, eso demostraba lo mucho que se querían, ¿no? Y siempre molaba ver a alguno de tus amigos con una chica que le quería.
Se separaron, se miraron un momento a los ojos, Lou le acarició la mandíbula, luego nos miró y susurró:
-Lo siento chicos.
Pero negamos con la cabeza.
Al final de mi actuación, Eri proclamó, triunfal:
-¡Me he comido dos trozos!
Todos la miramos y sonreímos, alegrándonos de que poco a poco fuera recuperando el apetito. Le dio el trozo que le sobraba a Niall, que la miró como si fuera la mismísia virgen María.
Una vez terminamos la pizza, decidimos poner una peli. Mientras recogíamos las cosas, como las latas de cerveza, CocaCola o Nestea de la mesa y las cajas de las pizzas, Liam buscó el DVD de la segunda peli de Batman.
Al principio, Eri se había mostrado entusiasmada con la idea de ver aquella peli, aunque fuera en inglés. Había visto la primera y le había gustado mucho, aunque le había dado un poco de yuyu.
Bueno, pues prepárate, españolita, pensé una vez Niall le dio al play, no muy convencido con el asunto.
Los primeros diez minutos, Eri se mostró entusiasmada.
A los quince, empezó a tensarse.
Y a los veinte, más o menos  cuando el Joker comenzó con sus jueguecitos mentales y sus amenazas tipo Voy a contarte por qué tengo cicatrices en mi boca mientras te meto un cuchillo en la tuya, Eri comenzó a clavar sus uñas en el brazo de Liam, que fingió no darse cuenta.
Cuando el cadáver del falso Batman se estampó contra una ventana de las oficinas de la ciudad, ella se llevó tal susto que le clavó tan fuerte las uñas a Liam que le hizo sangrar y todo. Miró confundida la mano de nuestro amigo y empezó a disculparse.
Se marchó al baño a por una gasa, le vendó la herida a Liam (todos flipamos cuando vimos lo profundo del agujero a pesar de que ella no tenía unas uñas tan largas) y se fue a la cocina, aunque terminó volviendo a los  dos minutos. Se sentó en un extremo del sofá, pero Louis hizo que se cayera de lado dentro y se colocó entre sus piernas. Jugaba con ventaja, pues ya había visto la película, así que cada vez que sabía que se acercaba algo que pudiera asustarla, le besaba la rodilla, le cogía la mano y le prometía que no iba a ver sangre, que nunca se veía cómo clavaban el cuchillo. Y, aunque ella le creía y confiaba en él, o en cualquiera de nosotros, ciegamente, no podía evitar apartar la mirada cada vez que el Joker tonteaba con las mentes de los demás.
Aunque la verdad es que la entendíamos.
Era más joven y...
...era mujer. Siempre tenían más escrúpulos y recitencia a ver tripas desperdigadas por el suelo.
Superado el susto inicial, terminamos de ver la película y nos quedamos mirando la tele, donde justo echaban un programa de viajes con objetivo... tacháaaaaan. El país de Eri.
Y, por mucho que a Niall le doliera, él y la chica se quedaron dormidos.
Tuvimos que llevarlos en brazos a sus respectivas habitaciones.

Encendí un cigarro y me asomé por la ventana. Me apoyé contra el marco y exhalé el humo, dejando que me tranquilizara y que eliminara los pensamientos de Tengo que dejarlo para cuando se apagara.
No podía dormir.
Bueno, me había levantado hacía... ¿Qué? ¿Ocho horas? ¿Diez? No era un maldito bebé, Liam no podía pretender que me fuera a la cama a las nueve y dormirme inmediatamente si me había levantado a eso de las diez.
Deseé ser español, estar en España en aquel momento, para acostarme a las once y levantarme a las once del día siguiente. O, si me lo montaba bien, a las dos.
Total, era lo que hacían, ¿no?
Comer, y una siesta.
Aquella gente sí que sabía lo que era vida, joder.
Abrí la puerta y salí al pasillo justo cuando vi que Louis se acercaba sigilosamente a la de Eri.
-Qué malo es el vicio-comenté, sonriendo. Louis me devolvió la sonrisa.
-Mira quién fue a hablar-comentó, refiriéndose clarísimamente al cigarrillo. Me encogí de hombros.
