miércoles, 8 de agosto de 2012

Oh, I just can't wait to be queen♪

Alba le dirigió una mirada envenenada a Liam cuando este se ofreció a llevar su maleta.
-Puedo llevarla yo, no estoy manca, ¿sabes?-espetó, cogió el mango del objeto en cuestión y echó a caminar en dirección a la terminal. Noe, sin embargo, sonrió a Harry cuando este le hizo el mismo ofrecimiento.
-Si no te importa...-aunque su mirada estaba chillando ¡Hazlo, hazlo! ¡Así sabrán que estás conmigo!.
Liam siguió con la mirada a Alba mientras esta se metía en la terminal con la cabeza bien alta. Sola. Ninguno se movió.
-¿Qué le pasa ahora?-preguntó Niall, mirándola preocupado-. Creía que lo habíais arreglado.
-Sí, yo también-suspiró Liam. Miró a Harry y a Noe, que llevaba su mochila colgada del hombro, volvió a suspirar y caminó detrás de su... ¿novia? ¿follamiga? ¿Chicaconlaquesiempresepeleaparaluegoterminarfollandosalvajemente?
Lou me besó suavemente en la cabeza; alcé la vista y lo miré. Nos sonreímos y caminamos detrás de los chicos.
No tardamos en encontrar a mi amiga, que observaba  de mal humor los paneles con las salidas, buscando el aeropuerto de Asturias en ellos. Se giró cuando nos sintió cerca de ella.
-No sé dónde tenemos que facturar las maletas, Noe-murmuró en español, procurando hacerlo para que los chicos no la escucharan. Niall sonrió; la había entendido. Los demás lo miraron, y él tradujo en susurros la preocupación de Alba.
-Alba, corazón...-intervine yo, ella me miró esperanzada- No es por nada, pero estás mirando el panel de llegadas.
Se dio la vuelta y estudió el dibujito del avión con el morro inclinado hacia abajo con la boca abierta. Luego se echó a reír con uan risa falsa, nerviosa.
Claro, claro.

Una hora y media después, estaban ultimando las cosas que meterían de equipaje de mano, y las que decidían dejarme a mí finalmente para cuando regresaran a Londres.
-Me cago en la puta Sanchez-gruñía Noe mientras paseaba los dedos por las revistas de un kiosco, eligiendo los títulos y las portadas que más le gustaban-, ¿qué más le da dejarme aquí una temporada más? En el fondo me odia. Y supongo que yo a ella. Qué asco de mujer. Qué as-co. Y tú, tú eres una maldita zorra. ¿Por qué tus padres tienen que ser tan guays, dejarte aquí con tus amigos y tu novio, ante cualquier peligro de que Luisín te deje preñada? ¡TE ODIO, MAMÁ, TAMBIÉN CONOCIDA  COMO LA SÁNCHEZ!-ladró, haciendo que una anciana se girara para observar a la extranjera histérica que no dejaba de despotricar contra algo que la mujer no conseguía entender. Miró a Noe por encima de sus gafas, sacudió la cabeza, su pelo blanco bailó ante el movimiento, y continuó hojeando una revista de corazón de vieja (la típica que pone un circulito rojo en las piernas de las famosas para señalar celulitis y/o estrías aumentadas mil veces con Photoshop).
-Noe, ya hemos hablado de lo que pienso hacer, y eso, además, no es asunto tuyo. Ni de mis padres, si me apuras.
-Claaaaaaaaaaaaaaaaaaaaro-asintió Alba, acercándose a mí-. Si te quedas preñada, no es cosa de tus padres.
-Me da la impresión-protesté, casi gritando. La señora volvió a girarse- de que soy la ÚNICA que no lo ha hecho con su novio A PESAR DE QUE LAS DEMÁS NI SIQUIERA ESTÁBAIS CON ÉL CUANDO LO HICISTEIS. Así que no me jodáis, ¿vale? Sabemos todas quién es la mente pensante de las tres.