-Si quieres follártela, díselo, hombre. No se lo hagas cuando está durmiendo.
Me dedicó su dedo corazón.
-Voy a quitarle la manta y deshacerle la coleta. No le gusta dormir con el pelo atado, se despierta cada dos por tres. Además, hace un calor del demonio, y recuerda que Liam la envolvió como si fuera un regalo de Navidad o algo así.
Me reí entre dientes.
-Voy a la piscina.
-Yo también voy a bajar. ¿No puedes dormir, eh?
-No, ¿y tú?
-Qué va. Anoche me emborraché, y estuve durmiendo hasta muy tarde. Tenía una resaca del carajo, pero ya estoy mejor. Como si me hubiera atropeyado un bus turístico, ya sabes-se encogió de hombros, asintiendo como si hubiera dicho la verdad más grande y tristemente desconocida del mundo. Sonreí-. Creo que está Harry en la piscina.
-Guay, así tengo alguien con quien hablar mientras te espero.
Sonrió y abrió la puerta de su chica mientras yo bajaba silenciosamente las escaleras, sin encender siquiera la luz.
Al fin y al cabo, por las ventanas que daban al jardín se colaba una luminosidad suficiente. No para leer, pero para vagar por la casa era bastante.
Harry sonrió cuando me vio aparecer.
-¿No puedes dormir?
-No, esta mañana he estado guardando energías para irnos tú y yo de marcha, Ricitos. ¿Y tú?
-Creo que voy a trasnochar-no parecía muy convencido, así que decidí no insistir.
Me eché en una tumbona y contemplé las pocas estrellas que sobrevivían al fulgor de la capital. Iba a contarlas cuando decidí no hacerlo, ya que seguramente me deprimiría.
Louis llegó a la piscina, nos saludó en silencio, miró hacia las ventanas de las habitaciones y comenzó a desvestirse.
-¿Vas a bañarte?-inquirió una voz entre las sombras, incrédula.
Di un brinco.
-Joder, Liam, qué susto. ¿Cuánto llevas ahí?
-Un pedazo. ¿Vas a bañarte, SwagMasta?
Louis asintió mientras se bajaba los pantalones y los tiraba en una tumbona, cerca del borde de la piscina. Se ajustó los bóxers y fue hasta la zona más profunda. Se tiró de cabeza.
Qué huevos tienes, Lou, pensé para mí, imaginándome lo helada que tenía que estar el agua.
Emergió varios metros por delante de donde se había lanzado, nadó hasta el borde más cercano a nosotros y nos miró.
-Está asustada-susurró. El reflejo del agua en su cara le daba un aspecto triste, que, sumado a la preocupación en su gesto, le triplicaba la edad.
Liam se balanceó en la hamaca de tela que se sujetaba a dos palmeras al encogerse de hombros.
-Sería estúpida si no tuviera miedo. Y todos sabemos que no es estúpida.
Louis inspeccionó el borde de la piscina.
-Estoy preocupado.
Harry levantó la cabeza  y detuvo el lento balanceo de sus pies en el agua. Yo me incorporé y miré al mayor de nosotros.
El gracioso del grupo.
El que nunca se preocupaba.
-Tengo miedo que esto sea demasiado para ella.
Se impulsó con los pies para ponerse de espaldas, flotando hacia el centro de la piscina. Liam volvió a encogerse de hombros.
-Puede manejarlo. Ya sabes cómo es ella.
Louis se apartó el pelo de la cara.
-No quiero que se asuste y se vaya-musitó, con la voz rota. Al oír su tono, Harry se dejó caer dentro del agua, con vaqueros y camiseta, y arrastró a Louis hacia un borde para sacarlo, pero él se negó a salir.
-No quiero que me deje, tíos. ¿Sabéis? Esto es demasiado grande y bonito para ser verdad. No puede estar aquí. Es imposible. No puedo estar cumpliendo su sueño cuando hace un par de meses que la conozco. Tengo que estar soñando.
Liam sacudió la cabeza, la alzó y lo miró.
-También es un sueño que estemos los cinco aquí, Louis. No solo ella. Ella además. Es como un plus. Pero, ya sabes, si eres lo suficientemente valiente para soñar, tus sueños acaban cumpliéndose.
-¿Puedo twittear eso?-pregunté, aunque sabía que no hacía falta. Era tan inspirador, ayudaría a tanta gente...
Harry miró a Louis mientras este volvía a "tumbarse" sobre el agua de la piscina. Lo empujó para que volviera a su sitio original.
-Soy el que menos se merece lo que le está pasando.
-Eso es mentira, Lou-Harry dio un par de pasos hacia él, pero cambió de parecer y se sentó en el borde. Se  desnudó, él completamente, y contempló el tatuaje que le rodeaba la muñeca.
-¿Por qué Eri y yo? ¿Por qué no tú y Noe, o Alba y Liam? ¿Por qué soy yo el que tiene una relación perfecta con su chica, si las tres son igual de buenas? Los cinco somos iguales, y solo uno de nosotros tiene una novia estable.
Negué con la cabeza, pero Liam se me adelantó.
-Sois los que más os parecéis.
Se quedaron mirando las estrellas mientras yo paseaba por la cuenta de Twitter de ella, donde se respiraba la adoración por nosotros, el amor por Louis, el cariño que la unía a las chicas...
-Si me deja, yo...-se le quebró la voz. Harry se abalanzó hacia él, lo cogió de los hombros y lo obligó a mirarle a los ojos.
-No te va a dejar, Louis. Te quiere. Muchísimo. Más de lo que nos podemos imaginar todos, ni siquiera tú. No hace falta nada más que ver cómo te mira, cómo sabe dónde estás sin necesidad de buscarte.
-Mañana se la comerán viva, y lo sabéis. Pero no tengo otra opción que llevarla allí y ver cómo la despiezan, le echan aceite por encima y la meten en el horno.
-No le van a hacer nada. No les dejaré que le hagan nada-gruñí por lo bajo.
Louis volvió a negar con la cabeza.
-No quiero que le hagan nada, pero tampoco quiero quitarle esa oportunidad.
-¿Cómo sabes que le van a ...?-empezó Harry, pero Louis lo cortó.
-Porque todos sabemos el secretismo que hay con esto. Si no fuera a actuar, no la incluirían en la invitación, y punto. Cuanta menos gente sepa de esto, mejor. Eso significa que quieren que actúe. Y que mañana se va a decidir su papel. Y que los grandes artistas estarán allí para machacarla solo por un par de segundos más de fama y gloria. Porque, al fin y al cabo, es extranjera, y nunca ha actuado antes, sin contar la apertura.
Nadó hasta la zona de la piscina donde hacía pie y se arrodilló, contemplando las olas que había formado en su avance.
Liam suspiró.
-¿Desde cuándo eres tú el paranoico, Louis?
-Desde que sé que van a ir a por mi novia y ella va a querer largarse de aquí en cuanto pueda.
-Si no tuviera que meterme en el agua, te metería la paliza que tu madre debió darte hace mucho tiempo-bufé.
-Se la va a meter Eri cuando se entere-aseguró Harry, hundiendo la cabeza de nuestro amigo con el pie.
Se giró y lo miró.
-Es que la veo ahí... tan pequeña... tan indefensa... y pienso en mañana, y me desespero.
-Todos estamos nerviosos, Louis, y todos hemos pasado pruebas. Sin pruebas, no maduras. Te vuelves débil. Mañana ella será fuerte, y el día que los Juegos acaben, ella será una leyenda. Puede que incluso nos supere. Personalmente pienso darle mucha  guerra para conseguirlo-Liam sonrió a las estrellas. Louis pareció animarse, nos dedicó una sonrisa triste y se alejó de nuevo hacia la zona profunda.
-¿Qué tal vosotros con vuestras chicas?
-Bien-murmuró Liam, tamborileando con los dedos en su botella de agua.
-Mal. Regular. No sé-Harry suspiró y continuó pataleando nerviosamente. Me puse de costado para poder verlos a los dos.
-¿Regular, mal, no sabes?-inquirió Louis, alzando la cabeza y nadando despacio hacia Harry, que se llevó las manos al pelo y echó sus rizos hacia atrás.