Alba entrecerró los ojos, Noemí me dirigió la típica mirada de "no miramos a nadie, ¿verdad, Eri?" (los ojos abiertos como platos y las pupilas dilatadísimas), para terminar las dos sonriendo. Yo sonreí para mis adentros y anoté un número más en mi marcador de peleas Eri-El resto del mundo.
Soy la puta ama y me doy besos por ello. Muá, muá.
 -Así que mente pensante, ¿no?-inquirió una mientras yo le echaba un vistazo a la Rolling Stone inglesa. Sonreí.
-Las mejores ideas son siempre las mías.
-Zorra.
-Puta.
Abracé a Noe y le di un beso a Alba en la mejilla. Luego, fuimos a donde los chicos, que esperaban mientras Niall decidía qué chuches comprar. Qué raro. Niall pensando en comida. Una cosa extrañísima.
Una voz femenina anunció que el embarque del vuelo de mis amigas comenzaría en unos minutos. Nos pusimos a la cola junto a ellas, mientras preparaban sus cosas para pasar por los controles que nos separarían. Noe no paraba de mirar a Harry, que a su vez no quitaba ojo de unas chicas mayores que teníamos delante, especialemente de una rubia despampanante con unas piernas kilométricas. Zayn le dio un codazo para avisarle de que su novia lo estaba mirando; él se giró y le dedicó una dulce sonrisa a Noe que pareció tranquilizarla.
Cuando colocaron las mochilas en la bandeja, Liam se acercó a Alba por detrás, miró alrededor para asegurarse de que nadie miraba, la giró y rápidamente le dio un beso en los labios. Alba ni siquiera pudo cerrar los ojos. Liam le sonrió ligeramente, se encogió de hombros, y se largó antes de que ella pudiera darle un par de gritos por aquello. Aunque en realidad estaba demasiado atontada.
Noemí se puso de puntillas para intentar besar a Harry, y este le dio un beso en la mejilla. Se quedó a cuadros, cogió su bandeja con la mayor chulería posible y se encaminó hacia los controles.
Nos dirigieron una mirada triste a todos cuando recogieron sus cosas, sacudieron las manos en un gesto de despedida y desaparecieron por la terminal.
Liam y Harry suspiraron aliviados. Les lancé una mirada inquisitiva.
-No más peleas-murmuró uno.
-Más fiestas-replicó el otro, aunque en su mirada había un deje de tristeza.
No pude evitar la cara de Noe cuando su madre la llamó gritando que debía regresar in-me-dia-ta-men-te a casa. Alba en un principio se cachondeó, pero, no sabemos cómo, su madre terminó llamando también, sugiriendo a su vez si no sería  momento de volver. Noemí le respondió a su madre con gritos, mientras que la otra se limitó a asentir en silencio cuando su madre le explicaba que su hermano la echaba de menos.
-Tal vez esté bien que me tome un tiempo en casa...sola-nos sugirió a una colérica Noemí y a una estupefacta yo, que de repente me veía sola con los chicos. Estupefacta en el sentido de que podría hacer lo que me diera la gana sin tener que preocuparme porque en el instituto la gente se girara (más) cuando pasaba a su lado.
Las dos notamos que se refería clarísimamente a Liam. Alba le quería mucho, pero no soportaba que él sufriera cada vez que lo tocaba, pues seguía torturándose con lo que pasó en casa de mi amiga hacía apenas una semana.
Me sorprendí al darme cuenta de lo mucho que habían cambiado las cosas en tan solo una semana.
Primero, me llevaban a traición a Buckingham Palace a conocer a Su Majestad Isabel II de Inglaterra.
A continuación, Alba y Liam follaban en casa de ella sin ser novios siquiera.
Luego, Noemí reñía a Harry, haciendo que este se sintiera mal y se quedara sin camiseta en su habitación con la ventana abierta para acabar cogiendo un catarro, yendo al hospital, haciendo peligrar su voz, y terminar haciendo que Noe se sintiera lo suficientemente mal como para decidir que podría aceptar que Harry fuera mujeriego y llegar incluso a abrirse de piernas.