-Una parte de mí me dice que está mal lo que hago, pero la otra... no sé. Lo aprueba. Sé que a Noe le jode, que quiere una relación más estable conmigo, pero yo no puedo darle eso ahora. No estoy preparado. Y encima me fastidia aún más que Eri le tenga que mentir por mi culpa.
-Eri le dice que estás "por ahí" cuando ella le pregunta, lo cual no es, técnicamente, mentira-comentó Louis, sin rastro de su depresión anterior.
-Aun así.
-Háblalo con ella.
-Es buena chica, seguro que lo comprende.
-O me devora vivo. Tal vez deberían meterme a mí en el horno en lugar de a Eri-susurró, y, para mi sorpresa, Louis se echó a reír.
-Nah. No le digas que te he dicho esto, pero... es demasiado pequeñita para poder contigo, Harold. Tú eres más alto-le dio un suave puñetazo en el hombro y se dejó caer hacia atrás, salpicándonos a todos.
-Swin Sir is back!
Me sonrió, se giró y fue hasta la parte del bordillo más cercana a Liam.
-Y tú, ¿qué? ¿Ya has hecho las paces con tu Julieta?
Liam se encogió de hombros, aunque sonreía.
-Ayer la llamé, y estuvimos hablando sobre nosotros bastante tiempo. Nos disculpamos por las borderías que nos habíamos dicho e hicimos una especie de tratado de paz... Y ahora, bueno. Estamos bien. No sé si estamos saliendo, pero pienso pedírselo en el aeropuerto en cuanto la vea.
Una ráfaga de viento balanceó con violencia su hamaca. Sonreí.
-El viento no te quiere ver con ella, Liam.
Nos echamos a reír.
Entonces, siguió un momento de silencio reflexivo, en el que Louis se puso a pensar en maneras de suavizar los ataques de los grandes artistas de nuestro país, Harry contempló la decisión de salir "de verdad" con Noe o decirle que lo tomaba tal como estaba o lo dejaba, y Liam se sumió en sus pensamientos tratando de buscar una manera de hacer que lo suyo con Alba funcionara.
Mientras tanto, yo les di las buenas noches al personal de Twitter, cerré la aplicación y me puse a jugar a Angry Birds. Lo mío no eran los planes, el proceso de crearlos y eso, lo mío era la acción.
Tipo... demostrarles a los chicos (o a mis niñas, como las llamaba Harry) que los quería, tatuarme cosas importantes, buscar frases profundas que twittear...
Oh, y contemplarme en el espejo.
Si era guapo, era porque Alá quería que me mirara en el espejo.
-Liam...-murmuró Louis.
-¿Qué?-preguntó con voz adormilada el interpelado.
-No te toques, ¿vale?
Harry, Liam y yo estallamos en sonoras carcajadas.
-Pensando en ti, BooBear.
-Tú sí que debes de tocarte, vicioso-le reprendió Harry, sonriendo. Louis negó con la cabeza.
-Qué va.
Y nos contó la escena del baño
Lo observamos con ojos como platos.
-Qué huevos tienes, chaval. Qué huevos tienes-negué con la cabeza, estupefacto.
-Yo me la habría tirado.
-Y Zayn, pero porque sois un par de animales en celo, Harry-le reprendió Louis, cogiendo una colchoneta y subiéndose a ella para colocarse de espaldas.
-Yo también me la habría tirado-sentenció Liam, desafiante. Louis alzó la cabeza y lo miró, sonriente.
-Yo le habría "hecho el amor". Qué panda de soeces amigos tengo-negó con la cabeza y se echó a reír. El resto sonreímos.
-Va en serio, Lou. ¿Por qué? Ella quería, tú querías...
-Tal vez yo no quisiera.
-Eh, tío. Hemos visto cómo os miráis. Os tenéis unas ganas que vais a explotar, pero no os desfogáis-protestó Harry.
Liam apoyó un pie en una de las palmeras y empezó a balancearse violentamente.
-No creo que esté preparada-Lou se encogió de hombros. Alcé una ceja.
-Ni que fuéramos a mandarla a la Luna.
-Pues, te parezca uan gilipollez o no, para las chicas es algo importante. Sobre todo si es su primera vez. Que te las tires sin pedirles salir primero les molesta, y mucho-dijo Liam. Louis remó para colocarse de frente a él.