Y, por último, mis amigos me vendían para que cantara en la apertura de los Juegos. Mi cuenta de Twitter consiguió el tan ansiado tick de verificación, y los tan ansiados millones de seguidores.
Dos.
En una noche.
Eleanor y Danielle habían tardado un año en conseguir un millón, y yo las había superado a ambas en una noche.
Eleanor y Danielle...
Eleanor.
Cuando quise darme cuenta, estábamos en el coche de vuelta a casa. Harry estaba contando a los chicos lo buena que era Noe en la cama. Niall se reía como loco con las comparaciones que hacía el ricitos, Zayn escuchaba con atención, Liam conducía aburrido y Louis miraba por la ventana, absorto en sus pensamientos.
En que, por ejemplo, él era el único que tenía una novia formal, y dicha novia había decidido que el sexo no entraba en sus planes inmediatos.
Que tú sepas, mi amor.
-Teníais que ver cómo se mueve, con una sensualidad... parece una gogó, joder. Tuve que contenerme para hacérselo despacio y no hacerle daño-Harry suspiró, puso los ojos en blanco, y el irlandés se rió-. Va en serio. La ves ahí, tan pequeña, y te dan ganas de protegerla, pero luego la metes en una cama y es como una tigresa.
A mí me han catalogado como zorra, Harry, pensé con sorna, recordando una conversación con la que se suponía que era mi "mejor amiga".
Dios, Eri, vas a ser una zorraaaaaaaaa....
Lo que tú digas, colega.
-Y luego igual flipáis cómo lo pasamos después, ya me entendéis, ¿no?-le dio un codazo a Zayn y este asintió, conteniendo uan risa-. Jo-der, tíos. Latinas. ¡Latinas! ¿Por qué no seremos españoles también, tíos? Las latinas sí que saben follar bien, joder.
 Sonreí a mi reflejo en la ventana mientras observaba a los coches pasar. Volví a sumergirme en mis pensamientos, momento que los chicos aprovecharon para mirarme con intención. Seguí escuchando su conversación, sin embargo.
-¿Y tú, Lou? ¿Ya te has beneficiado a nuestra pequeña estrella, aquí presente?-inquirió Harry, alzando las cejas, sugerente. Louis se echó a reír.
-Qué va. No me deja.
-Eri-Harry se giró hacia mí, y los demás lo imitaron. Louis tenía un gesto de disculpa-, eso no se hace, eh. Eso no se hace, mujer.
-Estrecha eres-murmuró Louis, riéndose más fuerte. Liam lo miró de reojo.
-Cerrad la boca. Los dos-protesté, sonrojándome.
-Es coña, nena. Ya sabes que no me importa esperar.
-Si te quiere, esperará-comentó Niall por lo bajo. Harry se echó a reír con fuerza.
-No entiendo por qué ves eso como algo malo, Niall. Es casi como un intento de tener hijos. Y cuando quieres tener hijos con una persona, es porque la quieres mucho, ¿verdad?-Louis apretó la rodilla del irlandés, que asintió lentamente.
-Supongo.
-O porque en el fondo lo necesitamos. Se nos ha hecho viciosos por algo-sugirió Harry.
-Te han hecho vicioso a ti, chaval-espetó Liam, mordiéndose el labio inferior. Adelantó al coche que teníamos delante con rabia. Harry lo miró.
-No vicioso en el sentido de... quiero decir... me dejo llevar.
Liam murmuró algo que no oí.
-¿Qué?
-Que a veces dejarse llevar es lo peor que puedes hacer-repitió él, en voz alta.
Un silencio profundo inundó el coche. Lou miró por la ventana, casi podía oír sus pensamientos, buscando algo gracioso que decir para relajar el ambiente.
-Depende-murmuró uno de ellos.
-No, Zayn, no...
-NO, PROTESTÓ JIMMY-ladré. Nos echamos a reír, Louis se giró en su asiento y se estiró para que chocara los cinco con él. Eri y Lou habían vuelto.
Cuando nos hubimos calmado, Liam retomó su debate.
-Zayn, cuando no vas a tener nada más que sexo con una chica, cuando solo la ves una noche, puedo hasta entenderlo, y mira que a mí eso no me va, ya lo sabéis. Todos. ¿No?-me miró por el espejo retrovisor, y asentí-. El problema es cuando te tiras a esa chica, esa chica está enamorada de ti, a ti ella te gusta, pero no sabes si la quieres, y acabas viéndola todos los días. La chica se piensa que ha sido un polvo de una noche, que no es importante, se siente utilizada, se vuelve borde contigo y tú a veces sientes ganas de darle una bofetada y estamparla en la pared...-tomó aire, cerró un momento los ojos. Louis se inclinó con gesto preocupado para agarrar el volante, con cara de pánico. Niall se rió ante el gesto de su amigo.
-No me malinterpretéis, tíos, me gusta Alba, pero a veces es insoportable. Tan pronto parece querer besar el suelo por donde piso como ser capaz de cortármelos con un cuchillo.
-Y supongo que no ayuda que la pilles muchas veces embobada mirando fotos tuyas en su móvil-asintió Harry con un hilo de voz.
-Exacto.
Volvieron a girarse a mirarme.
-¿Tienes fotos mías en el móvil, Eri?-inquirió Louis. Me encogí de hombros.
-Supongo.
-¿Superan el centenar?-quiso saber nuestro chófer. Fruncí el ceño, aterrorizada, y negué frenéticamente con la cabeza.
-¡No!
-Protestó Jimmy.
-Calla, Lou. ¿Qué voy a tener cien fotos tuyas? Ni siquiera tengo cien de todos vosotros, por dios. ¿Tienen tantas ellas?
-Noemí tiene una carpeta para mí solo en la BlackBerry. Y otra para Justin Bieber.
-Alba tiene 147 fotos mías. Ciento cuarenta y siete. Ni siquiera yo tengo tantas fotos en Facebook.
-Noemí tiene 123 mías. Y 416 de Justin.
Niall se rió de tan baja cifra.
-El día que alcance mis cinco mil ochocientas cuarenta y dos, que me llame.
-Dios, Niall-gruñó Louis. Zayn le dio una colleja (a Niall , no a Louis).
-Tengo catorce-conté las fotos que tenía en el teléfono y se lo acerqué a Lou.
-Te  creo, nena.
-Es para que eches un vistazo. Eres más guapo en foto que en persona-le guiñé un ojo, él puso cara de ofendido y me arrebató el móvil. Niall se echó hacia atrás para poder expulsar sus carcajadas a gusto.
Entonces me acordé.
Tenía tres fotos de Eleanor y Louis allí. Dos con el pijama conjuntado tan mono, y otra de ellos dos en bañador.
Mierda, mierda, mierda.
Ahora faltaba que la viera, se acordara de todo y me dejaran en la carretera.
Tranquila, susurró una voz dentro de mí, voz que olvidaría a los segundos de escucharla, a la vez que mi preocupación, solo puedes verme tú.
Sacudí la cabeza, confundida, cuando noté el temblor injustificado de mis manos. ¿Qué...?
Louis me devolvió el teléfono; había cambiado el fondo de pantalla por una foto que teníamos los dos juntos, sonriendo  a la cámara. Me sorprendí cuando vi que no tenía brackets, y luego recordé los estéticos que me habían puesto, idénticos a los de Niall, para la actuación de la noche pasada. Me los quitarían esa tarde.
Rebusqué entre las fotos, nerviosa, hasta que encontré el motivo de mi pánico. Allí estaban las tres fotos. Solo que Louis no las había visto.
Le di las gracias al karma por hacer de mi vida una mierda hasta entonces y verse obligado a devolverme tal cantidad descomunal de favores. Lo más lógico e inteligente habría sido eliminar las fotos en ese mismo instante, pero uan parte de mí no quería condenar a Eleanor al olvido total. Al fin y al cabo, si ella no estaba allí era porque yo le había quitado el sitio. Lo menos que podía hacer por ella era tener un par de fotos para recordar su cara de niña dulce.
Nos habríamos caído bien si yo no me la hubiera "cargado" y expulsado de "ese plano universal". O como quisiera llamarlo la pitonisa.