-Habla la voz de la experiencia-ironicé. Harry levantó su pulgar en señal de compañerismo cuando Liam me tiró uno de los cojines de la hamaca.
Louis sonrió.
-Claro que quiero hacerlo con ella, pero quiero que ella esté segura de que quiere hacerlo conmigo.
-¿Te imaginas que decide que no eres el indicado y decide que quedaréis "como amigos" y te deje a dos velas? ¡JÁ!-Harry empezó a reírse, provocando a Louis, que se limitó a dedicarle un encogimiento de ellos.
Aquel parecía el movimiento estrella de la noche.
-No me haría eso... No, no creo. Pero... quiero que esté lista. Que no tenga dudas, ni nada de eso. Y que sea especial para ella.
-Va a follarse a Louis Tomlinson, chaval. ¿Qué puede haber más especial que eso?-pregunté, haciendo un gesto con la mano.
Fingió no oírme.
-Cuando esté lista, lo sabré. Todavía está muy verde.
-No lo pillo. ¿Estás saliendo con una fresa o con una chica?
Todos nos echamos a reír, y Louis me salpicó con el agua.

Salimos del coche hechos un flan, sobre todo yo. Me apoyé en la puerta para salir y Liam y Harry tuvieron que cogerme para que no volviera a entrar en la pequeña furgoneta que nos había llevado hasta allí y gritarle que me sacara de aquel lugar.
Niall le ofreció el brazo a Eri, que lo aceptó encantada. Los demás sonreímos cuando avanzaron para colocarse los primeros y vimos la pequeña diferencia de altura que existía entre la chica con tacones y nuestro irlandés.
Una pelirroja nos saludó desde la puerta y nos esperó. Le sonreímos.
-¡Chicos!
-¡Cher!
Cher se acercó a nosotros y nos abrazó uno a uno, hacía muchísmo tiempo que no la veíamos, y la echábamos de menos. Ninguno podía olvidar la última semana, cuando ella ya no estuvo con nosotros, lo muchísimo que la extrañamos.
Le presentamos a Eri, las chicas se dieron un par de besos e intercambiaron halagos sobre la música que hacían, sonrientes.
Suspiré cuando me hicieron detenerme para pasar un control de seguridad un poco más específico para mí, pero ya estaba acostumbrado. Cher desapareció alegando que estaba buscando a Simon y que no lo encontraba, mientras el resto de los chicos me esperaba.
Cuando terminaron de cachearme y se  cercioraron de que no era un terrorista, me dejaron ir. Eri intercambió una mirada de disculpa con Niall, que hizo un gesto con la cabeza, y se acercó a mí.
-Milord-extendió su mano hacia mí. Le sonreí.
-Milady-le ofrecí el brazo y ella se cogió a él. La verdad es que molaba tenerla casi a la misma altura, y el vestido que había elegido (todos debíamos ir de etiqueta) le resaltaba más el bronceado de su piel. Comparamos nuestros tonos mientras avanzábamos hacia la cámara de los comunes. Yo gané a piel más oscura, pero ella tenía un ligero tono dorado, como caramelo, que le sentaba realmente bien.
-Pero sigo siendo más guapo yo-la atajé, interrumpiendo su risa y empezando yo una nueva.
La sala estaba abarrotada de gente no paraba de parlotear, por lo que el estruendo hacía vibrar las paredes. Niall se pegó instintivamente a Liam, que lo miró sonriendo y le susurró algo que no llegamos a oír.
El irlandés miró a la español y repitió lo mismo que había dicho ella cuando se acabó su solo en el acústico de One Thing.
Eri había farfullado algo cuando en la radio sonó "all day and all night", el último verso de Niall.
Justo cuando Louis acababa de empezar con el suyo, Niall se echó a reír a carcajada limpia.
-¿Me has entendido?-había sonreído ella. Niall asintió-. ¿Vas a decírselo?
-No, ¿quieres que lo haga?
-Si lo he dicho en español, por algo será.
Solo  esperaba que no fuera algo demasiado cruel. Aunque, si lo hubiera sido, Niall no se habría reído.
Un chico joven nos acompañó hasta nuestros asientos, sin tener reparos en admirar las piernas de Eri. Louis le clavó una mirada reprobatoria hasta que salió de la estancia y, acto seguido, se puso a hablar con Adele, a la que tenía sentada a su lado.
Nos mandaron callar cuando entró el organizador de la clausura, y un silencio sepulcral se apoderó de la estancia.
Sebastian Coe capturó a su audiencia nada más abrir la boca. Nos felicitó a los que habíamos estado presentes en la ceremonia de apertura de los Juegos, y nos comunicó que tenía planeado algo mucho más grande en cuanto a música se refería para la clausura. Aplausos eufóricos llenaron la estancia.
-Todos y cada uno de ustedes tienen un sobre cerrado delante de ustedes, ¿cierto?
Asentimos en silencio.
-Bien. En ese sobre está el programa de clausura de los Juegos, que no se llevará a debate en caso de deseo de alguno de los aquí presentes en este mismo momento, si no más tarde, a la salida de los demás. Dicho programa tiene todas y cada una de las especificaciones necesarias para los artistas involucrados, que, les adelanto, son todos los que están en esta sala.
Louis miró a Harry y a Liam por encima del hombro, en un gesto de "se la van a comer, que me dejan sin ella, que me la comen".
-Pueden abrirlo.
Eri alargó el brazo, casi histérica, y abrió el sobre de un tirón. Sacó el libreto que había en él y devoró su contenido con ansia. Pasó las páginas de forma frenética, saltándose las de explicación, donde se nos decía que como una sola coma se filtrara, lo lamentaríamos hasta el día de nuestra muerte; las de agradecimiento por la colaboración; y la lista de gente que iba a actuar, por orden alfabético y con los miembros de los grupos introducidos todos juntos en unas llaves.
Cerró los ojos cuando sintió que todas las miradas se centraban en ella, las miradas que habían hecho exactamente lo mismo que ella, que yo o que el resto de los chicos: apresurarse en llegar al guión de la clausura y ver en letra cursiva y negrita su nombre, seguido del título 4 minutes, de Madonna.
Taladró a Sebastian Coe con la mirada.
-¿Por qué ella, justo ella? ¿Ella, que no es ni británica, que nunca ha actuado antes, precisamente ella?-ladró Elton John. A pesar de la admiración que sentía por él, Niall le lanzó una mirada envenenada. Louis no se cortó un pelo, pues no le caía nada bien aquel hombre. Liam, Harry y yo paseamos la vista por la sala, que de repente le lanzaba miradas recriminatorias y de apoyo a partes iguales a uno de los grandes de la música británica.
-Porque hemos visto cómo anta, sir Elton. Usted debería haberla visto también, ¿no cree?
Se colocó las gafas de color rosa sobre la nariz e hizo un gesto con la mano.
-No tengo tiempo para ver el desfile de deportistas, señor Coe. Me basta con ver mi actuación en la apertura. ¿O se le ha olvidado?
El semblante de Sebastian se tornó rojo de furia.
-No creo que la chica sea el problema-declaró el batería de Pink Floyd-. El problema es mi banda. No actuaremos juntos, y este comité lo sabe. Exijo que se nos ponga o bien por separado, o bien se nos elimine.
-Tenemos otro tema entre manos,  Nick, gracias. Esta cría se va a llevar una gloria que no le corresponde.
Esta vez fue Eri la que se puso roja de rabia.
-¿Por qué no me corresponde, si puede saberse?-se levantó y se enfrentó a él con la mirada, que le dedicó una sonrisa condescendiente.
-¿Sabes quién soy, acaso, niña?-espetó, sonriendo. Ya nadie le apoyaba con la mirada, sino que la reprobación fue la causa reinante a partir de entonces.
-Sí, sé quién eres, y perdona que no te quiera besar los pies, pero, ¿sabes? En el fondo todos sabemos que eso no es por mí. ¿Qué mas te dará a ti que cante yo o que cante el mismísmo John Lennon si no vas a estar tú en el escenario? Reconócelo, Elton. El problema es la canción.
-Sir Elton para ti, niña.
Eri le dedicó una sonrisa cínica. Louis agachó la cabeza para ocultar la sonrisa de orgullo y en parte de vergüenza por creer que ella no sabría defenderse.