-¿Por eso discutís tanto, Liam?-pregunté, rezando para que no le pareciera mal la pregunta. Se encogió de hombros, me miró, y al ver mi gesto preocupado, le quitó importancia con un gesto.
-Supongo que en parte es por eso. No sé, es muy bipolar. En un momento dado me adora, chilla cuando salgo por la tele (y eso no ayuda en las relaciones, por eso tú y Louis sois la única pareja aquí, porque te controlas cuando nos ves por ahí), y, cuando voy a darle un beso de buenas noches, me mira, frunce el ceño y suspira de alivio cuando salgo de la habitación. Y eso es genial para mi autoestima, ¿sabes?
-Supongo-asentí, en realidad entendía a qué se refería. Me había dolido en su momento cuando le pedí a Lou que durmiera conmigo y él me dijo que no, hasta que al final comprendí que tal vez fuera ir demasiado rápido. A fin de cuentas, llevábamos tres semanas y yo ya estaba viviendo con ellos.
Aunque la convivencia funcionaba porque también éramos amigos. Muy amigos. Íntimos.
Siempre había sabido que mi novio sería mi mejor amigo, y con Louis aquello se cumplía.  Niall era muy tierno y comprensivo, Harry y yo chocábamos bastante, complementándonos y cuidando el uno del otro, Zayn escuchaba ensimismado mis relatos de mi país y me contaba costumbres del de sus padres y su religión, y Liam y yo éramos idénticos. Preferíamos ir a la cama cuanto primero mejor, no nos importaba madrugar, cuidábamos de los demás (Liam de los chicos y yo de las chicas) haciendo el papel de padres, y, además, podíamos sentarnos a ver cualquier película de Taylor Lautner y debatir horas y horas acerca de sus papeles, además de música, ya que sus gustos eran muy parecidos a los míos.
Pero Louis era Louis. Podía contarle hasta mi más oscuro secreto, que él no se alejaría de mí. Podía ponerme borde, y él se sentaría a mi lado hasta que se me pasara. Podía decirle que estaba asustada y él me abrazaría, me besaría en la frente y me diría que estaría allí conmigo siempre. Podía pedirle que cambiara de canal cuando en la tele echaban una escena de una película que a mí no me gustaba (no soportaba la visión de la sangre, y el sonido ese que ponían en las pelis cuando los asesinos en serie se ponían a revolver en las tripas de las víctimas, por eso en cuando veía que una peli era para mayores de 18 salía pitando de la habitación en casa de mis padres, y eso con mi chico no pasaba) o me daba asco. Podía despertarlo de madrugada, diciendo que había tenido una pesadilla, que él me abrazaría, me llevaría a mi cama y se tumbaría conmigo hasta que le hiciera saber que podía marcharse.
Podía decir la más absoluta estupidez delante de él, que él se reiría.
Pero, lo más importante para mí, es que podía cambiarme de ropa delante de él sin sentir vergüenza de mí ni de mi cuerpo, ni antes ni ahora. Ahora ya me daba igual que los demás me vieran en bikini, antes me daba un poco de corte. Pero con Lou sentía que podría quedarme completamente desnuda delante de él sin sentir ningún pudor ni nada por el estilo.
En sus ojos había un amor y una adoración mezcladas, como si fuera su ama, su señora, que en los de los demás no aparecía. Con los demás era Eri, la pequeña Eri con la que tan bien lo pasaban, la que sabía escuchar y qué decir, aquella pequeña diosa para algunos y diva para otros que siempre encontraba algo ocurrente de lo que aprovecharse para ser adorada; pero con Louis, era lo más cercano a aquella "Ella" con mayúsculas que me había imaginado desde pequeña, esa Ella que había nacido para estar con ese Él, no importara lo que pasase.
Lo siento, Taylor. Otro me ha pescado antes.

-Tengo que enseñaros algo, chicos-se excusó Louis, subiendo la escalera y dejándonos en el vestíbulo, esperando a que volviera. Los demás se miraron entre ellos, preguntándose qué sería aquello que Lou guardaba con tanto celo.