-Oh, disculpa. Soy española. En mi tierra no tenemos ese tratamiento, señor John.
-¡NO TOLERARÉ QUE SE CANTE UNA CANCIÓN DE ESA FULANA EN LOS JUEGOS DE MI PAÍS ESTANDO YO PRESENTE!-bramó, levantándose y lanzándole un dedo acusador.
-¿Madonna? No va a cantar ella. Cantaré yo.
-Es casi lo mismo, criatura.
-No, no lo es. No la tendrá a tiro. Además, ¿qué le importa? ¿Acaso se ha metido con usted? Le contaré algo. Soy fan de ambas. De Madonna y de Gaga. ¿Me ve despreciando a alguna de las dos por el simple hecho de que se peleen? Eso no es ser fan ni es ser nada. Eso es ser una veleta. Puedo querer a mis ídolas por muy mala que sea su relación. Así que dígame quién es el crío aquí. Yo, que acepto lo que me dan, pues son órdenes de arriba, o usted, que protesta porque una extranjera va a cantar una canción de una mujer a la que usted no soporta. Por favor, señor John. Creía que era mayor que yo-alzó los brazos en un gesto de impotencia y se sentó.
Entonces, la Cámara de los Comunes estalló en sonoros aplausos, mientras Elton inspeccionaba la sala con gesto rabioso. Le habría pegado un tiro a mi amiga si la hubiera tenido a tiro y si tuviera con qué.
-¡LA REINA NO DEBERÍA CONSENTIR ESTO EN SU PAÍS! ¡ES UNA VERGÜENZA! ¡UNA EXTRANJERA CANTANDO EN LOS JUEGOS!-clamó por encima del griterío.
Entonces, una anciana sentada en la primera fila, a la que yo había dado por una vieja gloria olvidada, se quitó el sombrero que tapaba prácticamente su cara, y fulminó a Elton John con la mirada.
Una exclamación de sorpresa resonó en toda la estancia.
-Majestad-me uní al murmullo e incliné la cabeza, sin atreverme a levantarla. Niall me tocó el hombro y me obligó a incorporarme justo para ver cómo la reina se acercaba al alborotador.
-Vergüenza es tu comportamiento, Elton. Debería darte vergüenza. ¿Cuestionar las decisiones de tu país? ¿De tu propia reina? La chica está aquí porque así lo deseo yo.
Elton se puso pálido, miró a Eri y luego a la reina de nuevo.
-Majestad... yo... yo...
-Caballeros-ordenó la reina sin apartar la vista de él-, acompañen al señor John a la puerta. Debo hablar  con él en privado. Pero no ahora. Más tarde.
Eri se llevó las manos al rostro y se inclinó hacia delante. Louis y Adele le susurraron palabras de ánimo, mientras él le acariciaba la cintura disimuladamente.
Tal vez Louis finalmente llevara razón.
Finalmente, Elton se quedó a la puerta. Una de las Spice levantó la mano, y le pidió a Eri que cantaraalgo, alegando que no había podido ver su actuación en la apertura. Sebastian y la reina alzaron una ceja, pero le dieron luz verde a mi amiga, que, ayudada por Adele, cantó Someone Like You.
Su voz hizo qu no la odiaran en aquella sala.
Y también que Elton John no controlara sus temblores de pura rabia.

La gente iba saliendo tan rápido y eficazmente como podía de la sala. Eri se excusó de nosotros, bajó hasta el ancho pasillo y le susurró algo a la reina, que asintió. Ella hizo una profunda reverencia, le besó la mano y murmuró un "gracias, Majestad", que llenó toda la estancia. Subió a donde estábamos nosotros y abrazó a Adele.
-Muchísimas gracias-le susurró en su oído. Adele le acarició los rizos al tiempo que tocaba su incipiente barriga, abrazando a su hijo no nato.
-El placer ha sido mío, querida.
Entonces, Louis la obligó a darse la vuelta, la cogió de la cintura y le sonrió. Unieron sus frentes, él dijo algo, ella se rió, asintió y se besaron.
Todos alrededor de nosotros sonrieron.
Ahora entendían por qué una extranjera iba a tener el honor que muchos de nuestros compatriotas ni se atrevían a pedir.

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