-Yo lo sé-susurré con un hilo de voz. Se acercaron a mí y trataron de sonsacármelo de todas las formas posibles, incluyendo, cómo no, las cosquillas.
Me ayudaron a levantarme del suelo cuando BooBear llegó con la libreta en la que había estado escribiendo por la mañana. Nos condujo a una nueva habitación (¿cuántas habitaciones tendría aquella casa?), nos hizo sentarnos mientras arrancaba las hojas escritas de su libreta. Le dio un par de hojas a cada uno. Una canción a cada uno. Y mi favorita, me la pasó a mí. Se sentó a mi lado, presidiendo la mesa, mientras los demás leían a toda velocidad los papeles que tenían entre las manos. Harry incluso movía los labios en una melodía que aún no había nacido.
-¿De dónde has sacado esto, Louis?-preguntó Liam, mirándolo asombrado. Louis carraspeó, intentando ganar confianza. Le apreté la mano por debajo de la mesa: ¿de verdad tienes miedo de ellos?
-Las... las he escrito yo-murmuró con un hilo de voz. Niall sonrió sin apartar los ojos de la hoja; Harry observó a Louis como si, de repente, lo rodeara un aura dorada.
-Son bombas, tío.
-No son bombas, Harry-replicó Zayn-. Son la maldita bomba atómica. Son un agujero negro. ¡Son una jodida supernova! ¿Sabéis lo que significan?-sacudió las hojas en el aire, mirando a los demás- ¡Significa que estamos listos para ser nosotros los dueños totales de nuestro disco! ¡Que se acabaron los favores! ¡Que las Directioners entrarán en nuestro corazón cuando las escuchen!
Pude notar cómo Louis se relajaba con las palabras de Zayn. Nos sonreímos.
-¿Cuánto llevas escribiéndolas?
-Las escribí en una hora.
Fue entonces cuando Niall se giró a  mirar al mayor del grupo.
-Es coña-replicó-. ¿De verdad?
-Sí...-me miró con timidez-. Cuando Eri y yo discutimos.
Harry se echó a reír, nos miró a ambos y asintió con la cabeza.
-Quédate un año, si quieres. O dos. No nos importa. ¡Qué coño! ¡Quédate hasta que te mueras, pequeña estrellita y musa!
-Tal vez deberíais pelearos más a menudo, chicos-sonrió Liam, sin un deje sarcástico en su voz. Supuse que se estaba preguntando si sus peleas con Alba serían útiles en el mismo sentido que las de Lou.
Les pasé la última canción, que devoraron con ansia hasta el último verso, y sonrieron.
-Esa es mi favorita-expliqué. Miré a Louis, y él me miró a mí.
-Tíos-los llamó, atrayendo su atención-. ¿Y si One Direction colaborara con una estrella emergente? ¿Y si hacemos de Justin Bieber con Carly Rae Jepsen?
-¿Y si canta ella con nosotros la quinta?-Niall sugirió eso último con expresión gloriosa. Miré a los chicos, que asentían bastante convencidos. Y fue cuando lo entendí.
La canción me gustaba porque había una parte en la que hablaba una chica.
En la que hablaba mi yo musical.
En la que yo podría poner mi voz.
Louis me miró sonriendo. No supe si lo había hecho a posta, o si lo había hecho sin querer, pero lo cierto era que había creado la canción con la que me haría famosa.
No pude evitar recordar a Noe y su entusiasmo con las clases de canto. Ni a mí con los planes de comprar uan guitarra, aprender a tocarla y hacer covers en Youtube, intentando ser la próxima Justin Bieber.
A la mierda las covers. Voy a ser una estrella.
Besé a mi mejor mánager y mi ángel de la guarda como nunca antes lo había hecho, mientras los chicos se preparaban para darle una melodía a su canción.
Nuestra canción.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dedica un minutito de tu tiempo a dejarme un comentario; son realmente importantes para mí y me ayudarán a mejorar, al margen de la ilusión que me hace saber que hay personas de verdad que entran en mi blog. ¡Muchas gracias!❤